Signs of decline. Has China reached peak emissions?

Cita: 

The Economist [2024], "Signs of decline. Has China reached peak emissions?", The Economist, London, 1 de junio, https://www.economist.com/china/2024/05/30/has-china-reached-peak-emissions

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Junio 1, 2024
Tema: 
Razones por las cuales China ha conseguido reducir sus emisiones de CO2
Idea principal: 

    The Economist sostiene que China está consiguiendo reducir uno de sus mayores problemas, el del aumento de las emisiones de CO2 como consecuencia del crecimiento económico. Esto se debe no sólo a que las emisiones provenientes de China ya han alcanzado su pico máximo luego de la aceleración de las actividades económicas en 2023; sino también por los esfuerzos en la implementación de energías limpias para los procesos productivos y en la reducción de la demanda de materiales de construcción altamente contaminantes debido a la excesiva oferta de viviendas. No obstante, asevera que aún con todo ello, China debe dejar atrás su dependencia del sector manufacturero, que demanda grandes cantidades de energía y cuyas industrias son altamente contaminantes.

    Cuando China redujo sus controles estrictos sobre la propagación del COVID-19 en 2022, las emisiones de dióxido de carbono se dispararon y alcanzaron niveles récord en 2023, razón por la cual China representó más de un tercio de las emisiones mundiales de CO2 en ese año (dato crucial 1).

    No obstante, en 2024 las emisiones contaminantes de China están disminuyendo, mientras que su crecimiento económico continúa en aumento. Esto se debe a que en 2023 las emisiones ya han alcanzado su pico máximo, por lo cual, de continuar las tendencias de 2024, estas no volverán a alcanzar los niveles del año anterior (dato crucial 2).

    Esta situación ha generado un optimismo de China, puesto que la relación entre crecimiento económico y sus emisiones se está debilitando. Antes, las bajas emisiones eran sinónimo de un crecimiento económico lento. En 2024 la tendencia se ha roto. The Economist identifica dos factores principales que están contribuyendo a que esto sea así:

    La reducción de la demanda de materiales de construcción altamente contaminantes: el sector inmobiliario en China es cada vez más una parte menos importante de la economía. Durante 11 meses consecutivos los precios de las viviendas nuevas han caído, lo cual es resultado de un exceso de oferta. En consecuencia, los desarrolladores inmobiliarios construyen menos viviendas, situación que reduce la demanda de materiales con alta intensidad de carbono (por ejemplo, el cemento y el acero, dato crucial 3).

    El aumento en el uso de energías menos contaminantes: El crecimiento de la capacidad de China para el uso de electricidad proveniente de energías renovables ha permitido el aumento de la producción con menos emisiones (dato crucial 4). Asimismo, la movilidad de los trabajadores chinos está marcada por el uso de vehículos eléctricos (dato crucial 5).

    The Economist sugiere que China continúe descarbonizando su economía a través de la implementación de tecnologías verdes para continuar haciendo de su crecimiento económico un proceso menos contaminante. Los escenarios previstos por parte de China son demasiado optimistas al respecto (dato crucial 6). Sin embargo, para The Economist los esfuerzos de China deben ser más radicales para el momento de desarrollo económico en que se encuentra el país: sugiere que China deje atrás la manufactura (la cual demanda mucha energía) y transite hacia una economía basada en los servicios y el consumo.

    The Economist ilustra los beneficios de lo anterior con el caso de Gran Bretaña, la cual es 80% más grande que en 1990 pero produce la mitad del dióxido de carbono no sólo porque usa fuentes de energías más limpias, sino también porque su economía está centrada en el sector de los servicios y el consumo.

    No obstante, Xi Jinping, presidente de China, ha dejado de manifiesto sus intenciones por continuar haciendo de las manufacturas un sector clave para el crecimiento económico del país, a través de apoyos gubernamentales hacia este sector. Esta voluntad se encuentra incentivada por cuestiones de seguridad, como una forma de garantizar el poder de China con sus fábricas, de las cuales los países occidentales son dependientes. Consecuentemente, la demanda de electricidad en China continúa en aumento y no es posible que se desprenda completamente de su dependencia de industrias emisoras de CO2.

Datos cruciales: 

    1) En 2023, las emisiones de dióxido de carbono de China aumentaron 4.7%, alcanzando un récord de 12.6 mil millones de toneladas.

    2) En marzo de 2024, las emisiones de CO2 de China se redujeron 3% en comparación con el mismo mes del año anterior. De acuerdo con Carbon Brief, un sitio web de noticias especializado, se trata de la primera disminución en 14 meses. Asimismo, datos preliminares apuntan a que las emisiones de China probablemente también cayeron en abril.

    3) En marzo de 2024, la producción de cemento en China cayó 22% en comparación con el año anterior. Mientras tanto, la producción de acero disminuyó 8%.

    La gráfica 1 superpone la variación porcentual del Producto Interno Bruto (PIB) respecto al año anterior (en color gris) sobre la variación mensual de las emisiones de CO2 provenientes de combustibles fósiles y cemento en millones de toneladas (en color naranja). Lo que se observa es que, en los primeros meses de 2024, las emisiones han caído a -20 millones de toneladas, mientras que el PIB se mantiene en crecimiento.

    4) En 2023, China instaló casi 300 gigavatios (GW) de capacidad eólica y solar. A modo de comparación, la capacidad total de energía de Gran Bretaña es menos de 100 GW.

    5) En 2023, China representó más de la mitad de las ventas globales de vehículos eléctricos.

    6) La Asociación de la Industria Fotovoltaica de China prevé un escenario optimista para el país: cada año, hasta 2030, China aumentaría otros 280 GW de energía solar a su red. Simultáneamente, durante el mismo período, la capacidad de energía eólica aumentaría entre 50 y 60 GW por año.

Nexo con el tema que estudiamos: 

    Si bien China es un claro ejemplo de que las medidas de combate y adaptación frente a la destrucción del ambiente con enfoque en reducción de emisiones a través de la implementación de tecnologías de energía renovable son insuficientes, eso no quiere decir que el resto de las economías cuenten con enfoques más sostenibles. El problema radica en que el crecimiento económico continúa colocándose por encima de los problemas ambientales globales.

    El discurso de energías renovables de China, la Unión Europea y Estados Unidos es peligroso porque genera nuevos mercados altamente contaminantes (por la demanda de minerales que exigen las energías limpias) y potencialmente destructivos (porque los territorios donde yacen minerales esenciales y aquellas áreas verdes donde se instala la infraestructura de energías renovables son explotados). Asimismo, permite que el crecimiento económico continúe a expensas de sus bases materiales provenientes de la naturaleza, bajo la justificación de que las emisiones están disminuyendo.

    Por otro lado, el sector manufacturero no es el único contaminante, incluso los sectores de servicios que están transitando hacia el aprovechamiento de tecnologías digitales y de Inteligencia Artificial generan consecuencias ambientales graves por su alta dependencia de los procesos de extractivismo para el aprovisionamiento de minerales esenciales.