The Real China Model. Beijing's Enduring Formula for Wealth and Power

Cita: 

Wang, Dan y Arthur Kroeber [2025], "The Real China Model. Beijing's Enduring Formula for Wealth and Power", Foreign Affairs, septiembre-octubre, https://www.foreignaffairs.com/china/real-china-model-wang-kroeber

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Martes, Agosto 19, 2025
Tema: 
La supremacía tecnológica como objetivo político chino
Idea principal: 

    Dan Wang es investigador en la Hoover Institution de la Universidad de Stanford y autor de Breakneck: China’s Quest to Engineer the Future (A toda velocidad: la búsqueda de China por diseñar el futuro).

    Arthur Kroeber es fundador de Gavekal Dragonomics y autor de China’s Economy: What Everyone Needs to Know (La economía de China: lo que todo el mundo necesita saber).


    Los planes y estrategias de crecimiento tecnológico e industrial en China resultaron ser un éxito. En 2015, China presentó su esquema Made in China 2025 (Hecho en China 2025), que impulsó la modernización de sectores clave de la industria: energía, semiconductores, automatización industrial, etc.

    El objetivo final era convertir a China en un líder tecnológico y referente mundial. Hoy, muchas empresas chinas encabezan las listas de mejores empresas tecnológicas. Ahora la industria china lidera sectores clave como el de vehículos eléctricos, la automatización industrial y la generación de energía limpia. Cabe resaltar que gran parte de este resultado se debió a las estrategias adoptadas por el gobierno chino, en un sentido estructural y económico (dato crucial 1).

    Pese al éxito rotundo, muchas personas se mantienen escépticas respecto a la dinámica futura de la industria china. Es cierto que el país asiático presenta una desaceleración productiva y económica desde hace unos años. Sin embargo, sería un error garrafal pensar que estos síntomas económicos (deflación, preocupación de los consumidores, desempleo, etc.), conducen al estancamiento de China.

    Ante el inminente ascenso de la competitividad china, las políticas restrictivas de Estados Unidos no han sido adecuadas. Controles de exportación, aranceles y una política industrial dispersa no acabarán con el coloso asiático, pese a sus debilidades. Recuérdese que la solidez estructural de la industria china se logró gracias a “una planificación y construcción desde los cimientos” y del “todo a la vez”.

    En este sentido, es poco probable que las medidas proteccionistas de Estados Unidos, así como los indicadores de desaceleración internos, logren que la economía china deje de ascender (aunque esto se haga de manera más lenta). Para lograr algo, Estados Unidos debe preocuparse por fortalecer su propia industria a través de inversiones a largo plazo en sectores clave (energía, información, transporte, etc.).

    Volverse fuerte

    En junio pasado, un automóvil de carreras diseñado por la empresa china Xiaomi, consiguió un hito histórico. Durante una carrera en un circuito de Alemania, el automóvil en cuestión logró alcanzar la tercera mayor velocidad registrada en la historia por un coche eléctrico o de cualquier tipo. El circuito, conocido como Green Hell (infierno verde), históricamente fue dominado por fabricantes alemanes y otros extranjeros de gran trayectoria. Ahora, la corta trayectoria de un año de Xiaomi derivó en la fabricación de un automóvil rompe récords. Destaca el hecho de que Xiaomi es generalmente conocida por su fabricación de teléfonos celulares y ollas arroceras.

    Lo anterior es solo un ejemplo del ascenso repentino de muchas empresas chinas, sobre todo en el sector eléctrico (datos cruciales 2 y 3).

    El discurso habitual sostiene que este éxito se logró en función de apoyos multimillonarios selectivos del gobierno, aunados al robo y réplica de tecnología extranjera. Sin embargo, aunque algo de eso es cierto, este discurso ignora otro hecho fundamental. El estado también invirtió en infraestructura básica ligada a las nuevas tecnologías (deep infrastructure que permite innovación y producción eficiente.

    Entre los sistemas de infraestructura más importantes se encuentran el sistema de transporte y la red digital. La primera de ellas se caracteriza por trenes de alta velocidad y una masiva red de puertos (dato crucial 4). La relevancia de la segunda radica en una infraestructura de datos de alta calidad que permite al gobierno chino rastrear los movimientos de las personas, gestionar mejor la opinión pública y abastecer de información a sus empresas. En conclusión, un ecosistema informático de alta tecnología.

