Transnacionalismo: ¿término de moda o programa de investigación serio? Propuesta de investigación para estudiar las organizaciones transnacionales como vínculo micro-macro

Cita: 

Pries, Ludger [2011], “Transnacionalismo: ¿término de moda o programa de investigación serio? Propuesta de investigación para estudiar las organizaciones transnacionales como vínculo micro-macro”, Gustavo Ernesto Emmerich y Ludger Pries (coordinadores), La transnacionalización. Enfoques teóricos y empíricos, México, UAM, pp. 9-38.

Fuente: 
Libro
Fecha de publicación: 
2011
Tema: 
La transnacionalización como método de investigación
Idea principal: 

Introducción

El fenómeno transnacional como programa de investigación ha pasado al terreno de disciplinas como son geografía, sociología, ciencia política, antropología, economía, literatura e historia. Los términos transnacional y transnacionalismo se han utilizado de forma tan indistinta que su significado se ha vuelto relativo. Es necesario generar rigurosidad conceptual e investigación empírica para demostrar que el establecimiento del transnacionalismo como concepto es valioso y ha conducido a nuevos retos empíricos y teóricos.

Desafíos del transnacionalismo como programa de investigación

El autor identifica cuatro desafíos del transnacionalismo como programa de investigación. Primero, en lugar de extender el concepto de transnacionalismo a un término relativo, es necesario definir unidades de análisis apropiadas para los fenómenos sociales transnacionales. La unidad de análisis más simple sería “una relación social transnacional”, tal como la relación de un migrante con su familia en el extranjero, sin embargo, si nos remitimos a este ejemplo, encontraremos que estas relaciones han existido el tiempo que han existido las naciones, los Estados-nación y las sociedades nacionales. Para ser más precisos con el concepto de transnacionalismo, los estudios transnacionales se deben enfocar en las unidades sociales transnacionales, que se refieren a las prácticas sociales, símbolos y artefactos transnacionales relativamente densas y duraderas (p. 10).

El segundo reto en la investigación del transnacionalismo, tiene que ver con un transnacionalismo empírico, que nace de la necesidad de medir la magnitud empírica de los fenómenos transnacionales y especialmente de las unidades sociales transnacionales duraderas y densas. Por un lado la existencia de fenómenos y relaciones sociales transnacionales multifacéticas tiene que ver con la construcción de unidades sociogeográficas coherentes, como las naciones, los Estados y las sociedades. Por otro lado, los espacios sociales transnacionales podrían ser conceptualizados en un sentido restringido, así, podrían entenderse como Estados nación y sociedades nacionales que despliegan esquemas de interacción en las dimensiones de prácticas sociales intensivas y estables, sistemas de símbolos y artefactos (p. 11).

La proliferación de los espacios transnacionales fue fomentada sobre todo por las tecnologías de la comunicación innovadoras y baratas, tales como el teléfono, el fax, internet, y el transporte aéreo. En este sentido el autor se pregunta ¿dónde se localizan los diferente tipos de espacios sociales transnacionales?, ¿la migración transnacional constituye una gran proporción de la migración internacional?, ¿existen muchas familias transnacionales como resultado de las relaciones de la migración transnacional?, ¿juegan las compañías de negocios transnacionales un papel importante en comparación con las compañías multinacionales, globales o focales?. Hay poco conocimiento sobre la magnitud real de las organizaciones transnacionales, por lo que hay poco conocimiento de la incidencia de tales unidades de análisis con otras unidades de análisis sociales (p. 12).

Un tercer desafío es el análisis de las estructuras y procesos internos de tales unidades de análisis sociales así como la interrelación entre los tipos de unidades de análisis sociales transnacionales y no transnacionales. Habría que preguntarse ¿cuáles son las similitudes entre las estructuras internas (es decir, la distribución de recursos, valores y poder) y las dinámicas de los espacios transnacionales (es decir, los mecanismos de coordinación entre las diferentes y distantes unidades de los espacios transnacionales) en comparación con otros tipos de espacio?. Existe entonces, la necesidad de examinar agentes y estructuras (p. 13). No sólo faltan elementos para entender las unidades sociales transnacionales, también faltan elementos para entender la relación sistemática entre ellas y otros tipos de unidades sociales, es decir, ver la influencia de las unidades sociales transnacionales en las que no lo son.

