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Theories of Global Collapse: Closing Down or Opening Up the Futures?

Cita: 

Li Vigni, Fabrizio, Enka Blanchard y Cyprien Tasset [2022], "Theories of Global Collapse: Closing Down or Opening Up the Futures?", Journal of Futures Studies, 27(1), septiembre, https://jfsdigital.org/2022-2/vol-27-no-1-september-2022/theories-of-glo...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
2022
Tema: 
Colapso de la sociedad termo-industrial: ¿prospectiva, profecía o ciencia ficción?
Idea principal: 

    Fabrizio Li Vigni es un sociólogo digital. Tras obtener una licenciatura y tres maestrías en filosofía, historia de las ciencias y sociología general en Palermo, Barcelona y París, realizó una tesis en sociología en la Escuela de Estudios Superiores de Ciencias Sociales.

    Enka Blanchard trabaja en el Laboratorio de Automatización, Mecánica e Informática Industrial y Humana de la Universidad Politécnica Hauts-de-France.

    Cyprien Tasset es doctor en sociología. Su tesis se titula “Los intelectuales predicativos, orígenes y realidades de una figura crítica”.


    Introducción

    Este artículo comienza al hacer una referencia a las ideas de Pablo Servigne y Raphael Stevens, quienes sostienen que la sociedad termo-industrial va a perder complejidad en las siguientes décadas debido a sus concomitantes procesos: contradicciones económicas, su fragilidad, la explotación de los recursos, así como la disrupción política y socioeconómica que el capitalismo produce.

    En el contexto de la organización de diversos movimientos que se preocupan por la crisis climática–como Extinction Rebellion y Fridays for Future–el trabajo de los autores mencionados ha sido recibido “favorablemente”. En el año 2018, el discurso sobre el colapso del capitalismo global ganó impulso en Francia por lo que Servigne fue invitado a diversos eventos en la esfera pública. Sin embargo, esta influencia se ha limitado al contexto francés y no se ha expandido a otros lugares de forma contundente.

    Hay dos cuestionamientos presentes en este artículo: 1) “¿qué tipo de estilos retóricos tienen las teorías del colapso cuando hablan de futuros?” 2) “¿Predicen, escenifican, profetizan o qué más?”. De ahí que los autores afirmen que las teorías colapsistas se pueden encontrar en tres formatos: prospectiva, profecía y ciencia ficción y se cuestionen si dichas perspectivas “tienden a cerrar o más bien abrir el espacio de futuros posibles”. Reflexionar lo anterior es relevante porque pone de manifiesto si pensar en términos de un futuro colapso desmoviliza a las personas. Sin embargo, el texto menciona que el colapso, como idea, puede tener un impulso movilizador. Por esa razón, el texto cita a los sociólogos suecos Carl Cassegård y Hakan Thörn quienes señalan que la apariencia irreparable de una catástrofe imposible de prevenir podría impulsar la acción política.

    Los futuros regímenes del colapso

    Uno de los principales trabajos que puso de manifiesto las contradicciones del crecimiento fue el informe Limits of Growth realizado por personal del MIT (Massachusetts Institute of Technology) en 1970. Ese trabajo presentó una modelación y una simulación compleja–compuesta por diversas variables conectadas por medio de ecuaciones diferenciales de la teoría de sistemas dinámicos–. Solo un escenario no condujo a “una disminución de la población provocada por la hambruna y, por lo tanto, al colapso”. Ese escenario era el del decrecimiento. Los otros presentaban un declive demográfico, económico y ambiental de las sociedades para 2030. Debido al giro neoliberal, se silenció estas discusiones en torno al colapso global.

    En la actualidad, el libro de Servigne y Stevens han marcado una reapertura a ese debate. Además, otros informes hechos por la Organización de las Naciones Unidas vía el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, etc., contienen cierto tono catastrófico.

    El físico australiano, Graham Turner, se ha dedicado a escribir artículos para actualizar el informe Limits of Growth y confirma que “una caída relativamente rápida de las condiciones económicas y de la población podría ser inminente, debido a la escasez de petróleo, que tendría consecuencias catastróficas para los alimentos, las finanzas y la economía.” Por su parte, Nafeez Ahmed propuso “un modelo teórico empíricamente fundamentado de la compleja interacción entre los procesos biofísicos y las crisis geopolíticas, demostrado a través del análisis de una amplia gama de estudios de casos detallados de fallas estatales históricas, concurrentes y probables en Medio Oriente, el noroeste de África, el sur y el sudeste de Asia, Europa y América del Norte”.

