Extractivismo en el Antropoceno
Foster, John Bellamy [2024], "Extractivismo en el Antropoceno", Jus Semper, agosto, https://www.jussemper.org/Inicio/Recursos/Info.%20econ/Resources/JBFoste...
John Bellamy es profesor de sociología en la Universidad de Oregón y editor de Monthly Review. Célebre por sus investigaciones sobre la Economía política y sociología medioambiental. Ha escrito importantes trabajos sobre la relación de la teoría marxista y ecología
El concepto de extractivismo es indispensable para comprender el modo de producción capitalista y sus relaciones con la crisis ecológica planetaria en la actualidad. Para Bellamy Foster, desde sus albores, el fenómeno extractivista es una constante dentro del sistema productivo capitalista (al menos desde su expansión colonial). Si bien a finales del siglo XVIII y a principio del XIX (durante la revolución industrial y el inicio del capitalismo fósil) el extractivismo irrumpió a escala mundial con gran fuerza, no sería hasta la llamada Gran Aceleración[1] que la extracción de recursos transformó definitivamente la relación entre el ser humano y el Sistema Tierra dando origen a una nueva época geológica: el Antropoceno.
El extractivismo, plantea Foster, es: “el síntoma central de la enfermedad planetaria del capitalismo/imperialismo tardío, amenazando a la humanidad y a los habitantes de la tierra en general”. De ahí que se considera que la Gran Aceleración pone fin al Holoceno, no sólo dando paso al Antropoceno sino a que derive en la actual crisis planetaria (dato crucial 1).
Los datos revelan una rápida expansión mundial del uso de recursos, superando con creces a las emisiones mundiales de carbono: iniciando entre 1950-1970, asociada a la expansión económica del “Norte Global”, y continuando desde 2000 hasta nuestros días, ligada al crecimiento económico de países en vías de desarrollo como China, India y otras economías emergentes. Hoy en día, la reducción y estabilización en el uso de recursos en las “economías desarrolladas” (aún muy por encima de los niveles de sostenibilidad que exige la idea de límites del crecimiento) es sostenida por las diferencias en la escala Norte-Sur global. Foster argumenta que es gracias a la subcontratación de la producción industrial en el Sur, que el Norte puede mantener esta aparente “nivelación”, al mismo tiempo que sigue concentrando el consumo mundial de bienes y servicios: el "modo de vida imperial[2].
Aunque la eficiencia de la extracción y uso de recursos ha disminuido en las últimas décadas, la extracción mundial de materias primas se ha triplicado debido a la acelerada presión extractivista y el proceso de financiarización sobre tierra, algo más evidente en el Sur dominado por la economía de exportación de materias primas: agricultura, industrias fósiles y minerales son su principal fuente de ingresos (datos cruciales 2-4). La sustitución de exportaciones en Iberoamérica y África fue sucedida por la extracción acelerada de recursos, mientras el sistema financiero internacional (con sede en los grandes países capitalistas del Norte) mercantiliza y gestiona sus servicios ecosistémicos.
Es claro que existe un carácter imperialista dentro del extractivismo global donde los centros hegemónicos y sus empresas trasnacionales -persiguiendo vorazmente la vanguardia tecnocientífica- se apoderan de los derechos de los pueblos sobre la tierra y el agua con el afán de hacerse con materiales raros (como el litio) y dicho proyecto adquiere grandes dimensiones en el Norte (dato crucial 6). Para Foster es un hecho:
Cincuenta años después de que el Club de Roma publicará el informe “Los Límites del Crecimiento”, el agotamiento de los recursos está siguiendo lo que denominó su amenazador “escenario estándar", con el resultado de que está en peligro la propia existencia del planeta Tierra como hogar de la humanidad y de innumerables especies más.
Las condiciones particulares en Iberoamérica -argumenta en su artículo- han dado lugar a desarrollos importantes sobre el concepto de extractivismo; pensadores como Eduardo Gudynas abordan la idea de los extractivismos como desarrollo de una crítica política-económica-ecológica mas extensa, ligada al análisis histórico-materialista hecho por Marx y Engels sobre la apropiación/expropiación de la naturaleza, las industrias extractivistas y la “fractura metabólica”.
Marx y la Expropiación de la Naturaleza
Marx divide a la producción en cuatro sectores: transporte, manufactura, agricultura e industria extractiva, donde material para el trabajo es proporcionado directamente por la Naturaleza. En contraste la producción agrícola, donde la agricultura tradicional es capaz de “construirse desde dentro” por sus características reproductivas, la industria extractiva depende de materias primas procedentes “desde fuera” de ella misma. Así, por ejemplo, las formas industriales de la agricultura o la minería son formas de producción expropiadoras y destructivas; despilfarradoras de “trabajo vivo”[3] y, además, de materias primas. Citando a Joan Martinez-Alier, para Marx:
El capitalismo conduce a una "fractura metabólica". El capitalismo no es capaz de renovar sus propias condiciones de producción; no repone los nutrientes, erosiona los suelos, agota o destruye los recursos renovables (como la pesca y los bosques) y los no renovables (como los combustibles fósiles y los minerales).
