El dominio del hambre. Crisis de hegemonía y alimentos

Cita: 

Rubio Vega, Blanca [2014], El dominio del hambre. Crisis de hegemonía y alimentos, México, Universidad Autónoma Chapingo, Colegio de Posgraduados, Universidad Autónoma de Zacatecas, Juan Pablos Editor, 270 pp.

Fuente: 
Libro
Fecha de publicación: 
2014
Tema: 
Disputa hegemónica de Estados Unidos y poder agroalimentario
Idea principal: 

Blanca Rubio es investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, imparte clases en el Posgrado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la misma institución. Se ha especializado en cuestiones rurales mundiales, en América Latina y en México. Ha escrito múltiples artículos sobre el tema del dominio agroalimentario y la crisis alimentaria. Fue presidenta de la Asociación Latinoamericana de Sociología Rural y su revista. Ha participado por más de veinte años en la Red Nacional de Promotoras y Asesoras Rurales.


En este libro la autora desarrolla el tema del poder y el dominio agroalimentario, destacando el papel estratégico que tienen los alimentos en la disputa por la hegemonía mundial. Se muestran especialmente los mecanismos de dominio agroalimentario que ejecuta Estados Unidos desde finales de la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros tiempos, por un lado en la disputa intercapitalista y por otro en las políticas dirigidas hacia los países subdesarrollados. Debido al recorrido histórico que hace la autora sobre estos temas, es posible observar la relevancia que han cobrado las grandes corporaciones al monopolizar el mercado de alimentos, en detrimento de las economías campesinas.

Introducción general

La forma desigual del sector agroalimentario mundial de la actualidad, tiene parte de sus fundamentos en dos hechos que se analizan conjuntamente en este libro, por una parte la hegemonía estadounidense y por la otra el dominio-agroalimentario. Durante la posguerra, Estados Unidos se encargó de construir un poder hegemónico que tuvo los alimentos como uno de sus pilares fundamentales (p. 18).

En la década de 1970, cuando este país comenzó a tener problemas de hegemonía, estableció como parte de la estrategia para resarcir la pérdida del poder, el control del sector alimentario de los países del sur, dirigiendo una serie de medidas que tuvieron algunas de sus expresiones más crudas en las políticas de exclusión, explotación por desposesión y el despojo de los recursos naturales de campesinos e indígenas (p. 19).

Con la hipótesis de que entre más cae el poder de los Estados Unidos, más cruenta es la expoliación y el exterminio, el objetivo de este libro consiste en “analizar históricamente el dominio agroalimentario de Estados Unidos, de la posguerra hasta nuestros días, en el marco de su trayectoria de país hegemónico a potencia en declive, con el fin de entender los mecanismos que han generado la dependencia alimentaria de los países del sur y con ella, la exclusión y desestructuración de las unidades productivas de los campesinos e indígenas de las zonas marginadas del planeta.” (p.19)

El periodo en el que más énfasis se hace es la “fase de transición capitalista” (2003-2012), que apoyada en el estudio histórico demuestra que la reciente crisis alimentaria es resultado de la estrategia de dominio impulsada por Estados Unidos a través de la financiarización, que fue utilizada para imponerse sobre sus rivales ante la pérdida de competitividad en el plano de la productividad del trabajo. Partiendo de esta idea, la autora busca demostrar también que “la transformación de los alimentos y materias primas en objetos de especulación (commodities) no constituye, por tanto, un proceso económico que provenga del funcionamiento mecánico del sistema, sino que responde a una estrategia de dominio, razón por la cual la crisis alimentaria ha beneficiado ampliamente a las empresas agroalimentarias, energéticas y financieras anglosajonas.” (p. 19)

Para entender las formas en que Estados Unidos ha ejercido el dominio agroalimentario en los países del Sur desde la posguerra, y cómo se vinculan con el poder y la hegemonía mundial, la autora aborda el tema a través de tres periodos:

1. Durante la posguerra, cuando ejerció una forma de dominio política y militar a través de la “ayuda alimentaria” para abrir mercados a sus productos excedentarios y beneficiar a la élite de empresarios agroalimentarios del país.

2. Durante el neoliberalismo, imponiendo una forma de dominio comercial a través del establecimiento de precios por debajo del costo y elevados subsidios a sus productores, con el fin de sostener el poder agroalimentario frente a sus rivales europeos y asiáticos.

3. En la fase de transición, a partir de la crisis capitalista y alimentaria, en que ha impulsado una forma de dominio centrada en la estrategia financiera y territorial, con el fin de sostener su poder frente a los países emergentes del Sur, China, Rusia e India (p. 20).

