Liberalism after Brexit. The politics of anger. The triumph of the Brexit campaign is a warning to the liberal international order
The Economist [2016], “Liberalism after Brexit. The politics of anger. The triumph of the Brexit campaign is a warning to the liberal international order”, The Economist, London, 2 de julio, http://www.economist.com/news/leaders/21701478-triumph-brexit-campaign-w...
La idea del Brexit fue construida sobre una campaña de optimismo en el que Gran Bretaña podría abrirse al mundo fuera de la Unión Europea (UE), pero lo que aseguró su victoria fue la ira. El enojo en contra de la inmigración, la globalización, el liberalismo social y el feminismo, se tradujo en un voto de rechazo a la UE.
1989 se marca como el año en que los mercados y la cooperación global se volvieron el camino para organizar a la sociedad, y desde entonces la mayoría ha prosperado, pero muchas personas también se sienten como si se hubieran quedado atrás. Los policymakers han cometido errores, cuyo precio ha pagado la gente común.
El estancamiento, la falta de empleo, el bajo nivel de los salarios, la crisis financiera, los recortes presupuestarios, etc., han ocasionado descontento y la idea de que el progreso –uno de los principales fundamentos del liberalismo– sólo le ocurre a unos cuantos.
Se necesitan cambiar las prácticas que han llevado a la idea de liberalismo que se tiene en la actualidad. Se debe volver a difundir la prosperidad, restaurar la movilidad social, asegurar que el crecimiento económico se refleje en el aumento de los salarios, desmantelar privilegios, eliminar prácticas restrictivas y asegurar que el sistema educativo funcione para todos.
La inmigración es un tema crucial para los gobiernos, teniendo en cuenta que la mayoría de ellos dirigen países en los que mucha gente llega de otras partes a trabajar y vivir. Sin inmigrantes varios sectores como la construcción, manufactura o los cuidados del hogar, sufrirían carencia de mano de obra.
A finales del siglo XIX los liberales le otorgaron un papel más protagónico al Estado al darse cuenta de que las libertades políticas y económicas se ven disminuidas si las necesidades básicas no son satisfechas. En la década de 1970 los liberales llegaron a la conclusión de que el poder del Estado era demasiado y eso reavivó el interés por los mercados.
El PIB de Estados Unidos creció 14% de 2001 a 2015, mientras que el salario medio creció sólo 2% durante el mismo periodo.
A partir de la confirmación de la ideología liberal como el principal camino económico y político que debe seguir la sociedad, surgieron ciertas posiciones que han llevado a la discusión sobre los límites y posibilidades de dicho camino.
De esta manera, los principales países del mundo, bajo el estandarte liberal, han configurado el sistema económico, político y social de la actualidad, en el que las desigualdades y carencias se han acentuado, a pesar de que el progreso se haya conseguido para algunos.
Las crisis económicas, y particularmente las financieras, han sido ocasionadas directamente por esta ideología de “libertad”, en donde los marcos regulatorios han sido ineficaces e incluso inexistentes, provocando que un pequeño sector de la sociedad se beneficie a costa de todos los demás.
Con ello se ha concretado el poder económico de los países más importantes del mundo, lo que les sirve para imponer sus objetivos a naciones en desarrollo, bajo el entendido de que, si estas últimas siguen el camino impuesto, podrán alcanzar un progreso que hasta ahora no ha llegado.