Como cuarta tarea de los estudios del transnacionalismo está la necesidad de desarrollar una metodología efectiva para la investigación transnacional. George Marcus, entre otros autores, ha definido algunas reglas generales para los estudios del transnacionalismo, sin embargo, estas reglas no resuelven el problema de cómo identificar las unidades transnacionales y de cómo distinguirlas de las relaciones transnacionales simples. Los métodos cualitativos desarrollados por estudiosos como Michael Kearney, George Marcus, Karen Olwig, Federico Besserer, Fernando Herrera y Peggy Levitt, representan avances importantes en el estudio de las cosas y las personas a fin de identificar y analizar las relaciones sociales transnacionales (p. 14).

Se plantea la necesidad no sólo de métodos nuevos sino de un desarrollo general en la metodología. Dentro del esquema del nacionalismo metodológico se consideraba que las unidades de referencia espaciales correspondientes eran “determinadas naturalmente” por el nivel geográfico local, nacional y global. Sin embargo, habría que decir que las unidades de referencia espaciales no se dan de manera automática, son hechos sociales construidos y discutibles. En términos cualitativos esto plantea nuevos problemas metodológicos porque las unidades de análisis y las de referencia aparecen definitivamente como son: complejamente entrelazadas (p. 15).

Hacia el fortalecimiento del fundamento conceptual de la investigación transnacional

Basados en los desafíos de los estudios transnacionales se formulan 4 propuestas:

1.- A fin de que se noten las características más marcadas de los estudios transnacionales se plantean los criterios de diferenciación entre unidades de análisis, de referencia y de medida.

2.- Los estudios transnacionales tiene que poner mucha atención al desafío de encontrar las unidades de referencia (socioespaciales) adecuadas.

3.- Se debe alcanzar un concepto específico y preciso de los términos “transnacional” y “transnacionalismo”, para evitar así que se utilicen como categorías “atrapatodo”.

4.- La interpretación de los espacios sociales tiene que ser más categórica para evitar que se reemplacen conceptos tradicionales como “comunidad” y “sociedad” por otros términos vagos.

Sanjeev Khagram y Peggy Levitt (2005) han hablado del problema de encontrar definiciones claras de “fronteras” y “límites” que se presuponen a la hora de examinar el fenómeno transnacional y las unidades de análisis que transgreden estas fronteras y límites (p. 16).

Para construir unidades de análisis adecuadas, podría pensarse en cuestionar las unidades que tradicionalmente se dan por sentadas. Una segunda posibilidad es reflexionar sobre las relaciones entre las unidades de análisis, de referencia y de medida. Los estudios transnacionales, podrían incluir toda la información que se enfoca en objetos de estudios transfronterizos y plurilocales. Pero el término estudios “transnacionales” se desarrolla aquí siguiendo una interpretación precisa y específica sobre los espacios sociales transnacionales entendidos como unidades de referencia. Las unidades de análisis pueden definirse como entidades teórico-analíticas sobre las cuales se hace una afirmación científica, por ejemplo, en una investigación titulada “Las identidades fragmentadas de los migrantes mexicanos rurales-urbanos en la ciudad de México en los noventa”, las identidades fragmentadas representarían las unidades de análisis, se ha cual sea la operacionalización del concepto teórico-analítico de tales identidades. El término “migrantes mexicanos rurales-urbanos” representaría las unidades de medida, entendida como aquellas entidades con las cuales se relaciona la recolección de datos. Finalmente, la expresión “en la ciudad de México en los noventa” indicaría la unidad de referencia espacio-temporal que se relaciona con las afirmaciones científicas (p. 18).

La distinción entra las unidades de análisis, referencia y medida es útil para diferenciar los tipos de investigación internacional, a saber, la comparación internación, los estudios del sistema mundial o globales y los estudios transnacionales.

Las unidades de referencia en el caso de la investigación tradicional internacional serían los estado-nación o sociedades nacionales ya dadas. Las unidades de análisis podrían ser desde clases sociales hasta rituales, desde instituciones sociales hasta organizaciones o desde conceptos de trabajo hasta orientaciones y prácticas religiosas. En último lugar las unidades de medida podrían ser individuos, hogares, organizaciones, con o sin fines de lucro, películas, periódicos, algunos productos, ceremonias especiales (como los matrimonios) y otros.