Con todo ello se formula una conclusión importante: contrario a lo que podría pensarse, el declive del poder económico de Estados Unidos “no le ha generado una debilidad en el ámbito agroalimentario sino al contrario, ha llevado a utilizar los alimentos como arma por la competencia, de tal modo que su poder ha sido más devastador entre los productores rurales de los países del sur.” (p. 21)

Aunque no es el tema central, la autora aborda en este libro de manera argumental y brindando una serie de datos importantes, la creciente relevancia del papel de las corporaciones transnacionales involucradas con el tema alimentario. Dirá que estos sujetos del capital juegan un papel cada vez más preponderante en la cuestión alimentaria mostrando una fuerte incidencia en las políticas económicas, geopolíticas y sociales, así como en la capacidad de concentración del capital financiero y productivo. De esta manera, algunas de las reflexiones más relevantes que encontramos para entender la fase alimentaria actual a partir de las grandes corporaciones, sobre todo las de origen estadounidense son:

- La forma de dominio por la vía de la desvalorización de los bienes básicos posibilitó que las firmas agroalimentarias controlaran la producción alimentaria mundial. Un puñado de empresas agroalimentarias transnacionales fueron las principales beneficiarias de la vía corporativa para la erradicación de la renta de la tierra durante el neoliberalismo. De las 100 empresas transnacionales más importantes que controlaban en 1994 la mayor parte del negocio internacional de productos agrícolas, sólo 10 absorbían 32% de la industria agroalimentaria. De ellas, 28 se encontraban en Estados Unidos, 43 en la Unión Europea, 20 en Japón y nueve en otros lugares. (p. 145)

- A partir de 2003 inició una nueva etapa del capitalismo mundial y en particular en el ámbito agropecuario, ya que la conversión de los alimentos en commodities colocó a la agricultura como una rama estratégica en el ámbito mundial, al tiempo que transformó el dominio de las grandes empresas agroalimentarias, ahora centrado en la revalorización de los productos y en la apropiación y concentración de los recursos naturales de las comunidades campesinas e indígenas (p. 150).

- Estados Unidos sigue siendo la potencia alimentaria mundial más importante. Ningún país tiene el peso mundial que ostenta en el ámbito de los cereales, pues aunque su participación se ha reducido a 26%, el país que le sigue más de cerca, que es Francia, apenas llegaba a 10% en 2010.

- Desde los años noventa del siglo pasado, se había abierto el camino para la financiarización de las materias primas, sin embargo, tal situación cobró mayor relevancia en los primeros años del 2000, las regulaciones en el mercado de futuros fueron debilitadas a partir de un intenso cabildeo protagonizado por bancos como Goldman Sachs, que comenzó a invertir masivamente en productos básicos (p. 191).

- Quienes se han visto beneficiadas con la crisis alimentaria han sido las grandes empresas agroalimentarias. Entre las principales comercializadoras, Cargill incrementó sus ganancias en 69% en 2008 respecto a 2007, mientras que Bunge registró un incremento del orden de 13%. Entre las compañías de semillas y pesticidas más grandes del mundo, Monsanto incrementó en 120% sus ganancias en el mismo periodo, Syngenta 19%, Bayer 40%, Dow 63% y BASF 37% (p. 218).

- Con la crisis alimentaria las ganancias de las empresas productoras y distribuidoras de fertilizantes fueron las más llamativas, así, Potash Corp. de Canadá aumentó sus ganancias en 164% en 2008 respecto a 2007, Mosaic de Estados Unidos en 430% y Yara de Noruega en 131% (p. 219).

Datos cruciales: 

En cuanto al comercio de cereales en 1998, únicamente dos firmas controlaban la mitad de la comercialización de granos en el ámbito mundial: Cargill y Continental. Junto con ellas, otras cuatro corporaciones mundiales controlaban 85% de dicho comercio: Mitsui (Japón), Louis Dreyfus (Francia), André/Garnac (Suiza) y Bunge y Born (Brasil) (p. 145).

Durante la fase neoliberal, las políticas de exclusión y desvalorización de las agriculturas del Sur dejaron como consecuencia que el 72% de estos países se convirtieron en dependientes alimentarios (p. 246).

Los grandes ganadores del incremento de la producción de agrocombustibles son las corporaciones transnacionales vinculadas con este negocio, especialmente ADM, Monsanto, ConocoPhillips, Dupont, Toyota, Cargill, Singenta, Goldman Sachs, British Petroleum, Royal Dutch Shell y Weyer-hauser. Tan sólo en Estados Unidos, el sector de agrocombustibles recibió más de 75% de todos los créditos fiscales y 66% de los subsidios para la energía renovable para 2010 (p. 187).

La urgencia de materias primas llevó a las grandes corporaciones a comprar enormes cantidades de tierras en el planeta, así se ha venido impulsando la concentración de propiedades especialmente en los países del Sur. La empresa BlackRock Inc., con sede en Nueva York, invirtió 30 millones de dólares para adquirir tierras en todo el mundo. Morgan Stanley compró 40 mil hectáreas de tierras en Ucrania, mientras que Lankdom, el grupo británico de inversiones compró 100 mil hectáreas en el mismo país en 2010 (p. 222).

Cápitulos relevantes para el proyecto: 

Capítulo 3. El neoliberalismo y la fase agroalimentaria global. 1980-2002.

Capítulo 4. El declive hegemónico de Estados Unidos y las crisis capitalista y alimentaria. 2003-2012.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Rubio ofrece una hipótesis peculiar sobre la crisis alimentaria mundial y la transición en curso, atribuyendo a corporación y políticas gubernamentales una capacidad de ordenamiento tal, que a través de la concentración de capitales en los agronegocios se apuntala la hegemonía estadounidense. El ámbito agroalimentario es un terreno esencial de la disputa hegemónica dado que todos los sujetos tienen estrategias y prácticas para garantizar un mínimo de seguridad alimentaria. Por ello es necesario profundizar en el estudio de la competencia en este terreno.