La mina es estadounidense, pero los minerales son de China

Cita: 

Nicas, Jack [2025], "La mina es estadounidense, pero los minerales son de China", The New York Times, New York, 17 de abril https://www.nytimes.com/es/2025/04/17/espanol/america-latina/china-brasi...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Jueves, Abril 17, 2025
Tema: 
Dependencia global de tierras raras: China domina, Occidente depende, Serra Verde asoma
Idea principal: 

    Jack Nicas es el jefe de la oficina de Brasil para The New York Times, es un periodista galardonado con un gran interés en política, economía, cultura, medio ambiente, crimen, tecnología, aviación y el Medio Oeste estadounidense.


    Las tierras raras son un conjunto de 17 elementos químicos esenciales para la industria moderna. Aunque se encuentran con relativa abundancia en la corteza terrestre, su extracción y separación resultan técnicamente complejas y costosas. Son componentes fundamentales en la fabricación de vehículos eléctricos, turbinas eólicas, misiles teledirigidos, chips semiconductores, robots y tecnologías aeroespaciales y de defensa.

    Ahora bien, China impuso restricciones al suministro de tierras raras, lo que afectó principalmente a Estados Unidos y a los países de Occidente. Esta acción no es aislada: desde 2018, China ha dejado claro que es el único país con la capacidad técnica para extraer y separar con éxito las tierras raras pesadas, además de revenderlas al resto del mundo.

    Ante esta situación, Estados Unidos intentó una contrarréplica, aunque sin éxito inmediato. A mediano y largo plazo, con el desarrollo de nuevos proyectos, como la construcción de una planta de separación de tierras raras en California por parte de Mountain Pass Materials. A esto se suman iniciativas similares en Francia —que además planea recuperar tierras raras pesadas a partir de baterías recicladas—, así como en Estonia y Brasil -con la mina Serra Verde-.

    En este contexto, la mina Serra Verde, ubicada en Minaçu, es vista como una posible salvación para Estados Unidos y sus aliados, aunque solo a mediano plazo. Serra Verde es considerada un punto de interés geoestratégico por sus características geológicas excepcionales, ya que posee yacimientos naturales de arcilla ricos en tierras raras pesadas, después de China y Birmania.

    Inaugurada recientemente, Serra Verde es la única mina fuera de Asia que produce cantidades significativas de tierras raras pesadas, lo cual “podría cambiar las reglas del juego” en el suministro global.

    El proyecto fue concebido desde 2010 por la firma de capital riesgo Denham Capital, con sede en Boston y presencia en Londres y otros países, al observar que China usaba su hegemonía minera para castigar a Japón durante un conflicto político. Sin embargo, los países occidentales no mostraron compromiso firme con las inversiones, y el proyecto quedó en estado de desarrollo durante ocho años.

    Durante ese tiempo, China vio la oportunidad estratégica y se alineó con la visión de Serra Verde, ya que era el único cliente potencial capaz de separar disprosio y terbio, tierras raras pesadas fundamentales para la industria tecnológica. Así, el gobierno chino firmó un contrato con Serra Verde que estará vigente hasta 2027, asegurando la compra total de las tierras raras extraídas en esta mina, incluso antes de que tuviera operatividad. Esto refuerza la posición de China como la única nación con la capacidad industrial y tecnológica para procesar estos elementos indispensables para la fabricación de imanes con alta resistencia térmica y durabilidad.

    Esta situación no es una excepción. El patrón se repite en Mountain Pass Materials, empresa ubicada en Las Vegas, que, pese a recibir financiamiento directo del Pentágono para procesar tierras raras ligeras, vende 80 % de su producción a China. El resto se distribuye entre Japón, Corea del Sur y la Reserva de Defensa Nacional de Estados Unidos. Esto evidencia una constante: la falta de capacidad estadounidense para procesar tierras raras pesadas mantiene su dependencia del mercado chino, tanto en lo técnico como en lo logístico.

    Por otro lado, tras 14 años de trabajo y 150 millones de dólares adicionales de inversión de capital estadounidense y británico, Serra Verde finalmente abrió en una ciudad de apenas 30 mil habitantes, construida sobre cimientos de minas de amianto con décadas de antigüedad. El amianto —también conocido como asbesto— está vinculado a enfermedades respiratorias crónicas y distintos tipos de cáncer, lo que plantea preocupaciones ambientales y sanitarias en torno a la sostenibilidad del proyecto a largo plazo.

    En suma, Serra Verde representa un nodo clave en la disputa geopolítica por las tierras raras. Pero el hecho de que su producción ya esté bajo contrato con China, y que su desarrollo haya tardado más de una década por la falta de visión de sus patrocinadores occidentales, confirma la brecha estructural que aún persiste. Mientras China ejecuta una estrategia anticipada, tecnológica y diplomática, Estados Unidos y sus aliados aún dependen de un sistema que no controlan.

Datos cruciales: 

    1) En 2010, China interrumpió las exportaciones de tierras raras a Japón por una disputa territorial, lo que hizo saltar las alarmas de que el mundo dependía de China para esos minerales críticos. Ese mismo año, Denham Capital, una empresa de capital riesgo de Boston, invirtió en un proyecto incipiente llamado Serra Verde para poder extraer esos minerales en Brasil.

Nexo con el tema que estudiamos: 

    La apertura de la mina Serra Verde refleja la urgencia de Occidente por reducir su dependencia de China en el suministro de tierras raras. No obstante, esta carrera por asegurarse recursos estratégicos continúa marcada por intereses empresariales que, incluso en países como Estados Unidos, suelen anteponer el beneficio privado al bienestar nacional.

    Mientras tanto, China no solo mantiene su liderazgo, sino que, mediante una estrategia de planificación estatal y control de mercado, reafirma por qué es uno de los competidores globales más eficaces. Cabe destacar que, más allá de ser un proyecto ambicioso, Serra Verde plantea interrogantes sobre sus impactos ambientales y las repercusiones en la salud de las comunidades cercanas, que aún están por evaluarse con la seriedad que ameritan.