En el caso de la comparación internacional los estudios macroregionales, globales o del sistema mundial toman en cuenta una región más grande o el mundo como un todo. Un ejemplo podría ser un estudio acerca de “los cambios en la vida de la realeza en la Europa medieval del siglo XVI al XVII”, tomando en cuenta que los estado-nación y las sociedades nacionales en el sentido moderno no existían en aquel tiempo en la macro-región de fronteras abiertas de Europa. Crear unidades socioespaciales como las de la figura centro-periferia puede ser una alternativa a los cortes diacrónicos de las macroregiones (p.19).

En el caso de la comparación internacional y de los estudios del sistema mundial, las unidades de referencia relacionadas con el espacio-tiempo se arraigan en conceptos de espacio absolutistas y en el “doble vínculo” y la exclusión mutua del espacio geográfico y social:

1. En una unidad geográfico-espacial (como el territorio de un estado nación) hay lugar para una sola unidad socioespacial (como una sociedad nacional).

2. Cada unidad socioespacial requiere una sola unidad geográfico-espacial.

Las unidades de referencia se definen como geográficamente contiguas (en relación con los espacios sociales dentro de esta unidad geográfica) y socialmente homogéneas en las ciencias sociales. En los años noventa, Saskia Sassen (1991) cuestionó el modelo clásico argumentando que las ciudades globales podían combinar su mismo centro y periferia real en sólo lugar geográfico. En este sentido, la relación entre espacios sociales y geográficos se volvió más compleja. Las unidades de análisis en los estudios transnacionales son mayormente biografías, familias, organizaciones, instituciones e identidades. Las unidades de referencia serían plurilocales y geográficamente dispersas, distribuidas y no contiguas, pero socialmente se consideran unidades sociales más o menos homogéneas.

El problema de cómo se definen las unidades de análisis, referencia y medida es una de las preguntas más provocadoras de los estudios transnacionales. En los estudios del sistema mundial la unidad de referencia se expande a su máximo. Para los estudios transnacionales un primer paso para afrontar este problema es reflexionar sobre la construcción teórico-analítica de las unidades de referencia en el caso de los estudios transnacionales. El segundo paso es reflexionar sobre cómo construir unidades de referencia adecuadas para analizar espacios sociales transnacionales. De acuerdo a John Stuart Mill (1860) sobre los métodos científicos de comparación, las unidades de referencia transnacionales deberían satisfacer las siguientes condiciones:

1. Las similitudes de variantes relevantes o características dentro de la unidad de referencia transnacional deberían ser considerables en comparación con las similitudes de otras unidades de referencia (locales, nacionales, regionales o globales).

2. La diferencia entre la unidad de referencia social transnacional y sus pares locales son considerables en comparación con las diferencias entre las unidades referencia locales, nacionales o regionales.

3. El fortalecimiento conceptual de los estudios transnacionales involucra la diferenciación entre lo transnacional y otros tipos de relaciones internacionales. Los espacios sociales se consideran transnacionales si cumplen con los siguientes criterios: la distribución de recursos, cultura, intereses y poder es policéntrica; y las relaciones entre diferentes naciones que abarcan subunidades locales son fuertes, densas y duraderas (p. 23).

Un ejemplo de lo anterior sería distinguir un caso de migración familiar transnacional en comparación con el de una emigración/inmigración familiar sencilla, una migración retorno o una migración diaspórica. En la inmigración/emigración los mecanismos de coordinación relativos a los recursos (como el envío de remesas), a la cultura (como hacer llamadas telefónicas transnacionales una vez a la semana o enviar cartas), a los intereses (como ir a la escuela o tener una carrera laboral estable) y a las relaciones de poder como la competencia para decidir quién va adónde y cuándo lo hace), se concentran cada vez más en la sociedad de destino. En el caos de la migración transnacional se extienden más o menos en forma homogénea sin un centro definido o un punto referencia a través de diferentes lugares, países o regiones. En el caso de la migración diaspórica las actividades están ancladas a una “tierra prometida” imaginada o físicamente existente.

