A.I. Needs Copper. It Just Helped to Find Millions of Tons of It
Bearak, Max [2024], "A.I. Needs Copper. It Just Helped to Find Millions of Tons of It" The New York Times, New York, 11 de julio, https://www.nytimes.com/2024/07/11/climate/kobold-zambia-copper-ai-minin...
Max Bearak es reportero de The New York Times. Cubre temas relacionados con políticas energéticas, negociaciones climáticas globales y nuevos enfoques para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero; desde una perspectiva geopolítica. Se centra en países como India, Ucrania y regiones como África oriental.
La búsqueda de yacimientos de minerales, necesarios para la transición energética y tecnológica, requiere de métodos cada vez más sofisticados para hallarlos. La empresa KoBold Metals ha estado desarrollando durante años tecnologías impulsadas por inteligencia artificial (IA) y la ciencia de datos encaminadas a la detección de minerales. En 2023 los analistas de datos de la empresa encontraron en Zambia un yacimiento de cobre a una milla bajo tierra.
En julio de 2024 KoBold Metals informó a sus socios comerciales acerca de la magnitud de su hallazgo: de acuerdo con sus estimaciones, durante varias décadas, la mina producirá 300 000 toneladas de cobre al año, generando ganancias anuales equivalentes a miles de millones de dólares. Estas estimaciones ya han sido corroboradas por investigaciones independientes, quienes confirmaron el tamaño del yacimiento. Asimismo, KoBold Metals prevé que el valor de la mina crezca cuando consiga mapear la extensión completa de su mineral.
El autor sostiene que este hallazgo transforma radicalmente la forma en que se buscan minerales de importancia económica crucial, además de que contribuiría en gran medida a la lucha contra el cambio climático a través del enfoque de reducción de emisiones con la implementación de energías renovables (dato crucial 1). Asimismo, esto tiene grandes implicaciones geopolíticas, en un contexto en el cual Estados Unidos y China compiten por el acceso global a los minerales necesarios para la fabricación de tecnologías de energía renovable.
KoBold Metals se originó en Silicon Valley. Sus productos formaron parte crucial de la economía de Estados Unidos, no obstante, el crecimiento de sus negocios depende de la disponibilidad de cobre, cobalto, litio y níquel; minerales cruciales para la fabricación de productos de consumo (teléfonos inteligentes, autos eléctricos, etc.), de infraestructura para las energías renovables, así como de tecnologías de IA y armas avanzadas.
Se requieren baterías de iones de litio del tamaño de una casa como respaldo para las redes eléctricas de Estados Unidos, a medida que la energía solar y eólica sube y baja. Los centros de datos impulsados por inteligencia artificial demandan enormes cantidades de cobre. La producción de armas requiere níquel y cobalto.
Connie Chan —socia de Andreessen Horowitz, la firma de capital de riesgo más grande de Estados Unidos y una de las primeras inversionistas en KoBold Metals— expresó las preocupaciones en cuanto a las enormes cantidades de materias primas que se requieren para hacer posible la transición energética y tecnológica. La magnitud del problema es tan grande que, de acuerdo con estimaciones del Foro Internacional de Energía, cada año se requerirán muchos más yacimientos del tamaño del hallazgo de KoBold Metals en Zambia para sustentar las cadenas de suministro globales (dato crucial 2).
La industria minera tradicional utiliza técnicas de exploración que han permanecido sin cambios en un siglo, lo cual ha ocasionado problemas de accesibilidad porque cada vez era más difícil encontrar nuevos yacimientos y el costo de estos estaba aumentando.
Por otro lado, Estados Unidos mantenía sus preocupaciones respecto a su falta de capacidad para el suministro de materias primas esenciales, dado que cuenta con pocas plantas de procesamiento de minerales nacionales y extranjeras. Es por ello que mantiene una excesiva dependencia de China para el aprovisionamiento de estas (dato crucial 3).
Frente a esto, el hallazgo de KoBold Metals ha generado entusiasmo y atraído nuevas inversiones de fondos de capital privado estadounidenses y europeas, las cuales gestionan colectivamente billones de dólares en activos. Entre estos se encuentran los gigantes de Silicon Valley como Bill Gates y Sam Altman, de OpenAI, quienes invirtieron cientos de millones de dólares en KoBold Metals.
Por su parte, KoBold Metals ha visto en sus tecnologías avanzadas de búsqueda de minerales una oportunidad para mantener sus ganancias crecientes, dado que sus hallazgos garantizan el aprovisionamiento de minerales esenciales. Esta empresa tiene alrededor de 60 proyectos de exploración en varios países. En Zambia, se prevé que la extracción de cobre comience a principios de la década de 2030. Mientras tanto, está invirtiendo 2.3 miles de millones de dólares en su primera mina y negociando asociaciones con contratistas y gobiernos. Depende en gran medida de Estados Unidos para el financiamiento de un nuevo ferrocarril que permita la exportación del cobre. Además, debe enfrentarse a los compromisos socioambientales que generará su actividad minera.