Con base a este análisis se ha construido una gran crítica ecológica marxistas al desarrollismo, basada en el reconocimiento del “lado negativo” de la producción capitalista por el propio Marx: considerando la expropiación de la tierra y de los cuerpos humanos dentro del capitalismo, donde la producción es incapaz de mantener sus condiciones de su reproducción, “robando” o “despilfarrando” los recursos naturales. El extractivismo es “la expropiación de la naturaleza”; acumulación o apropiación sin precedentes que confiscó violentamente los hasta entonces bienes comunes. Como recoge Foster a través de Marx, esto fue posible por la conquista y saqueo colonial de la periferia capitalista:
Esto se asoció, escribió Marx, con “la extirpación, esclavización y enterramiento en minas de la población indígena" en las Américas, todo el comercio transatlántico de esclavos, la brutal colonización de la India y una fuga masiva de recursos/excedentes de las zonas colonizadas que alimentaron el desarrollo europeo.
La libre apropiación de la naturaleza, base de todas las formas de producción, pre-rrequisito material de la existencia humana (forma fundamental de interacción sociedad-naturaleza), se metamorfosea bajo el capitalismo en la forma más destructiva; las formas particulares de apropiación con ánimo de lucro y explotación que ven “un regalo gratuito de la Naturaleza al capital”. Su fin -destaca Foster- no es la reproducción de la vida, la tierra y la comunidad, sino más bien valorización del capital; no es la simple “no reproducción” lo que busca el extractivismo, sino el “robo de la tierra y la fractura metabólica” entrelazados en una “fractura irreparable” del metabolismo social (intercambio humanidad naturaleza).
Gudynas y el Excedente Extractivista
Gudynas aporta ideas pioneras para comprender mejor este fenómeno “Extractivims” (extractivismos) -su obra- aborda la idea de los “modos de apropiación”, distinguiendo entre apropiación humana y los modos extractivistas de apropiación (propios del capitalismo) que “violan las condiciones de reproducción natural y social”. En ella el extractivismo es mediado por características como indicadores físicos (volumen, peso, etc.), intensidad ambiental y destino (ligado inherentemente al colonialismo e imperialismo).
Foster destaca como la principal aportación de Gudynas la relación entre extractivismo y excedente, para explicar las pérdidas económicas y ecológicas asociadas a la dependencia en los modos extractivistas de apropiación; en lugar de pensar la renta del suelo y los intereses del capital monetario como simples costes de producción -basándose en la idea de excedente económico de Paul Baran[4]- Gudynas comprende ambos fenómenos como parte de un excedente total, formas encubiertas de apropiación (lo que Marx pensaría como plusvalía) y busca añadir la ecuación dos dimensiones medioambientales: El “excedente renovable medioambiental” propio de la industria renovable, generado a partir de la expropiación/apropiación extractivista de los recursos ecosistémicos renovables para las corporaciones, y el “excedente medioambiental no renovable” relacionado a los minerales y combustibles fósiles, donde los recursos explotados se agotan tarde o temprano por lo que es proporcional a la pérdida del patrimonio natural.
Ambos excedentes extractivistas siempre se relacionarán con la pérdida (de una forma u otra) de riqueza natural, con el agotamiento de los recursos enmascarado bajo el concepto de “capital natural”; “cambio y sustituibilidad”. Tanto para Foster como para Gudynas, desde sus coordenadas histórico-materialistas, el extractivismo se trata, en todas sus formas, de una expropiación destructiva de la tierra (un robo a la naturaleza y un despilfarro material de recursos) precisa de trascender para superar la crisis ecológica actual y, en consecuencia, el sistema productivo capitalista.
El Extractivismo y la Crisis del Antropoceno
El Antropoceno es aquella época en la que los factores antropogénicos y no antropogénicos son, por primera vez en la historia geológica de la tierra, los principales determinantes del cambio climático del Sistema Mundial. La supervivencia de esta época depende en su totalidad del mantenimiento de la civilización industrial global y la crisis en la que nos encontramos inmersos, “la fractura antropogénica” de los ciclos bioquímicos del planeta se encuentra estrechamente relacionada con el sistema de acumulación de capital, que dirige a la sociedad contemporánea a una gran extinción.
La humanidad, apura Foster, debe trascender la “sociedad acumulativa” impuesta por el capitalismo. No obstante -advierte- aunque la transición hacia un modo de producción socialista y ecológicamente sostenible se vuelva una realidad, no habrá una salida progresiva del Antropoceno en un futuro concebible, siempre se encontrará “en el filo de la navaja” debido al actual estadio de desarrollo económico y tecnológico a escala planetaria. Sera importante, a su vez, tener en cuenta los límites del crecimiento en la búsqueda de salidas futuras en el desarrollo de la humanidad sostenible a largo plazo.
“La Capitaliana” -propuesta de Carles Soriano para nombrar la primera edad geológica del periodo antropocenico- llama a plantear la actual crisis ecológica como una expropiación destructiva de la naturaleza a trascender, para ir más allá del capitalismo la futura e hipotética etapa del “Comuniano”: una era geológica de lo comunal, de los bienes comunes, donde el ser humano debe aprender a coevolucionar con la naturaleza.
