Put that in your pipe and store it. Mexico fears the United States will stop the flow of natural gas
The Economist [2025], "Put that in your pipe and store it. Mexico fears the United States will stop the flow of natural gas", The Economist, 6 de septiembre, https://www.economist.com/the-americas/2025/09/04/mexico-fears-the-unite...
En los últimos años, México se ha vuelto cada vez más dependiente del gas natural importado desde Estados Unidos. Su bajo costo y la cercanía con Texas lo han convertido en el pilar del sistema energético, aunque esta dependencia plantea dilemas políticos para la presidenta Claudia Sheinbaum (dato crucial 1).
Hasta principios del siglo XXI, México producía todo el gas que necesitaba. Sin embargo, la producción de Petróleos mexicanos (Pemex), centrada en el petróleo, no pudo seguir el ritmo de la creciente demanda. Tras el pico de producción en 2009 y los apagones que siguieron, el auge del shale en Texas ofreció una salida: se construyeron gasoductos y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) incrementó su generación con gas importado. Así, el país pasó de la autosuficiencia a una dependencia estructural.
Las reformas energéticas de 2013 buscaban revertir esa situación al abrir el sector a la inversión privada y ampliar infraestructura de transporte y almacenamiento. No obstante, con la llegada de Andrés Manuel López Obrador en 2018, esos planes se frenaron. Su apuesta por Pemex, el debilitamiento de reguladores y el desdén hacia renovables y fracking estancaron la producción interna. Como resultado, la dependencia del gas estadounidense se profundizó.
El tema ha cobrado relevancia política, sobre todo con el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Aunque algunos temen que pueda usar el suministro como arma, expertos señalan que es improbable. El verdadero problema, advierten analistas, no es el proveedor sino la falta de almacenamiento (dato crucial 2).
Además, la abundancia de gas barato ha frenado el desarrollo de energías renovables. Sheinbaum, con formación científica, mantiene parte de la visión de su antecesor, pero ha prometido medidas más pragmáticas: ampliar la capacidad de almacenamiento, modernizar gasoductos y aumentar la producción interna en 25% hacia 2030, incluso insinuando la posibilidad de recurrir al fracking, pese a resistencias dentro de su propio partido. (dato crucial 3).
Prejuicio contra lo privado
Claudia Sheinbaum muestra mayor apertura a las asociaciones público-privadas que su antecesor, pero mantiene la idea de que las empresas estatales deben predominar, lo que genera riesgos dado que Pemex carece de recursos y experiencia para proyectos complejos como los campos de gas en aguas profundas, mientras que las firmas privadas, aunque interesadas, desconfían por las reglas poco claras y las tensiones heredadas del sexenio anterior; en este contexto, expertos señalan que la clave para reducir la dependencia del gas importado no está tanto en preocuparse por el suministro externo, sino en fortalecer la infraestructura interna mediante mayor capacidad de almacenamiento, redes de transmisión más eficientes y políticas que devuelvan confianza a los inversionistas.
1) En 2023, las compras alcanzaron 2.34 billones de pies cúbicos, un aumento de casi 40% respecto a 2018. Este combustible ya representa más de 60% de la generación eléctrica nacional, sobre todo en plantas de ciclo combinado.
2) México absorbe cerca del 70% de las exportaciones de gas por ducto de Estados Unidos, lo que hace que la interdependencia sea mutua. México solo cuenta con reservas para poco más de dos días, frente a los 30 de España o los más de 100 de Francia.
3) Aunque México tiene potencial para cubrir sobradamente sus necesidades con fuentes limpias, en 2023 estas apenas aportaron 22% de la electricidad, lejos de la meta de 35%.
4) La figura 1 muestra tanto las importaciones como la demanda de gas natural en México en el periodo 2000-2024.

Las corporaciones transnacionales proveedoras de gas natural del otro lado de la frontera tienen poder para afectar la estabilidad del sistema energético mexicano, ya que si imponen precios elevados, restricciones o dejan de exportar, podrían desencadenar una crisis sistémica. Además, su influencia afecta qué se invierta en energías fósiles, en lugar de renovables, lo que condiciona trayectorias energéticas que podrían agravar el colapso ambiental.
El estado mexicano es el negociador entre las empresas suministradoras de gas, y la sociedad civil, que demanda un ambiente limpio y costos justos. A su vez, la sociedad observa el riesgo ambiental, y demanda una participación transparente y justa en las decisiones sobre los energéticos.

