La Cuarta Conferencia Internacional de Decrecimiento en Leipzig celebrada en 2014, arrojó reflexiones importantes en torno a la urgente necesidad de pensar más allá de la noción clásica de desarrollo, pues en el contexto actual tal discurso solo ha contribuido a ampliar la crisis civilizatoria que se vive hoy en día y que se manifiesta en todos los ámbitos de la vida humana: ambiental, económico, social, político, ético, cultural y espiritual.

Cinco años después, la publicación del libro Pluriverse: A Post-Development Dictionary, no solo recoge el diagnostico generado en aquella conferencia, también propone repensar las relaciones dentro y entre las sociedades, así como las relaciones entre la humanidad y naturaleza, partiendo del reconocimiento de que la crisis sistémica actual proviene de la mezcla toxica del capitalismo heteropatriarcal, la colonialidad, el racismo y la modernidad.

En ese sentido, la idea universal de la modernidad euroamericana y las instituciones liberales pertenecientes a esta visión, son objetivo de una critica permanente que recorre la totalidad del libro. Las primeras dos entradas dan cuenta de los impactos del desarrollo a lo largo de los continentes del mundo y como las propuestas tecnocráticas/reformistas no han hecho sino administrar los colapsos que se avecinan en tales regiones.

Bajo ese preámbulo, la tercera parte del libro aborda una serie de alternativas teóricas radicales y practicas cotidianas y sostenibles que no solo suceden ya alrededor del mundo, sino que hacen frente a las soluciones cortoplacistas al ofrecer un horizonte de acción postcapitalista y postdesarrollista que deja de lado nociones discursivas como progreso, racionalidad instrumental, libre mercado, universalismo, antropocentrismo, sexismo, entre otras.

Como propuestas teóricas novedosas sobresale las ideas de biocivilización y pluriverso, esta última haciendo especial énfasis en la posibilidad de una coexistencia donde puedan habitar muchos mundos, pero sobre todo recalcando la interdependencia de todo lo existente, teniendo como cimientos el respeto a la diversidad, a la autonomía y suficiencia, a la solidaridad y reciprocidad, además de los bienes comunes. En suma, la integración de la Humanidad con la naturaleza, con los derechos humanos y con los derechos de la naturaleza.
Aunque el camino es largo y complicado, el compilado representa un esfuerzo significativo por alejarse de la lógica seductora del desarrollo y de la actual dinámica en que un solo mundo “desarrollado” vive a expensas de los demás.