    A diferencia de las expectativas de Estados Unidos, el gobierno chino apostó por intervenir directamente y dirigir el rumbo de la red digital. Conectó a todos los ciudadanos y restringió el acceso a aquellos visitantes no deseados. Estado y empresas lograron no solo la difusión rápida de las redes móviles, sino que consiguieron colocar sus marcas en la vanguardia global (dato crucial 5).

    Es eléctrico

    Otro de los sectores clave detrás del éxito chino es su red eléctrica (dato crucial 6). La elevada cantidad de energía eléctrica generada permite alimentar sistemas de transporte e incentivar su crecimiento. Se pueden destacar lo autos eléctricos y los trenes de alta velocidad. En este sentido, China logró superar los principales obstáculos que presentaba el uso masivo de energía eléctrica. Esto se debe en parte a la inversión en líneas de transmisión de ultra-alta tensión, y en todo tipo de baterías. Ahora China se encuentra a la vanguardia y muy por encima de sus competidores en uso de energía eléctrica (datos cruciales 7 y 8).

    El impulso a la red eléctrica surgió a causa de la escasez en zonas específicas y como apoyo a la ampliación de la red ferroviaria para otros usos, aparte del transporte de carbón. Sin embargo, ahora la electrificación tiene un claro propósito estratégico. Es el motor del funcionamiento e innovación industrial. En este sentido, el gobierno sabe que disponer de energía eléctrica abundante y barata es una ventaja crucial.

    Por otro lado, la fuerza laboral industrial china es enorme y experimentada (dato crucial 9). Debido a décadas de conocimiento acumulado dentro de enormes fábricas y cadenas de suministro, los trabajadores chinos saben cómo hacer las cosas y cómo mejorarlas. Además, lo masivo del entorno permite generar ventajas de escalabilidad. De esta manera, se puede movilizar gran cantidad de trabajadores y fabricar un producto nuevo. Finalmente, el conocimiento de procesos permite a China crear industrias enteras nuevas.

    Dicho conocimiento de procesos es quizá el más importante de los activos industriales chinos. Se piensa que muchas cosas se fabrican en China debido al bajo costo de su mano de obra, pero eso no refleja todas las capacidades chinas. Tradicionalmente subestimado, el conocimiento de los trabajadores chinos permite acelerar y optimizar procesos de manera casi “natural”.

    Sumado a lo anterior, se encuentra la también subestimada ambición de empresarios chinos. Son empresarios audaces y están dispuestos a causar disrupción en cualquier sector siempre que adviertan posibilidades de negocios (dato crucial 10). Hoy día en la ecuación no solo están trabajadores experimentados, sino también empresarios ambiciosos.

    En contraparte a este escenario se encuentran los empresarios estadounidenses. Para poner un ejemplo, en 2014 Apple consideró incursionar en el mundo de los vehículos eléctricos. Tenía una disposición de efectivo mucho mayor que Xiaomi (dato crucial 11). Sin embargo, las condiciones no eran favorables. A diferencia de China, Estados Unidos carecía (y carece) de capacidad de generación y de alimentación energética masivas. 10 años después el proyecto fue cancelado definitivamente. En la misma línea, Tesla reduce sus ventas y poco a poco, consumidores chinos prefieren apostar por productos nacionales.

    Reacción adversa

    Aunque la dinámica tecnológica parezca inagotable, lo cierto es que China enfrenta serios problemas económicos. Sus causas se pueden atribuir a los mismos mecanismos que lograron el éxito tecnológico. En la actualidad hay una serie de empresas, principalmente de corte estatal, que arrastran deudas y se encuentran marcadas por una ineficiencia incompatible con el entorno tecnológico. Las restricciones impuestas a Jack Ma y Zhang Yiming (fundadores de Alibaba y ByteDance, respectivamente) enfriaron la confianza del sector privado.

    Otro obstáculo se halla en la corrupción generalizada (dato crucial 12). Muchos directivos importantes y ministros tecnológicos fueron despedidos por su implicación en fraudes y actos de corrupción. Entre ellos destaca el jefe de Tsinghua Unigroup (que opera varias empresas importantes fabricantes de chips) y el director del fondo nacional de circuitos integrados de China.