    Para analizar las producciones científicas y políticas sobre el colapso, los autores utilizan el marco sociológico creado por los franceses Francis Chateauray y Josquin Debaz. Éstos plantean una taxonomía sobre “regímenes de futuros” a usar dos parámetros fundamentales: 1) modelado temporal–“¿el tiempo es visto como lineal o no lineal, es percibido como regular o acelerado, es visto como inminente o no?”–y 2) lógica de la acción–“¿los actores intervienen en un proceso en curso o calculan un tiempo linealizado para planificar el futuro? ¿Construyen un resultado deseable o trabajan para frustrar uno indeseable?”–. Gracias a esos conceptos es posible plantearse los “modos de relacionarse con los futuros”. Este texto pone atención en tres de ellos: “prospectiva”, “profecía” y “ciencia-ficción”.

    Prospectiva

    La prospectiva implica “la producción de diferentes escenarios, permitiendo la apertura y exploración del espacio de lo posible” y “visualiza una pluralidad de futuros para limitar el razonamiento y la deliberación, y para hacer visibles los marcos cognitivos y normativos esperados que hacen que algunas direcciones futuras sean más plausibles y más deseables que otras”. Lo anterior funciona escenificando situaciones de alta incertidumbre. Las situaciones inciertas se proyectan mediante “escenarios hipotéticos” imprecisos. Los trabajos como el informe sobre los “Límites del crecimiento” son conscientes de que las incertidumbres son “altas”, pero también “sostienen que las ideas fundamentales que describen los mecanismos en curso deben tomarse en serio”. La aportación de la prospectiva es que los escenarios no deberían de considerarse como predicciones exactas, sino como “una herramienta para pensar en el futuro del mundo”.

    Profecía

    La profecía se distingue de la prospectiva porque tiene un tono más “afirmativo”. Las profecías no solo son generadas por grupos religiosos, sino también por expertos o científicos. Según Chateauray y Debaz, una profecía “anuncia un futuro ineludible, atribuyendo determinación a lo que parece ser fundamentalmente indeterminado (...) En el régimen de la “profecía”, los expertos pueden limitarse a difundir su palabra a través de los medios de comunicación y publicaciones, con el objetivo de aumentar la conciencia de la opinión pública, la intervención gubernamental o con la esperanza de impulsar movimientos sociales”. Quienes ponen en la esfera pública sus profecías pueden ser parte de Think Thanks o institutos de investigación.

    En este texto, se menciona que la prospectiva y la profecía son diferentes, pero de igual forma pretenden generar un cambio de perspectiva en quienes las consumen para “abrazar la acción”. Otra cosa que las diferencia son sus “estilos epistémicos”: la prospectiva hace énfasis en la probabilidad y la ciencia; mientras que la profecía combina “conocimientos científicos con revelaciones de tipo religioso”. Así, se podría interpretar que la “colapsología” es “un cortocircuito entre los dos ‘regímenes de la enunciación de futuros’” (profecía y prospectiva).

    Ciencia ficción

    La ciencia ficción puede tener el potencial de examinar el cambio social y plantear preguntas sobre consecuencias inesperadas. También es capaz de abrir debates políticos y puntualizar problemas sociales abordando consecuencias que no han sido consideradas antes. Como no se tiene que estar sujeto(a) a la experimentación o al campo académico, quien escribe ciencia ficción explora futuros mediante representaciones literarias. Un ejemplo de un trabajo así es el libro El colapso de la civilización occidental de Naomi Oreskes y Eric Conway.

    La ciencia ficción también es atractiva para la investigación sobre el futuro debido a que la capacidad de generar productos publicables desde ese campo es menos rígida como sí lo es desde la academia, según los autores. Así, esa supuesta “democratización” abre la posibilidad de que otras voces, que son generalmente ignoradas por los espacios tradicionalmente hegemónicos, puedan escucharse (como grupos étnicos marginalizados, personas discapacitadas, refugiados, etc.).

    ¿Las teorías del colapso cierran o abren futuros?

    La idea del colapso ha sido criticada por diversos autores y autoras. Una de las más grandes críticas tiene que ver con su supuesta “tendencia” de descuidar las “alternativas”. Algunos piensan que salir del catastrofismo es necesario para reabrir las posibilidades plurales de acción. Sin embargo, en este texto se argumenta que la “perspectiva de un declive global” de las sociedades termo-industriales puede ser menos debilitante de lo que se cree.

    Discursos empoderadores desde dentro de la esfera del colapso

    Los autores de la colapsología francesa han hecho esfuerzos para explorar “nuevos horizontes”. Por ejemplo, se ha planteado la idea de la “ecosofía” o sabiduría del colapso. El objetivo de dicha reflexión es “añadir una dimensión más práctica” al discurso del colapso. También se han realizado otros esfuerzos en plataformas digitales con audiencias más amplias para imaginar los futuros post-colapso considerando las formas de adaptación y restauración de ecosistemas. Asimismo, los colapsólogos no son apolíticos y han manifestado su apoyo a organizaciones como Extinction Rebellion. En Francia, por ejemplo, existe el Insituto Momentum que se dedica a realizar modelos de las sociedades post-colapso al utilizar conceptos como “bioregión” acuñado por el arquitecto italiano Alberto Magnaghi.

