Damian Carrington periodista y editor de medio ambiente en The Guardian

Una dieta basada principalmente en plantas con un consumo moderado de carne puede reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la producción de alimentos. Esta reducción se explica porque los procesos de producción de los alimentos generan impactos sobre los ecosistemas y contribuyen con la contaminación del medio ambiente. (dato crucial 1)

La dieta de salud planetaria propone como estrategia global proporcionar alimentos para toda la población hacia el año 2050, en un contexto de crecimiento demográfico. Este modelo alimentario busca mejorar tanto la salud humana como la sostenibilidad ambiental. Tiene como objetivo de incluir mayor cantidad de verduras, frutas, legumbres y/o cereales, limitando el consumo de alimentos procesados y de origen animal. Sin embargo, en la mayoría de los países el consumo de carne roja es visiblemente superior al recomendado por esta dieta. (dato crucial 2)

La efectividad de este modelo también está condicionada por la equidad del sistema alimentario global. Amplios sectores de la población carecen de acceso a una dieta saludable debido a las desigualdades económicas, lo que se traduce tanto en desnutrición como en elevados índices de obesidad (datos cruciales 3-4).

Una regulación e imposición de impuestos de los alimentos menos saludables podría contribuir a los subsidios agrícolas y favorecer la producción con menor impacto ambiental. De acuerdo con el profesor Johan Rockström (científico sueco reconocido internacionalmente por su trabajo sobre sostenibilidad global, cambio climático y los llamados “límites planetarios”), la construcción de un sistema alimentario más justo, puede salvar vidas y cuidar a los ecosistemas.

Por su parte el profesor Walter Willet(médico y científico estadounidense, considerado una de las máximas autoridades mundiales en nutrición y salud pública) menciona que existe una relación entre una dieta saludable y la reducción del cáncer y enfermedades neurodegenerativas, debido a la presencia de nutrientes esenciales como los ácidos grasos, fibras, folato, magnesio, hierro, zinc o B12. (dato crucial 5)

Asimismo, La profesora Line Gordon (científica sueca especializada en sostenibilidad, agua y sistemas alimentarios, y actualmente directora del Stockholm Resilience Centre) propone mejorar la transición hacia la dieta de salud planetaria mediante la reducción de costos en los alimentos saludables y si se agregan advertencias en los productos dañinos para la salud.

Las consecuencias económicas de un sistema alimentario insostenible cuestan a la sociedad aproximadamente 15 miles de millones de dólares anuales, mientras que cambiar este sistema representaría un ahorro de 5 miles de millones de dólares (dato crucial 6).

Esta transición exige, además, una transformación en los hábitos de consumo, la reducción del desperdicio de alimentos, la promoción de prácticas agrícolas más sostenibles y la garantía de condiciones laborales justas. Pese a la sólida evidencia científica que respalda la dieta de salud planetaria por sus beneficios para la salud humana y el medio ambiente, su implementación ha suscitado resistencia y descontento en la industria cárnica.