Minería y detectores de muones
Daniel Snowden —jefe del Departamento de Física en Occidental College, Los Ángeles— está desarrollando un dispositivo que KoBold Metals podría usar para encontrar minerales esenciales. Este aparato bajará por un pozo de perforación para identificar muones (partículas subatómicas) y enviar lecturas de densidad del mundo subterráneo. Esta técnica es nueva en el campo de la minería, ya que su aplicación hasta ahora se había limitado en la detección de la ubicación de cámaras funerarias y la localización de túneles ilegales en las fronteras.
KoBold Metals está dirigiendo todos sus esfuerzos a la sofisticación en sus procesos y mecanismos de búsqueda de minerales. Además del detector de muones, cuenta con una creciente base de datos: TerraShed. Esta incluye decenas de millones de documentos que se superponen para generar modelos tridimensionales de lo que podría encontrarse en el subsuelo (dato crucial 4). TerraShed se alimenta de los archivos mineros de Zambia que la empresa está digitalizando. Además, KoBold recopila sus propias lecturas de radar y magnéticas que obtiene volando aviones (Cessnas modificadas) sobre territorios estratégicos.
Con ayuda de sus mecanismos tecnológicos, KoBold Metals ha conseguido facilitar la búsqueda de nuevos yacimientos de minerales. La mina de cobre de Zambia es un ejemplo de ello. Pese a que la zona donde se detectó pertenece a la Provincia del Cinturón de Cobre, la minería tradicional no había podido identificar el yacimiento.
Lo cierto es que las economías de Zambia, así como de Rodesia del Norte (su predecesor colonial) han dependido en gran medida por el cobre, mineral requerido por las civilizaciones. Desde la Edad de Bronce, el cobre ha sido necesario para la fabricación de herramientas. Durante la etapa colonial, muchas de las minas de Zambia fueron descubiertas por los habitantes locales y apropiadas por los funcionarios coloniales.
Mientras tanto, la búsqueda de otros metales para la fabricación de baterías es un proceso más complicado. A diferencia del cobre, el litio fue buscado hace apenas unas décadas. Para Kurt House —director ejecutivo de KoBold— esta es una razón suficiente para que la industria de la exploración minera sea más creativa, es decir, se centre en la perforación para la búsqueda de información. Así es como funciona TerraShed, la cual acumula datos para arrojar resultados de forma estratégica.
¿Se beneficiarán los zambianos?
Las ganancias que generará la explotación de la mina de cobre de Zambia serán grandes para los inversionistas. Entre los socios de KoBold se encuentra también el gobierno de Zambia, una compañía minera estatal posee 20% de las acciones.
Sin embargo, no hay garantías de que los habitantes de Zambia se beneficien. Al contrario. La provincia de Copperbelt ha estado sujeta a una intensa actividad minera, la cual ha afectado ríos locales, los cuales exhiben un color azul brillante como consecuencia de los residuos de cobre, situación que ha dado lugar a demandas.
Pese a los siglos de extracción minera, Zambia sigue siendo uno de los países menos desarrollados y más endeudados del mundo. Para Grieve Chelwa, economista zambiano, el vínculo entre los recursos y los beneficios no es consistente, pues el valor del cobre que ha salido de Zambia es de cientos de miles de millones de dólares; no obstante, las ganancias no se quedan allí.
Los mayores inversionistas de KoBold son herederos del legado histórico de la minería. El cobre de Zambia sostiene las economías sobre las cuales se basan las fortunas de Silicon Valley.
KoBold sostiene que busca mejorar las comunidades locales y ha generado empleos para algunos de los mejores geólogos zambianos que trabajaban en el extranjero. No obstante, dada la naturaleza de la mina subterránea hallada por la empresa, requerirá de menos trabajadores en comparación con las minas a cielo abierto. Aún así, la minería tradicional ya ha pauperizado las condiciones de vida de las personas que habitan las localidades cercanas: los trabajadores de Kawama, un pueblo ubicado directamente sobre el descubrimiento de KoBold, quienes trabajaron en una mina a cielo abierto cercana antes de su agotamiento, se dedican a la reparación de bienes domésticos, son dueños de bares o contrabandean harina de maíz a Congo.
Además del pueblo de Kawama, hay un lago y una carretera importante sobre el sitio donde KoBold ha detectado el yacimiento de cobre.
