La lejanía y la falta de interés que tiene la comunidad internacional sobre lo que acontece en la República Democrática del Congo es inexplicable. Inclusive después de la guerra civil, donde aún no hay cifras exactas de la perdidas humanas, y que lejos de haber erradicado el problema, sigue siendo práctica cotidiana los conflictos entre congoleños matándose a machetazos. La preocupación y la ayuda humanitaria se vuelven impostergables cuando ahora el problema amenaza otros intereses, como lo es la enfermedad del Ébola.

A pesar de que el nuevo presidente, Feliz Tshisekedi, no parece ser igual a su predecesor, o por lo menos eso muestran sus primera acciones entre las que destacan: haber liberado presos políticos y permitir la libertad de expresión. A pesar de ello, Tshisekedi se encuentra ansioso por obtener apoyo presupuestario del Fondo Monetario Internacional (FMI), del Banco Mundial, como del gobierno estadounidense.

Por el momento lo más urgente es identificar a los infectados, tratarlos y vacunar a las personas con quienes se encuentran en contacto. Una gran inversión ahora será menos costosa, ya que se salvarán vidas y se utilizaría menos dinero si lo comparamos con un escenario en donde la epidemia se expanda. Por lo que es clave evitar la prohibición del ingreso a la República Democrática del Congo a viajeros provenientes de los países aledaños como manera de prevención, ya que podría ser contraproducente incentivando la infiltración clandestina, acción que entorpecería la labor de contención y haría más difícil la situación de monitorear los contagios.

Entre los cambios que la revista sugiere que el nuevo gobierno necesita implementar para salir de dicha situación destacan: atender la inversión en infraestructura que permita conectar ciudades y aprovechar la riqueza mineral del país, poner fin a la impunidad encarcelando a grandes peces gordos y acabar con los complejos procesos burocráticos en los negocios que dan cabida a sobornos.

La mayoría de los donantes no van a premiar una elección robada, hecho que desprestigiaría al nuevo gobierno y abre la posibilidad de vincular una negociación con el ex presidente Kabila, quién aún mantiene un poder dentro de la asamblea nacional y el ejercito. Los donantes se encuentran en la disyuntiva de no permitir el colapso del país una vez más. Es adelantado saber si el nuevo régimen repetirá el patrón de corrupción, pero en caso de combatirla, además de apoyo técnico se requiere ayuda económica.