    Por otro lado, los subsidios del estado restringen la innovación y reducen las ganancias. Dado que muchas de las empresas que reciben apoyo son de baja competitividad, las de mayor calado se ven obligadas a bajar sus precios a fin de mantener su cuota de mercado. Asimismo, esto inhibe la inversión de empresas en investigación y desarrollo.

    Ejemplo de lo anterior se encuentra en sectores como el solar y en el de fabricación de teléfonos celulares. Aunque con diferentes características, ambos sectores se componen de empresas de productos indiferenciados y de ganancias mínimas. Como se señala, “los sectores tecnológicos de China son historias de éxito global, pero las empresas que los componen a menudo están en una situación lamentable”.

    Por el lado de los servicios el escenario es quizá más adverso. El gobierno chino se muestra más restrictivo con empresas de este sector. Muchas empresas de internet o telefonía son sobrerreguladas y las acciones en su contra son rigurosas. Por otro lado, aunque concentran la mayor parte de los trabajadores urbanos, la creación de nuevos puestos en el sector está en declive (dato crucial 13). En ese sentido, se genera un círculo vicioso. Dado que no hay empleo, los salarios tampoco tienen motivos para subir y los consumidores para gastar. Y como no hay consumo, las empresas se muestran todavía más reacias a contratar nuevo personal o aumentar salarios.

    De esta manera, China tendrá que conformarse con un crecimiento más lento, un bajo nivel de consumo y una constante deflación. Asimismo, las exportaciones tendrán que aumentar y China experimentará un superávit todavía más significativo (dato crucial 14). Por el lado de las empresas tecnológicas, se puede ver afectada la innovación, así como el dinamismo de producción, si países extranjeros se unen a Estados Unidos en sus políticas proteccionistas.

    Sin embargo, es muy probable que China supere estos retos, como lo hizo con otros en el pasado. Los subsidios comenzaron a reducirse, y empresas que no compiten poco a poco desaparecerán. El mercado de autos eléctricos se consolidó (dato crucial 15). Del lado del proteccionismo, es casi seguro que los países que comercian con China no encuentren una forma rentable de sustituir los productos chinos. Asimismo, China puede encontrar maneras indirectas de introducir sus productos en el extranjero.

    Los funcionarios chinos parecen tener claro sus objetivos y, en este sentido, aceptar los desafíos. En 2020, el presidente, Xi Jinping, declaró: “Debemos reconocer la importancia fundamental de la economía real... y nunca desindustrializarnos”.

    No puede parar, no parará

    Cuando Estados Unidos tomó cartas en el asunto respecto al plan Made in China 2025, decidió bloquear las exportaciones de insumos clave para la industria china. Bloqueó la exportación de semiconductores, chips y equipos de fabricación de semiconductores. La acción, iniciada por Donald Trump, se endureció con la llegada de Joe Biden. El éxito de estas políticas fue mixto. Grandes empresas lograron sobreponerse a las sanciones estadounidenses. Huawei recuperó sus niveles de ingreso de 2019, cuando fue vetada de Estados Unidos (dato crucial 16). Asimismo, Nvidia, empresa estadounidense, ahora tiene permitido vender nuevamente sus productos a China. Otros ejemplos se encuentran en SMIC, empresa relacionada con los chips, que logró duplicar sus ingresos desde que fue sancionada en 2020. Asimismo, las restricciones de Inteligencia Artificial no evitaron el ascenso de DeepSeek.

    El éxito de esta empresa no es complicado de asimilar, dado que posee una excelente base de datos, electricidad casi ilimitada y excelente talento. Y pese a que no cuente con acceso a los chips de vanguardia de Estados Unidos, dispone de chips maduros y cada vez más avanzados (dato crucial 17). En un modo similar, empresas tecnológicas chinas encontraron nuevas formas de mantenerse en la carrera y acortar la distancia. Las sanciones no las desplomaron, las volvieron más fuertes y resilientes. Ahora son menos dependientes y más maduras.

    Cuando Estados Unidos se dio cuenta de que no bastó con atacar a China, tomó otros caminos. Con Biden se aprobaron la Ley CHIPS (CHIPS Act) y la Ley de Reducción de la Inflación (Inflation Reduction Act). La primera impulsa la creación de semiconductores y la segunda subsidia tecnologías limpias. Sin embargo, pese a los gastos, en general fracasaron. La razón de esto es sencilla: Estados Unidos carece de una infraestructura básica ligada a las nuevas tecnologías suficiente para competir en escala global.

