La lucha de los multimillonarios contra la 'amenaza' China
Moreno, Tica y Luiz Zarref [2025], "La lucha de los multimillonarios contra la 'amenaza' China", ARG, 4 de febrero,https://argmedios.com.ar/la-lucha-de-los-multimillonarios-contra-la-amen...
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Renata “Tica” Moreno es socióloga, militante de la Marcha Mundial de Mujeres en Brasil. Sus líneas de investigación son la tecnología y el feminismo.
Luiz Zarref es miembro de la Coordinadora Nacional del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra y coordinador para América Latina de la Asociación Internacional para la Cooperación Popular.
La presencia de multimillonarios en la toma de posesión de Donald Trump fue la culminación de diversas manifestaciones políticas de los multimillonarios estadounidenses: el activismo político de Elon Musk durante la campaña electoral; el manifiesto lanzado por Mark Zuckerberg a inicio de 2025 y la presencia en primera fila de la toma de posesión de Donald Trump.
Estas acciones se interpretan como apoyo del sector empresarial a las promesas de Trump de regular y recortar impuestos, en un afán de recuperar el neoliberalismo. En esta línea también existe la interpretación de que las próximas regulaciones europeas serán combatidas por el gobierno estadounidense como cuestión nacional.
Otra versión señala la cohesión de estas figuras con la administración de Trump en aras de una nueva base de exploración espacial o la creación de ciudades “inteligentes” como utopía ultra burguesa. Una interpretación más, presente en la izquierda brasileña, apunta que estas acciones se sitúan en el marco del fascismo como fenómeno creciente ante la crisis del capitalismo. Esto se evidencia en la manipulación de masas y el ocultamiento del avance de la barbarie.
Estos planteamientos aunque contienen fragmentos de la totalidad histórica, no llegan al núcleo.
La unidad de las corporaciones y Trump debe entenderse primero junto a otros pilares de apoyo, como el complejo militar-armado y las corporaciones de petróleo y gas. Se necesita una lectura más precisa de la base material de esta nueva fracción de la burguesía y por qué tiene tanto poder.
Es preciso entender que su poder no reside en la cantidad de dinero que poseen o en su capacidad de manipulación, de hecho estas dos expresiones de poder son resultado del control sobre la producción, extracción y tratamiento de datos.
La revolución tecnológica que estamos viviendo comprende un cambio en la actual dinámica de desarrollo de fuerza productivas, centrándose en el capital financiero que a su vez depende de la digitalización y dataficación del mayor número posible de elementos de la realidad subjetiva y objetiva, en la búsqueda creciente de extraer, almacenar y procesos datos como capital. La infraestructura de datos y por tanto su propiedad, es decisiva en este proceso.
La revolución tecnológica es física. Las inmensas fábricas ahora configuradas como centros de datos, consumen cada vez más energía y agua (dato crucial 1). Hay decenas de miles de kilómetros de cables submarinos, antenas y un número creciente de satélites (especialmente del sistema Starlink). Hay miles de trabajadores en el Sur Global que trabajan en “granjas de clics” entrenando a la inteligencia artificial etiquetando términos e imágenes.
Los datos son la materia prima básica del desarrollo tecnológico en la fase actual del capitalismo financiero. Con cada revolución tecnológica, la dinámica geopolítica del mundo ha cambiado, de la mano con la aparición de nuevas potencias y la erosión de imperios pasados. Esto no solo significa cambios en las fronteras territoriales sino en las formas sociales de organizar el mundo en sus dimensiones materiales y simbólicas.
En este sentido, los datos y factores de producción para su extracción y procesamiento están en el centro de la disputa geopolítica. Las fuerzas sociales que controlen estas primeras etapas definirán la dinámica del mundo.
Las tecnologías de estas grandes corporaciones y sus sistemas algorítmicos están penetrando todos los aspectos de la vida, naturalizándose como las únicas posibilidades. Avanzan y operan sin regulaciones y cuando las hay, ya existe un grado de dependencia de infraestructuras, modelos y aplicaciones tecnológicas que parece imposible revertir.
El punto decisivo para las fuerzas revolucionarias se basa en comprender cómo surge una nueva burguesía que controla estos nuevos medios de producción y qué visión del mundo se intentará imponer para seguir acumulando a partir del robo de la naturaleza y la explotación de la capacidad productiva y reproductiva de la masas explotadas.
En la opinión de lxs autores de este artículo, la batalla principal es contra la planificación socialista de la esfera digital del capitalismo financiero propuesta por China bajo la dirección del Partido Comunista. El contexto de esta situación es el ascenso del Sur Global como potencia económica y tecnológica, expresado por el ascenso de China y la formación de bloques políticos como los BRICS, frente a Estados Unidos en situación de desindustrialización.
