Para una crítica de la globalización
Ornelas, Raúl [2002], "Para una crítica de la globalización", Política y Cultura, México, UAM-X, (17):45-68, Primavera.
A través del concepto de hegemonía se aportan elementos para una crítica de la globalización. Se trata de mostrar los alcances y los límites del pensamiento dominante en el terreno de la economía mundial. A la discusión conceptual se suma el análisis de la competencia entre empresas trasnacionales en las llamadas tecnologías de la información. De manera puntual, se hacen algunas aperturas hacia las implicaciones que todo ello tiene para la economía y la nación mexicanas.
En este trabajo realizamos un ejercicio comparativo entre dos enfoques acerca de las relaciones económicas internacionales: la globalización y la hegemonía. En primer término, y sobre la base de las proposiciones de K. Ohmae y del FMI, presentamos los principales argumentos de los teóricos de la globalización. En la segunda parte del artículo, proponemos algunos elementos para la crítica de la globalización en torno a los conceptos de hegemonía y producción estratégica, apoyando nuestro análisis con un panorama de la competencia entre empresas trasnacionales en cinco actividades de alta tecnología.
La cuestión del poder es esencial para la crítica de la globalización. Mientras que las visiones más extendidas sobre la economía “global” eliminan del análisis las cuestiones relativas al poder (principalmente la dominación social y la hegemonía mundial), nuestra propuesta coloca en el centro de la discusión la cuestión de quiénes —y merced a qué mecanismos— son los beneficiarios del funcionamiento económico mundial.
Con este trabajo buscamos enriquecer la discusión acerca de la globalización, cuestión esencial a todas luces para el presente y el futuro de México. Sostenemos que toda crítica de la globalización debe partir de un conocimiento detallado, sin que ello implique una aceptación acrítica de dicho concepto. En nuestro estudio, la globalización no es concebida como la fatalidad que nos propone el pensamiento dominante, sino como el proyecto social que las fuerzas sociales hegemónicas tratan de imponer en escala planetaria. En ese sentido, queremos contribuir a superar los límites de los enfoques críticos sobre la globalización. En efecto, las críticas más conocidas del concepto de globalización se han limitado a constatar el carácter inacabado del proceso. Desde el trabajo precursor de Gordon hasta los análisis de Doremus y Freeman, así como de Hirst y Thompson,(1) se ha argumentado que las esferas nacionales del comercio, la inversión, la producción, las finanzas y la tecnología siguen siendo los espacios fundamentales de la actividad económica para los países desarrollados. De tal forma que la globalización, en su vertiente disolvente, concerniría principalmente a los países subdesarrollados, cuyas bases nacionales (económicas, políticas y sociales) tienden a desaparecer ante el impacto de la globalización.
Sin embargo, estos autores no han considerado in extremis la hipótesis de la globalización: ¿Es defendible la idea de una economía planetaria totalmente globalizada?, ¿estamos en el proceso de formación de un mundo sin fronteras y sin estados ni naciones? Responder a estas interrogantes con el argumento simplista de la buena salud de las economías y de los estados de los países dominantes no hace sino eludir la verdadera discusión.(2)
Así, el debate sobre la globalización apenas comienza. Para el pensamiento dominante, la globalización es una realidad ineludible, de tal suerte que la única actitud viable para las sociedades y los gobiernos es la adaptación. Sin embargo, nuestro análisis pone en evidencia los límites y las contradicciones de los postulados de la globalización, por lo que afirmamos que es necesario y urgente buscar alternativas a las prácticas empresariales y a las políticas neoliberales.
Es evidente que el esclarecimiento de la globalización, en tanto proyecto de organización social, está en el centro de las posibilidades de cambio social en nuestro país. Las tres principales fuerzas partidistas en México han coincidido en considerar la globalización como un dato de la realidad económica mundial ante el cual la única posibilidad es la adaptación.(3) De ahí que las elecciones presidenciales del año 2000 hayan transcurrido como una disputa por el poder entre tres burocracias más o menos poderosas, y que haya estado ausente cualquier apuesta por el cambio de fondo en favor de la mayoría de los mexicanos.
En contraste, han sido los movimientos sociales los que se interrogan acerca de las posibles alternativas ante la globalización, ya sea de manera puntual, como en el caso de los deudores de la banca agrupados desde 1995 en El Barzón (al poner en cuestión el funcionamiento del sistema financiero), de los estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) organizados en el Consejo General de Huelga (quienes detuvieron los planes educativos de los organismos financieros internacionales) o de los comuneros de San Salvador Atenco (que defendieron su ser campesinos frente a la lógica privatizadora del foxismo), o ya sea de manera general, como en el caso de las comunidades zapatistas en resistencia contra el neoliberalismo desde 1994.
La globalización constituye la piedra de toque del edificio neoliberal. Si sus postulados pueden ser comprobados, la apuesta de las fuerzas partidistas, y en particular la apuesta de la socialdemocracia, se revelaría como la más viable. Por el contrario, demostrar que los postulados de la globalización son contradictorios y limitados, y que su principal racionalidad es el ocultamiento de la dominación social, ayudaría a abrir caminos para un cambio en los rumbos de nuestro país.
(1) David Gordon. “The global economy: new edifice or crumbling foundations”, en New Left Review, núm. 168, marzo-abril, 1988. Paul Doremus y Kenneth E. Freemam, Multinationals and the U.S. technology base, Government Printing Office, OTA-ITE-612, U.S. Congress, Office of Technology Assessment, Washington, 1994. Paul Hirst y Grahame Thompson, Globalization in question, Polity Press, Londres, 1996.
(2) De hecho, el argumento “pragmático” de los teóricos de la globalización propone la “supresión” de los obstáculos que impiden la cabal realización de la economía y la sociedad globales.
(3) Siendo las vías para esta adaptación la fuente de las diferencias entre tales fuerzas políticas.