La lucha contra el extractivismo y la superación del sistema acumulación domina cada vez más nuestro tiempo. Por sus dimensiones e importancia, es una batalla que -interpela Foster- debe ser prioritaria a todos los niveles y en todas sus formas sociales. La producción (donde los trabajadores y su papel mediador en la relación sociedad-naturaleza es negado por el capital) es un conjunto a confrontar y a trascender. Para la tradición histórico-materialista la única respuesta es la creación de una forma superior de sociedad que reorganice radicalmente la producción, donde los trabajadores/productores asociados regulen directa y racionalmente el metabolismo entre el ser humano y la naturaleza, en armonía con los requisitos del desarrollo civilizatorio con la tierra en conjunto.
Notas
[1] Termino de P. Engelke y J. Robert McNeill en su libro "The Great Acceleration: An Environmental History of the Anthropocene since 1945", inspirado en la idea de la "Gran Transformación" de Karl Polanyi: utilizada para describir la transformación violenta de la sociedad tradicional a la sociedad de mercado que subordinó "la vida y la naturaleza" a las exigencias del liberalismo económico.
[2] Véase el texto de Ulrich Brand y Markus Wissen, "The Imperial Mode of Living" de donde Foster recoge el concepto.
[3] Foster se refiere a los comentarios críticos que Marx dirige, en el tercer volumen del Capital, respecto al modo de producción capitalista (específicamente a la minería, tratando las condiciones de los mineros del carbón en Inglaterra, las cuales resultan en una pérdida media de la vida de quince personas al día), comentando cómo el capital: "despilfarra seres humanos, trabajo vivo, más fácilmente que cualquier otro modo de producción, despilfarrando no sólo carne y sangre sino también nervios y cerebros".
[4] Economista estadounidense que desarrolló la idea de "excedente económico" en la línea argumental de una "irracionalidad capitalista" que tiende al estancamiento y desperdicio, en contra del consumo esencial. Vease "The Political Economy of Growth"
1) La Comisión Internacional de Estratigrafía ha presentado una serie de investigaciones sobre la escala de la expansión económica, el agotamiento de recursos y la sobrecarga de sumideros del planeta en la forma de veinticuatro gráficos (lo que denomina los efectos de la Gran Aceleración) con curvas ascendentes en forma de un palo de Hockey, representado la repentina aceleración y escalada del impacto del ser humano sobre la tierra.
2) Según la Organización Mundial del Comercio, en 2019 el porcentaje de productos primarios en las exportaciones comerciales de Brasil alcanzó 67% de su total, mientras en Chile y Uruguay fue de 82%.
3) En Argelia, la dependencia de la exportación de combustibles se acerca al 94% del valor total de las exportaciones.
4) En 2017, las rentas asociadas a recursos como minerales, petróleo, gas natural y las “rentas forestales” representaron 43% del Producto Interno Bruto (PIB) de República del Congo.
5) Actualmente Estados Unidos es el mayor productor y consumidor mundial de petróleo. De las 730 mil millas de oleoductos y gasoductos que existen en todo el mundo, Estados Unidos y Canadá -por sí solos- suman 260 mil millas de oleoductos de combustibles fósiles.
Engelke, P y McNeil J. R. [2016]. The Great Acceleration: An Environmental History of the Anthropocene since 1945, Belknap Press.
Gudynas, E. [2020]. Extractivisms, Nova Scotia: Fernwood.
Brand, U. y Wissen, M. [2021]. The Imperial Mode of Living, London, Verso.
Baran, P. A. [1962]. The Political Economy of Growth, Nueva York, Monthly Review Press.
Al pensar, como Foster, las conexiones entre la transición al antropoceno como época geológica de acelerada expansion material y económico (sobre los limites del crecimiento planetario) y el extractivismo como su síntoma central, producto del sistema productivo y civilizatorio actual, así como las formas imperiales de vida. Podemos trazar claramente los nexos del capitalismo con el proceso de colapso sistémico y crisis planetaria.
Los desarrollos de Marx, Foster y Gudynas (entre otros), así como las visiones críticas de los modos de producción/apropiación de la naturaleza desde los eco-socialismos y eco-marxismos en el mundo (pero sobre todo en Iberoamérica y el llamado Sur global), son relevantes para nuestro proyecto, en tanto nos ayudan a producir y pensar nuevas líneas teóricas y metodológicas sobre capital y el "lado negativo de la producción". El extractivismo, en tanto parte del proceso de destructivo de acumulacion material que viola las condiciones de reproducción natural y social, expropiando la naturaleza y sus recursos es por si mismo una materia particular de análisis sobre la que es importante dar cuenta, desde su trascendencia histórica, el papel que juegan las empresas trasnacionales, así como también la posibilidad futura de trascenderlo como forma de relación humanidad-naturaleza; comprender el camino hacia las bifurcaciones sistémicas a largo plazo y desarrollar, a fondo, la idea de Foster: la coevolución "sociedad/naturaleza".