    No existe una red nacional de carga de vehículos eléctricos ni internet para todos los ciudadanos, a pesar de las promesas e inversión realizada. Por otro lado, las barreras burocráticas y regulatorias inhiben el despliegue de una red de transmisión eléctrica compleja. De esta manera no se pueden aprovechar los créditos fiscales que creó el gobierno.

    Ahora, con la nueva administración de Trump, los créditos desaparecen. Calificó a la Ley CHIPS de ridícula, a la vez que anunciaba la eliminación de subsidios para después de 2026. Por otro lado, su política arancelaria mermó a la industria estadounidense (dato crucial 18). Inversores muestran incertidumbre. Cabe recordar que muchas empresas requieren de insumos importados para fabricar sus productos. Algunos mencionan que dichas políticas lograrán traer la fabricación de insumos a Estados Unidos. En todo caso, el panorama es confuso.

    La industria manufacturera estadounidense viene en picada desde hace muchos años. Incluso la manufactura de defensa tiene contracciones. La construcción de artillería militar y buques navales presenta retrasos. Además, pese a los esfuerzos, la fuerza armada de Estados Unidos todavía depende de las tierras raras chinas.

    Por su parte, los sectores donde Estados Unidos mantiene una ventaja considerable tienen un futuro incierto. El gobierno amenaza con retirar subvenciones a universidades e instituciones de primer nivel debido a acusaciones de antisemitismo. En este sentido, la Casa Blanca recortó los fondos para investigación científica en entidades nacionales. Finalmente, las políticas migratorias perjudican el sector de construcción e inhiben la entrada de personal cualificado en sectores clave de la economía. En general, las perspectivas de la innovación no son positivas.

    Volver a lo básico

    Para competir con China, Estados Unidos debe ir más allá de las restricciones autoimpuestas y dejar de trivializar el avance tecnológico de su rival. El problema de Washington, extendido en varias administraciones, es no tomarse en serio la competencia.

    La clave para Estados Unidos es fortalecer su propia capacidad a través de la construcción de una infraestructura básica ligada a las nuevas tecnologías. Washington debe abandonar el enfoque ad-hoc de Biden y la estrategia arancelaria de Trump centrada en industrias obsoletas como el acero. Los responsables políticos deben pensar en términos de ecosistema, e invertir en infraestructura básica moderna (como en los siglos XIX y XX) para estimular la demanda y reconstruir la base manufacturera. Una prioridad principal es construir un sistema eléctrico más robusto que incluya almacenamiento en baterías y líneas de transmisión de alto voltaje.

    Para reconstruir la industria, Estados Unidos debe reducir las estructuras de costos. No competir en mano de obra barata, sino hacer atractivos sus mercados para sectores intensivos en capital. Esto exige eliminar los aranceles ruinosos de Trump, asegurar energía abundante y barata, implementar una reforma de permisos para reducir costos regulatorios excesivos, incrementar la financiación gubernamental para investigación y desarrollo básica y adoptar políticas de inmigración liberales para atraer el mejor talento y el conocimiento de procesos.

    Finalmente, Washington no debe subestimar a China, cuyo modelo fue efectivo al convertir la supremacía tecnológica en una prioridad política. Para competir, Estados Unidos debe comprometerse a liderar en las industrias del futuro y estar más dispuesto a aceptar errores y cierto desperdicio como precio del éxito. La meta es enfocarse menos en debilitar al rival y más en hacer de Estados Unidos la mejor y más vigorosa versión de sí mismo.

Datos cruciales: 
    1) El gobierno chino respaldó el esquema Made in China 2025 por medio de subsidios directos e indirectos, crédito barato y exenciones fiscales. Estos mecanismos representaron entre 1 y 2% de Producto Interno Bruto (PIB).

    2) China fabricó cerca de 75% de los vehículos eléctricos del mundo en 2024 y representó cerca de 40% de las exportaciones globales de autos eléctricos.

    3) Las empresas producen la mayoría de baterías del mundo, así como 60% de los electrolizadores utilizados para extraer hidrógeno del agua (la forma más efectiva de producir energía limpia a base de hidrógeno).

