A new Russia-China gas pact could reshape global energy markets
Mitrova, Tatiana [2025], "A new Russia-China gas pact could reshape global energy markets", Financial Times, London, 4 de septiembre, https://www.ft.com/content/55618830-bc86-4536-9126-e64cc15205d3
El acuerdo para desarrollar el gasoducto Fuerza de Siberia 2 marca un punto de inflexión en la relación energética entre Rusia y China. Aunque aún no existe un contrato definitivo, el memorándum firmado evidencia la decisión de Rusia de reorientar estratégicamente sus exportaciones hacia el este y la disposición de China a asumir un rol protagónico en la definición de precios, financiamiento, obligaciones contractuales y calendario del suministro (dato crucial 1).
La asimetría entre ambos países resulta significativa. Para China, implica asegurar un suministro de gas barato y flexible, reforzando su seguridad energética e industrial; para Rusia, en cambio, implica el asumir riesgos económicos y estratégicos al depender de un solo comprador y sin garantías de rentabilidad a largo plazo. Los contratos de gas de largo plazo suelen exigir el pago por un volumen mínimo, aunque no se consuma, pero China busca condiciones más laxas que le otorguen capacidad de maniobra y mayor influencia en el diseño contractual global.
Asimismo, Gazprom ha financiado en solitario los gasoductos rusos, pero el proyecto de Fuerza de Siberia 2 podría requerir prestamos o capital chino. Este financiamiento alteraría la economía del proyecto, aliviaría la presión financiera y reabriría la puerta a inversiones chinas en el sector energético ruso. (dato crucial 2).
La iniciativa afecta directamente a los exportadores de gas natural licuado (GNL), en particular a los estadounidenses, que proyectaban a China como mercado clave en la década de 2030. Un eventual traslado de la demanda hacia gas ruso por tubería podría frenar inversiones, prolongar un exceso de oferta y presionar a la baja los precios mundiales.
El gasoducto no solo reconfigura el panorama energético euroasiático, sino que reposiciona a China como actor oscilante capaz de moldear la dinámica de los mercados globales y redefinir el triángulo energético China-Rusia-Estados Unidos.
1) El gasoducto Fuerza de Siberia 2 tendría capacidad de transportar hasta 50 miles de millones de metros cúbicos de gas por año desde el Ártico ruso hacia el norte de China vía Mongolia.
2) El proyecto se estima en 14 miles de millones de dólares de inversión.
El articulo pone en evidencia la centralidad de la energía, gracias al pacto gasífero entre Rusia y China, como eje para la reproducción capitalista y como espacio de disputa geopolítica entre potencias, reconfigurando los mercados globales y profundizando en la dependencia estructural siguiendo lógicas de acumulación propias de las corporaciones transnacionales (CTN).