Hakainde Hichilema, presidente de Zambia, expresó que para asegurar mayores beneficios para el país es necesario aumentar la participación del gobierno en la mina, de forma que la empresa minera estatal posea más de un tercio de las acciones. En opinión del autor, el presidente de Zambia está desesperado por obtener ingresos, pues más de un tercio del presupuesto gubernamental está destinado a pagar deudas externas, por lo cual otros sectores como la salud y la educación cuentan con un presupuesto reducido. No obstante, aumentar ligeramente la participación gubernamental en la mina de cobre, no será suficiente para resolver los problemas que atraviesa Zambia.
Mientras tanto, los beneficios para Estados Unidos son claros: la mayor parte de las ganancias las concentra la empresa proveniente de ese país y el hallazgo representa una solución a los problemas de suministro. Si bien el gobierno de Estados Unidos no ha invertido directamente en KoBold, está apoyando a la empresa a través de la construcción de un ferrocarril de 2.3 mil millones de dólares, el cual va desde la provincia de Copperbelt hasta la costa de Angola; con el objetivo trasladar el cobre más fácilmente hacia Estados Unidos. Esta representa la mayor inversión de Washington para competir con Pekín en su carrera por el suministro de minerales en África.
La construcción del ferrocarril ya cuenta con la autorización del presidente de Zambia. Hichilema, House y los principales inversionistas de KoBold se reunieron para negociar los términos.
No obstante, Estados Unidos aún cuenta con dificultades para acceder a las reservas de cobalto en el Congo. Varias empresas con sede en China son propietarias o accionistas importantes en la mayoría de las minas de cobalto del Congo, productor importante en el suministro mundial (dato crucial 5). Por ahora, los funcionarios estadounidenses se encuentran debatiendo la conveniencia de levantar las sanciones impuestas a un magnate minero proveniente de Israel, acusado de prácticas corruptas en las minas del Congo.
El Congo no es el único sitio donde se han detectado importantes reservas de cobalto. Estados Unidos está hallando nuevas formas de obtener los metales necesarios para la fabricación de baterías, provenientes de lechos marinos y dentro del propio territorio estadounidense. Sin embargo, hay grandes obstáculos para su extracción, porque aún está la discusión internacional sobre si se deben explotar o no los océanos y abrir más minas dentro de Estados Unidos genera resistencia por parte de las comunidades indígenas.
El autor concluye con una reflexión sobre el futuro de Estados Unidos, el cual determinará el rumbo que seguirá en cuanto a la transición energética y sus objetivos para lograrlo. La victoria de Donald Trump supondría un freno significativo a las metas en materia energética de la administración de Biden. Aún así, se encuentra el mero incentivo de Estados Unidos como potencia hegemónica y rival comercial de China, tal y como lo deja de manifiesto el funcionario de Energía del Departamento de Estado, José W. Fernández, quien ha reafirmado la necesidad de expandir la extracción de cobalto 25 veces más; además de que expresó que Estados Unidos debe entrar al juego y estar a la vanguardia, pues fallar es un signo de debilidad.
1) Se estima que durante dos décadas de producción, el hallazgo de KoBold Metals en Zambia generaría suficiente cobre para fabricar 100 millones de baterías de vehículos eléctricos del tamaño promedio actual.
2) El Foro Internacional de Energía estimó que el mundo necesitaría entre 35 y 194 nuevas minas grandes de cobre sólo hasta 2050. Es decir, entre una y seis nuevas minas de cobre cada año, del tamaño de la que KoBold Metals planea excavar en Zambia.
3) China ha estado invirtiendo fuertemente en la minería global y en el procesamiento de metales. Controla entre 20 y 80% de las cadenas de suministro de estos recursos.
4) Kurt House —director ejecutivo de KoBold— estima que TerraShed contiene aproximadamente el 3% de los datos geológicos disponibles en el mundo.
5) En 2023, Congo produjo 76% del suministro mundial de cobalto.
El hallazgo de la mina de cobre en Zambia da cuenta de la gran contribución de las empresas transnacionales al colapso sistémico y de la conveniencia económica —no ambiental— del discurso de reducción de emisiones a través de la implementación de tecnologías de energías renovables. La economía no puede desprenderse de sus bases materiales que la sustentan, pero al mismo tiempo, las depreda sin ningún tipo de reparo.
Desde sus orígenes, KoBold Metals ha dependido del hallazgo de yacimientos cruciales para la transición energética y tecnológica. Sin embargo, sus operaciones son peligrosas porque dan lugar a nuevos procesos de neoextractivismo en los territorios hallados, hacia donde se expanden las fronteras del capital. No es más que una estrategia, perfectamente sostenida discursivamente, para incorporar nuevos territorios a los circuitos del imperio global del capital; proceso que acarrea daños socioambientales y relaciones de dependencia hacia los países que históricamente han sostenido todas las metamorfosis del capitalismo a través del aprovisionamiento de naturaleza empleada para los procesos productivos.