4. Si sociedad y comunidad son términos problemáticos pues representan unidades sociales únicas en tiempos de cambio global, el concepto de espacios sociales podría ser una perspectiva prometedora para caracterizar las unidades sociales transnacionales (p. 24).

Tres tipos ideales de espacios sociales (transnacionales)

Los espacios sociales comprenden tres diferentes dimensiones análogas a los ejes XYZ de la vida social. En primer lugar los espacios sociales contiene la dimensión de la práctica social como exploración y trabajo activos de los actores con otras personas, la naturaleza y con ellos mismos. Las relaciones humano-naturaleza, humano-humano y ego-yo son constitutivas e indispensables para cualquier forma de vida y prácticas humanas. Estas relaciones implican una expansión en el espacio y tiempo. El trabajo ha sido la actividad más importante del hombre en relación con la naturaleza, pero también estuvieron presentes las relaciones entre los humanos y la del ego con el yo. En la transición hacia el conocimiento y la sociedad de la información, informar, narrar, amar, representar y pensar, han sido partes genuinas de la práctica social.

En segundo lugar, los espacios sociales incluyen siempre la presencia de los sistemas simbólicos. En este sentido, los símbolos deben entenderse como un signo complejo para un contexto y en un contexto. El símbolo le da sentido a la práctica social. Condicionados culturalmente, los símbolos evocan la misma connotación en agentes diferentes que viven dentro de un mismo contexto cultural. El lenguaje es un sistema simbólico esencial en los espacios sociales humanos.

La tercera dimensión comprende la producción y el uso de artefactos. La producción es esencial porque el resultado son los artefactos resultado de una relación con la naturaleza. Esta dimensión incluye los resultados objetivados producto de la acción humana, sin embargo, esto no deja de lado las relaciones humano-humano y ego-yo (p.26).

Una vez reconocidas las dimensiones constitutivas, se pueden identificar al menos tres tipos de espacios sociales ideales: vida cotidiana, organizaciones e instituciones. Según Alfred Schültz (1993) existen dos tipos diferentes de lo social: el ambiente social y el mundo social compartido de los humanos. Mientras que el ambiente social denota el mundo en su percepción más inmediata, se orienta hacia el álter ego, el ambiente compartido sería definido así: "Más allá del ambiente social que me conecta con la comunidad en tiempo y espacio, existen otras esferas sociales. Puedo vivir algunas de ellas porque fueron mi ambiente y puedo hacerlas mi ambiente siempre. Otras, que nunca fueron parte de mi ambiente y las cuales, por tanto, no he experimentado, representan experiencias posibles. Llamemos a estas regiones sociales el mundo social compartido". Por otro lado, las organizaciones representan el segundo tipo ideal de espacios sociales. El autor las define como esquemas de interacción durables con reglas de membresía, estructuras y procesos, mientras que las instituciones representan el nivel macro de los espacios sociales, pueden entenderse como esquemas heredados de rutinas, reglas, normas y expectativas que configuran áreas específicas de la vida humana, proponiendo programas de acción (p.27).

Organizaciones transnacionales como vínculo micro-macro

Por medio del estudio de las organizaciones se podría vincular el estudio micro-macro en los estudios del transnacionalismo, por ejemplo, se puede adoptar la diferenciación entre tipos ideales de organizaciones internacionales, como lo son: a) organizaciones multinacionales, las cuales son organizaciones con recursos descentralizados internacionalmente y con características de coordinación débiles, b) organizaciones globales, organizaciones con recursos centralizados y coordinación fuerte, c) organizaciones internacionales o focales, son organizaciones con recursos descentralizados y coordinación fuerte, y d) las organizaciones transnacionales, “pueden entenderse como altamente descentralizadas y distribuidas plurilocalmente en espacios transfronterizos, e intensamente coordinadas, mediante esquemas de cooperación estables y densos con reglas de membresía deliberadamente establecidas y estructuras variables, así como metas e intenciones más o menos explícitas” (p. 29).