Esta coyuntura es lo que se entiende como Hiperimperialismo. Los tres sectores que apoyan a Trump: armas, petróleo y tecnológicas son estratégicos en la disputa que enfrenta el decadente y peligroso imperialismo liderado por Estados Unidos.
China, las nuevas cualidades de las fuerzas productivas y el Sur Global
La superioridad histórica del socialismo sobre el capitalismo tiene distintas dimensiones. Una de las principales es que el socialismo es el modo de producción en el que el carácter revolucionario del desarrollo de las fuerzas productivas no es secuestrado por la burguesía.
Las experiencias socialistas han comprendido que la toma del control del estado debe servir para extinguir el control de la burguesía. La trayectoria del Partido Comunista Chino (PCCh) es la más polémica desde la Comuna de París. Es posible mirarla como una economía socialista de mercado, dirigiendo el desarrollo en sectores estratégicos con estructuras estatales mientras fomenta las leyes económicas de mercado clásicas en los sectores periféricos.
Los resultados han sido increíbles, han eliminado la pobreza extrema aún cuando sus condiciones climáticas y topográficas no son las más favorables. Dominan las tecnologías más avanzadas en energía solar y producción de motores eléctricos para vehículos individuales y colectivos (dato crucial 2).
Hoy China es el taller del mundo y no por el valor de cambio de su fuerza de trabajo, sino por el sistema industrial de producción y circulación que ha desarrollado.
El PCCh ha desarrollado dos líneas simultáneas: externamente desarrollando la teoría de la Comunidad Global de Futuro Compartido e internamente, se da cuenta de que esta capacidad desarrollada por China le permite dar pasos firmes hacia una nueva revolución tecnológica. Con este fin, el presidente chino Xi Jinping ha pedido a la nación hacer todo lo posible por desarrollar las nuevas cualidades de las fuerza productivas.
En China, los datos se han vuelto un nuevo factor de producción. Se fomentan diferentes áreas del conocimiento y las innovaciones tecnológicas basadas en el Big Data y el desarrollo de modelos de inteligencia artificial toman protagonismo. La elaboración y orientación política de potenciar las nuevas cualidades de las fuerza productivas, revolucionando cada sector con innovación incluidas las infraestructuras de datos y construcción de modelos de IA, se considera un componente fundamental de la modernización socialista.
Debido a que China ve los datos como materia prima, una regulación coherente de su uso es inevitable para el modelo chino.
El poderío ascendente de China constituye el núcleo de la unidad de multimillonarios estadounidenses. Conocen el potencial de esta revolución tecnológica y siguen controlando los medios de producción. Sin embargo para el socialismo, en su forma más avanzada para este momento de la historia, tiene el potencial para socializar este logro humano y superarles tecnológicamente. Esta es la batalla que pone a Amazon, Google, Meta, SpaceX y Tesla en la misma bolsa.
Un ejemplo de este cambio histórico y su desarrollo es Huawei. Esta empresa china de capital privado ha crecido gracias al ecosistema industrial que existe en el país, combatida por el imperio, aparentemente por el desarrollo eficiente y barato de la tecnología 5G. Realmente el objetivo era sabotear el desarrollo tecnológico de la compañía impidiéndole acceder a las generaciones más avanzadas de semiconductores.
China está demostrando su capacidad de innovación, que va desde la investigación básica de sus propios modelos de lenguaje y sistemas de inteligencia artificial generativa, como Deepseek de código abierto desafiando el dominio de ChatGPT de OpenAI, empresa que también es partidaria de Trump.
Otro ejemplo es la regulación de datos, considerada un medio de producción básico en la nueva revolución tecnológica. Hay una serie de regulaciones innovadoras como el registro de objetivos de algoritmos y una serie de requisitos de seguridad de los datos que las empresas deben seguir. Esta es la razón por la que Facebook, Google y otras corporaciones occidentales no tienen operaciones en China, pues no han aceptado cumplir con la legislación sobre el tratamiento de datos producidos y recogidos en el país. También empresas chinas como Didi han sido multadas por no cumplir con la legislación del país sobre seguridad y privacidad de datos.
El proceso chino de elaboración de políticas está en ebullición en cuanto a políticas de datos. Los gobiernos locales en colaboración con empresas están llamados a desarrollar experiencias pilotos que pueden convertirse en modelos nacionales. Desde 2021 se están llevando a cabo experimentos desarrollándose en 14 polos, con distintos modelos sobre cómo regular la extracción y producción de datos, su acceso y comercialización. Dos características ilustran la perspectiva del socialismo en este proceso: las empresas estatales son las principales de estos experimentos y la monetización de datos está vinculada sobre todo a la transformación y uso, como bienes público del estado.
