Underage Workers Are Training AI
Rowe, Niamh [2023], "Underage Workers Are Training AI", Wired, 15 de noviembre, https://www.wired.com/story/artificial-intelligence-data-labeling-children/
El texto habla de una problemática que es poco visible en la cadena de producción de inteligencia artificial a nivel global: trabajadores menores de edad dedicándose al etiquetado de datos para grandes empresas tecnológicas (se encargan de clasificar, describir información para que los algoritmos de inteligencia artificial puedan reconocer los patrones).
Se habla de Hassan, un adolescente de Pakistán que comenzó a trabajar desde su habitación durante la pandemia, su caso muestra cómo las plataformas de crowdsourcing (sitios en internet donde diversas personas colaboran en línea para realizar pequeñas tareas a cambio de un pago) como Toloka, Appen o Clickworker, emplean a jóvenes que en muchos casos falsifican su identidad, para realizar tareas mal remuneradas, incluso en ocasiones “traumáticas”.
El trabajo de etiquetado es la base del aprendizaje automático, que permite que una vez reconocidos los patrones, los algoritmos puedan tomar decisiones sin la necesidad de ser programadas paso a paso.
Los trabajadores clasifican imágenes, textos o audios para entrenar programas, esta tarea puede ir desde identificar objetos de la vida diaria, hasta contenido violento y/o sexual. Estas plataformas pertenecientes al Sur Global, vinculan a millones de trabajadores con corporaciones como Amazon, Google, Microsoft, Nvidia o Adobe. Se espera que el etiquetado crezca considerablemente (dato crucial 1).
Las empresas afirman que prohíben el trabajo infantil, pero los controles de edad que manejan resultan ineficaces, ya que los jóvenes se registran con documentos de familiares o comparten cuentas dentro su hogar.
En algunos casos, familias enteras se dividen las tareas digitales como si se tratara de un taller doméstico, lo cual genera una nueva forma de explotación, denominada “servidumbre digital”, que se caracteriza por la precariedad, la invisibilidad laboral además de la desigualdad estructural entre el Norte y el Sur Global. Este tipo de ocupaciones atraen a niños y jóvenes por sus escasos controles y los pagos en divisas extranjeras. Se destacan la asimetrías de costos salariales de esas tareas en los países sede de las corporaciones que contratan a los niños y jóvenes (dato crucial 2).
El texto también describe tareas como la moderación de contenido explícito o el entrenamiento de sistemas de reconocimiento facial y motores de búsqueda, en la que los adolescentes están expuestos a material no apto para su edad, provocando afectaciones psicológicas, pues muchos trabajadores como Hassan, revisaron escenas de violaciones, asesinatos o pornografía infantil mientras aún eran menores de edad.
Los investigadores destacan que esta estructura de trabajo reproduce una forma de colonialismo digital, es decir que las estructuras de poder ya no solo se basan en recursos, ahora también les interesa el control de la información, los datos y la infraestructura tecnológica.
El conocimiento, los datos y los beneficios se concentran en el Norte Global, mientras el trabajo invisible, peligroso y mal pagado se ve en comunidades vulnerables del Sur, lo que disminuye las responsabilidades de las empresas y deja sin protección a los trabajadores (dato crucial 3).
En el trasfondo de esta industria, existen tareas de resolución de captchas que emplean abiertamente a niños para entrenar modelos de inteligencia artificial, como el sitio "Kolotibablo", donde se registran menores de siete años. El texto revela que el desarrollo tecnológico más avanzado se apoya en formas de trabajo infantil y precariedad global.
1) Según Grand View Research, una firma internacional especializada en análisis de mercado, la industria global de etiquetado de datos alcanzará un valor aproximado de 17.1 mil millones de dólares para 2030, lo que evidencia su alta rentabilidad, sin tener en cuenta las precarias condiciones laborales de quienes la sostienen.
2) En el ejemplo citado se estima que una hora de trabajo en línea puede dar ingresos entre 1 y 2 dólares, en un país en que el salario mínimo es de 0.26 dólares.
3) La mayor parte de estos trabajadores se ubican en África oriental, Venezuela, Pakistán, India, Filipinas, e incluso en campamentos de refugiados.
Este texto se vincula con el análisis de las transformaciones del trabajo en la era digital y las desigualdades económicas globales. El fenómeno de “trabajo infantil digital” evidencia cómo la inteligencia artificial se sostiene en prácticas laborales precarias que aumentan la dependencia del Sur global frente al Norte industrializado. Además, se destacan los efectos sociales, incluso éticos, de la innovación tecnológica sin regulación y la nueva forma de explotación derivada de la economía digital.