La investigación organizacional permite comparar análisis de organizaciones lucrativas (con enfoques económicos o sociológicos) y no lucrativas (enfoques antropológicos, sociológicos o políticos), con lo cual se van integrando diferentes corrientes de los estudios transnacionales (p. 31).

Variación en el alcance espacial de los espacios transnacionales

Los espacios sociales pueden circunscribirse en niveles: local, microregional, nacional, macroregional y global. Además de éstos, existen tres tipos de extensiones geográficas plurilocales de espacios sociales, basadas en el significado relativista del espacio. La primera, son los sitos de interacción de lo local y lo global, los espacios glocales, fortalecen o producen espacios sociales plurilocales en los cuales lo fenómenos y procesos globalizados/deslocalizados se entrecruzan con la concentración localizada de precondiciones y/o efectos de tales fenómenos y procesos. La segunda, la diáspora, son espacios sociales multilocalizados, densos y duraderos, con un centro identificable. La tercera, son los espacios sociales transnacionales, es el resultado de fortalecer relaciones y campos sociales transfronterizos, así como plurilocales (p. 31-33).

Desarrollar el transnacionalismo como programa de investigación enfrenta dos métodos contradictorios, “por un lado, los fenómenos transnacionales tienen que ser categorizados en un sistema de durabilidad y densidad social, de estructuración interna y diferenciación externa con el fin de no clasificar cada fenómeno transnacional como nuevo, […] por otro lado, los fenómenos transnacionales deben distinguirse de otros fenómenos sociales en términos de su configuración geográfico-espacial (p. 34).

Cápitulos relevantes para el proyecto: 

1. "Estrategias espaciales de interacción interna en las empresas transnacionales" por Alejandro Mercado Celis y Salomón González Arellano (p.39)

Introducción (p.39)
Estrategias espaciales de interacción interna de las empresas transnacionales (p.41)
Relocalización de los empleados de largo plazo-expatriados (p.43)
Telecomunicaciones (p.43)
Movilidad (p.44)
Movilidad y co-presencia (p.46)
Evidencia de la movilidad interna a la empresa (p.50)

Trabajo de Fuentes: 

Levitt, P. [2001], "Transnational migration:taking stock and future directions", en Global Networks, vol. 1, pp.195-216.

Marcus, George [1995], "Ethnography in/of the World System: The emergence of Multi-Sited Ethnograpy", en Annual Review of Anthropology, vol. 24, pp. 95-117.

Mill, J.S. [1860], System of logic. Ratiocinative and inductive being a connected view of the principles of evidance and the methods of scientific investigation, Nueva York, Harper Brother.

Olwig, K.F. [2003], "Transnational social systems and ethnographic research", en Integrational Migration Review, vol.37, núm. 3, pp. 787-811.

Sassen, S. [1991], The Global CityNueva York/Londres/Tokio, Princeton University.

Schütz, Alfred [1993], Der sinnhafte Aufbau der sozialen Welt. Eine Einleitung in die verstehende Soziologie, Springer.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El transnacionalismo como programa de investigación reivindica la rigurosidad metodológica que debe tenerse para pensar los fenómenos transnacionales. En primer lugar para no colocar el concepto de transnacional a cualquier fenómeno en el tiempo porque podría confundirse con fenómenos que sucedieron antes de la formación de las naciones. En segundo lugar, el concepto de transnacional implica pensar en relaciones sociales en espacios transfronterizos específicos, por lo que no puede confundirse con redes simples de conexión entre países.

Observar el transnacionalismo más allá de su dinámica empresarial permite pensar que desde las ciencias sociales, las redes mundiales se están pensando de otra forma. Dejando de lado el término "globalización" para explicar ciertos fenómenos sociales, la propuesta teórica de pensar los fenómenos transnacionales implica pensar en relaciones económicas, culturales, sociales que se den de manera policéntrica y la coordinación entre las naciones que abarcan se de de manera coordinada y fuerte.

Sin embargo, pensar el mundo en sus redes de interconexión entre espacios sociales que se vuelven densas y duraderas, implica no sólo pensar en procesos culturales o sociales, implica pensar que hay un eje económico que articula dichos procesos.

Constatamos que existe una discusión vigente en torno a la denominación o posibles declinaciones de las grandes corporaciones: internacionales, multinacionales, globales, transnacionales.