Un último ejemplo es el desarrollo de la Nube de maquinaria agrícola de Sinomach, la mayor empresa estatal china de maquinaria. Es un sistema público de digitalización de agricultura con el que se busca dar pasos estructurales para una nueva fase de la agricultura. A pesar de ser una plataforma nueva, la empresa lanzó su primer proyecto internacional en asociación con el Centro Brasil-China para la agricultura familiar. Se establecieron nuevos parámetros de soberanía digital, es decir la definición básica de que los datos sobre el territorio y la producción agrícola son propiedad de las instituciones brasileñas. Esta plataforma puede desempeñar un papel central en el control de la producción nacional, garantizando la seguridad y la soberanía alimentarias, y diseñando una nueva zonificación de la producción en el contexto del cambio climático.
Hay una posibilidad histórica de avanzar como sujeto de la producción de esta tecnología en nuestros territorios. Este tipo de tecnologías para el campo coexistirá con distintas formas de producción de alimentos siguiendo el principio de autodeterminación de los pueblos sobre sus territorios y formas de vida.
Este último ejemplo se aproxima al concepto de Comunidad global de futuro compartido, orientado por la diplomacia china desde hace 10 años. El concepto se basa en que la humanidad ha alcanzado un nivel de desarrollo sin precedentes cuyos avances tienden a ser más compartidos en todo el mundo.
Por su parte, las fuerzas del bloque imperialista buscan bloquear este desarrollo común colectivo desestabilizando la soberanía de los países, fomentando guerras, impidiendo acuerdos mundiales sobre la crisis ecológica y controlando privadamente los fundamentos de la nueva revolución tecnológica.
Gramsci entendía el fascismo como una forma histórica producida por las élites del capitalismo periférico que fracasaron en su intento de ponerse a la altura del desarrollo capitalista más avanzado de la época. Actualmente Silicon Valley tiene claro que sus líderes pueden ser superados tecnológica y políticamente por el Sur Global, por ello necesitan intensificar su política y apostar por la beligerancia para cambiar las tendencias del movimiento de la historia. A esto se suma la incapacidad del capitalismo financiero de sostener su propio modelo en enriquecimiento, teniendo la necesidad de imponer gobiernos fascistas para garantizar su intento de reproducción.
La rebelión de los datos y la soberanía digital popular
Nuestras comunicaciones hoy día tienen lugar en plataformas estadounidenses, al igual que las infraestructuras de almacenamiento de datos y capacidad computacional para procesarlos.
Es crucial no caer en el fetichismo. Aunque los datos, sus mecanismos de extracción y producción y los algoritmos son todos medios de producción que han elevado como nunca la composición orgánica del capital, siguen dependiendo de la fuerza de trabajo y de la naturaleza. Una de las tareas centrales de las organizaciones que luchan por la transformación socialista es la gobernanza de ese desarrollo.
La apuesta es por una rebelión de datos, organizada por los movimientos y colectivos que producen la materialidad de la vida. Hay que retomar el control de datos que se producen desde los territorios, desde nuevas formas de producción y reproducción de vida.
Además de comprender el metabolismo del capital en este periodo de la historia, se necesita profundizar en la comprensión colectiva de la forma antagónica más avanzada, que es la experiencia china.
Un ejemplo de fuerzas populares es Brasil. La propuesta de soberanía digital está ganando terreno e implica la propiedad y el control sobre los datos, la localización y propiedad de las infraestructuras de almacenamiento y procesamiento de datos en el territorio nacional, la inversión en formación y capacidad computacional.
La soberanía digital significa, por tanto, recuperar el control sobre los datos y los territorios en los que se producen. Significa luchar por la inversión pública para que las organizaciones populares y la clase trabajadora no sean meros usuarios de tecnologías sino que participen activamente en el proceso de producción de modelos.
Son fundamentales las estructuras públicas que profundicen en el conocimiento de los parámetros de los sistemas algorítmicos y que garanticen a las organizaciones la capacidad de negar, alterar y crear nuevos modelos que respondan a las necesidades y diversidad de concepciones tecnológicas.
1. En 24 horas, Google y Microsoft consumen más energía que 100 países juntos, y por separado más que países como Ghana y Túnez.
2. En menos de 20 años, China ha construido 45 mil kilómetros de trenes de alta velocidad, representando 2/3 de toda la red ferroviaria de este tipo en el mundo.
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La lectura geopolítica propone una reflexión relevante: considerar a los multimillonarios que controlan las nuevas tecnologías en Estados Unidos como una nueva fracción de la clase capitalista, que diseña y articula las respuestas ante el ascenso del Sur Global. Notar también la ausencia de crítica histórica del papel del llamado socialismo y de los regímenes políticos de los BRICS y China, experiencias autoritarias en auge.