    Aunque algunos teóricos del colapso no dudan en hacer referencia a la posibilidad de la extinción de la humanidad, muchos otros destacan “el poder transformador de ese horizonte”.

    Motivos relacionados con el colapso dentro de los movimientos ambientalistas

    El pensamiento del colapso puede tener un impacto importante en la juventud ambientalista y activista en lugares como Francia. Hay autores como Luc Semal que señalan que el catastrofismo ecológico no es “necesariamente” despolitizador. Para Semal, el catastrofismo le podría permitir a la democracia “reinventarse” en el contexto de las catástrofes. Así, el miedo se podría convertir en un proyecto político inspirador.

    Según la investigación etnográfica presentada en el artículo, la esperanza, el miedo, la culpa y la ira pueden ser emociones sentidas por los activistas del norte y del sur globales. Y, aunque hay diferencias en cómo son sentidas en los diferentes contextos, éstas tienen el potencial de movilizar.

    La socióloga Heather Alberro ha trabajado el tema de los(as) “activistas ambientales radicales” que utilizan su desesperación para evitar la pasividad y continuar la lucha por el aquí y el ahora. De ahí que pensar en términos del apocalipsis pueda, de cierta forma, generar un sentimiento potencialmente poderoso para seguir luchando por el medio ambiente.

    Del colapso organizativo incipiente a las políticas públicas

    Algunas organizaciones en Francia argumentan que pensar en el declive inevitable provee la oportunidad de discutir calmadamente sobre cómo enfrentar la muerte colectiva. Algunos miembros de esas organizaciones como Adrastia mencionan que estudiar este tipo de temáticas le ha hecho realizar cambios en sus vidas cotidianas. Asimismo, se han interesado por incidir en la política local de sus comunidades para pensar en proyectos como “ecoaldeas” y en formas de enfrentar la escasez de alimentos, agua y energía de forma autónoma y sin “esperar nada del Estado”. De ahí que conceptos altamente criticados por su relación con el neoliberalismo-como resiliencia–sean rescatados para pensar en “políticas públicas ambiciosas dirigidas al empoderamiento cívico”.

    Conclusión

    El texto demostró que las perspectivas que tratan el colapso no necesariamente llevan a producir apatía e impotencia. De hecho, el atolladero de la civilización capitalista y sus impactos en el mundo puede tener ciertos “efectos emancipadores”. Así, la perspectiva del colapso global abre reflexiones que pueden generar “bifurcaciones creativas”. Los discursos del colapso pueden generar movilizaciones irregulares a nivel individual o colectivo.

    Por último, se argumenta que si los movimientos ambientalistas tienen el objetivo de ser plurales, no deberían de desechar la perspectiva del colapso de sus “dispositivos teóricos”, ya que en ciertos contextos, ésta podría “incentivar la acción más que los discursos tecnocráticos, optimistas y reaccionarios de las instituciones oficiales a cargo de “mitigar el cambio climático”.

    Según las personas que escribieron este artículo “a veces, un colapso inminente es lo que hace falta para que la gente se ponga en movimiento”.

Datos cruciales: 

    1. El Centro Nacional para la Restauración del Clima en Australia publicó un informe sobre el mecanismo climático de la “retroalimentación del carbono a largo plazo”, proceso que amplifica el calentamiento global y que podría llevar al planeta a 3°C más que el promedio de la era pre-industrialización para 2050 y a 5°C para 2100. Dicho aumento en la temperatura plantea una amenaza existencial a corto y mediano plazo.

Nexo con el tema que estudiamos: 

    Este artículo es relevante en tanto que nos invita a reflexionar qué se podría hacer con la perspectiva del colapso: ¿hacer un análisis prospectivo? ¿Reproducir las profecías de los expertos colapsólogos franceses? ¿Apropiarse de dichas ideas para las investigaciones propias? ¿A quién debería de movilizar la idea del colapso; a las clases medias, a los miembros de las academias del norte global y/o del sur?

    Sin embargo, algo que no queda claro es cómo se podría dar ese gran paso entre la teoría y la praxis colapsista. Por un lado, el artículo cita ejemplos situados en el norte global; mientras que en otros rincones del planeta, esas medidas serían muy difíciles de implementar: ¿cómo pensar en la construcción de ecoaldeas, por ejemplo, en lugares donde la precariedad reina, en lugares donde ni siquiera la prestación de servicios elementales (educación, salud, etc.) son parte de la vida cotidiana de las personas que viven ahí? Asimismo, el artículo no menciona aquellas áreas donde las luchas (eco)territoriales son vividas todos los días ni los espacios donde no sólo se observan las “consecuencias” del cambio climático, sino la explotación y comercialización de la naturaleza; las lógicas neo-coloniales extractivistas y violentas, etc. ¿Cómo agregar esos procesos, lugares y experiencias dentro de la perspectiva del colapso?