    4) En los últimos 30 años, China construyó una red nacional de autopistas que duplica la longitud del sistema de carreteras interestatales de Estados Unidos, así como una red de trenes de alta velocidad con más kilómetros de vías que el resto del mundo combinado. Además, en ciertos años, el puerto de Shanghái mueve más mercancía que todos los puertos de Estados Unidos juntos.

    5) Plataformas líderes como ByteDance, Alibaba y Tencent se convirtieron en innovadores de clase mundial y Huawei se convirtió en el principal productor mundial de equipos 5G.

    6) Desde el último cuarto de siglo, China lidera el mundo en la construcción de centrales eléctricas. Cada año añade el equivalente al suministro total de Reino Unido. Ahora genera más electricidad anualmente que Estados Unidos y Unión Europea juntos.

    7) La electricidad representa 21% del uso de energía promedio en el mundo y 22% en Estados Unidos. En China, la electricidad representa casi 30% del uso de energía, más que en cualquier otro país grande, excepto Japón.

    8) En China, el uso de energía eléctrica crece 6% cada año. En el resto del mundo 2.6%, y en Estados Unidos crece tan solo 0.6%.

    9) La fuerza laboral industrial china es la más grande del mundo, con cerca de 70 millones de personas.

    10) Un ejemplo de empresario audaz es Lei Jun, fundador de Xiaomi. En 2021 apostó por los autos eléctricos e invirtió 10 mil millones de dólares en ello, a pesar de que su empresa estaba valuada en 80 mil millones de dólares. Cinco años después, su audacia dio frutos.

    11) En 2014, Apple tenía una capitalización de mercado de 600 mil millones de dólares y una reserva de efectivo de 40 mil millones de dólares.

    12) La industria china de semiconductores recibió más de 100 mil millones de dólares en apoyo directo desde 2014. Algunos de los proyectos financiados fueron fraudes directos.

    13) El sector servicios concentra cerca de 60% de los trabajos urbanos.

    14) El superávit comercial de China es de casi un billón de dólares, más del doble de la cifra de hace cinco años.

    15) El número de empresas de vehículos eléctricos cayó de 57 en 2022 a 49 en 2025. Y 33% de productores de vehículos eléctricos ahora venden al menos 10 mil coches cada mes, frente a menos de 25% de productores en 2022.

    16) Huawei invirtió miles de millones de dólares para compensar la ausencia de chips estadounidenses.

    17) Según los puntos de referencia técnicos globales, los grandes modelos de lenguaje chinos están, como máximo, seis meses por detrás de los líderes estadounidenses.

    18) Estados Unidos perdió 10 mil puestos de trabajo en manufactura entre abril y junio de 2025.

Nexo con el tema que estudiamos: 

    El argumento liberal pretende centrar la competencia global en el ámbito económico. Como en su momento lo fue la carrera espacial durante la Guerra Fría, ahora la competencia por la hegemonía mundial se libra en el campo tecnológico. No es el único, pero quizá el más mediático, junto con el comercial (aunque todos van de la mano). En esta carrera tecnológica el estado y empresas chinas se muestran más serias y comprometidas. Pese a la corrupción y la contracción económica, saben que tienen las capacidades para superar a Estados Unidos.

    Por su parte, este último parece carecer de la convicción y capacidad articuladora de aquel. Las pocas y dispersas medidas que adoptó de manera tardía no dieron resultado. Si la dinámica se mantiene así, que parece lo más seguro, no nos sorprendamos cuando las condiciones del comercio mundial, así como las pautas tecnológicas, las imponga el gigante asiático.

    Ante la desesperación de este escenario, preocupan las acciones que Estados Unidos pueda tomar. Hay antecedentes suficientes para apreciar que, bajo presión, la Casa Blanca suele tomar decisiones arriesgadas para perjudicar a cuantos se pueda y retomar protagonismo. Tan solo las políticas antimigrantes, el escándalo en que se envuelve Trump, el apoyo a Israel y los discursos controversiales son un indicio del futuro próximo.

    En este contexto, el riesgo global es latente. El más relevante es la confrontación militar entre ambas potencias globales. Asimismo, la lucha desenfrenada por insumos y materias primas incentiva la toma de decisiones desesperadas que comprometen la soberanía de otras naciones y la seguridad energética y alimentaria de sus pueblos. Ignorar a voluntad la disputa hegemónica es ser indiferente a nuestro futuro.