En realidad, no existe una empresa completamente privada en China. El Estado y los partidos políticos se encuentran presentes e influyen de manera amplia en cada una de ellas, además, existe un marco legal que lo respalda. Para comprobar que una empresa es o no privada basta con observar dos elementos fundamentales:

1) Si forma parte de un sector estratégico. El Estado tiene especial atención sobre este tipo de empresas, empresas pequeñas pueden ser independientes.

2) Quien decide acerca de los salarios, promociones y fomento. En grandes empresas estatales chinas, como Sinopec en el sector petrolero, el departamento de organización del partido se ocupa de los puestos ejecutivos de alto rango. Jack Ma, jefe de Alibaba, piensa que, si la junta y los altos ejecutivos son elegidos por los accionistas, la empresa es privada.

No obstante, las apariencias pueden engañar. La Academia de Ciencias de China todavía controla alrededor de un tercio del conglomerado Legend Holdings, fundado por Liu Chuanzi. Gracias a las reformas introducidas por accionistas, ahora su gestión es independiente. A pesar de esto, esta empresa mantiene relaciones estrechas con el gobierno, lo que le proporciona ciertos privilegios. Por esta razón, otras empresas que se dicen privadas, tratan de acercarse al gobierno, para obtener sus ventajas. “Los empresarios de China son más rosa que rojo", dice Scott Kennedy, en un informe de GaveKal Dragonomics. Aunque, tener empleados pertenecientes a un partido, puede ser benigno para la empresa.