American state capitalism will not beat China at 5G

Cita: 

The Economist [2020], "American state capitalism will not beat China at 5G", The Economist, London, 15 de febrero, https://www.economist.com/business/2020/02/13/american-state-capitalism-...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Febrero 15, 2020
Tema: 
La estrategia norteamericana frente al desafío chino en 5G es el respaldo a Qualcomm, imitando las prácticas Chinas
Idea principal: 

Para el fiscal general de Estados Unidos, William Barr, una de las principales preocupaciones para Estados Unidos es el dominio chino de la tecnología inalámbrica 5G por parte de Huawei, pues, considera, se ha logrado con la planificación total de la que solo es capaz una dictadura, organizando bajo el mismo enfoque al gobierno, las empresas y la academia. En opinión de Barr, Estados Unidos debería aplicar un enfoque similar de planificación centralizada en favor de sus propios intereses. Los norteamericanos y sus aliados deben decidir “qué caballo montar en esta carrera”. Por un lado, esto significa que el gobierno de Estados Unidos, o sus compañías, deberían comprar acciones para controlar los rivales europeos de Huawei: Nokia y Ericsson. Por otro lado, significa una coordinación hombro con hombro del sector público y privado en Estados Unidos contra China en la guerra tecnológica.

En este sentido, debido al pánico generado por el dominio chino del 5G, la administración Trump quiere cooptar los líderes de la industria en Europa y en Estados Unidos. Localmente, Qualcomm ha atraído la atención. La compañía con sede en San Diego, y con un valor de 103 mil millones de dólares, es uno de los mayores fabricantes mundiales de chips 5G. En 2018 Trump bloqueo su adquisición por Broadcom, un rival con sede en Singapur, por razones de seguridad nacional.

Para The Economist la relación de Qualcomm con el gobierno es ilustrativa de cómo Estados Unidos está manejando la batalla por la supremacía tecnológica. Las principales preocupaciones de seguridad nacional sobre 5G son dos para Estados Unidos. La primera, gira en torno a las redes públicas de telecomunicaciones, en particular que el kit instalado por Huawei que podría ser usado para vigilancia, aunque la empresa china lo ha negado, funcionarios norteamericanos creen que sus teléfonos pueden ser accesados por “puertas traseras”. Por otro lado, aunque Nokia y Ericsson son los siguientes grandes fabricantes del kit 5G, carecen del poder financiero de Huawei, y, si bien, un saludable competidor norteamericano como Qualcomm o Cisco podría reforzar sus balances, las compañías europeas no han mostrado interés por construir redes 5G por ser complicadas y de bajo margen.

La segunda preocupación del gobierno estadounidense son las redes microindustriales, donde Qualcomm podría desempeñar un papel. Estas redes, en cinco años, podrían convertirse en la columna vertebral de un amplio sistema económico, en donde todo transmitirá información ilimitada, desde automóviles hasta refrigeradores pasando por fábricas. La administración Trump teme que China pueda bloquear, monopolizar o absorber estos datos para su propia inteligencia artificial. Qualcomm, por su parte, espera que sus módems usados en dispositivos 5G, y sus licencias, permitan a sus clientes construir redes privadas 5G en este internet industrial. Sin embargo, necesitarán permanecer competitivos frente a los fabricados por Huawei y sus licencias.

Aunque hasta ahora Qualcomm ha estado por delante de la competencia en 5G, sus ambiciones se han visto empañadas por acusaciones de prácticas monopólicas. Actualmente se encuentra apelando en la corte un veredicto anti-monopolio en su contra, producto de un caso presentado por la Comisión Federal de Comercio en la administración Barack Obama a raíz de un modelo de licencia muy lucrativo que podría ser aún más lucrativo con 5G. El futuro de la empresa es motivo de alarma para la administración Trump, por esa razón el Departamento de Justicia, el Pentágono y el Departamento de Energía están respaldando la apelación de Qualcomm en la corte por motivos de seguridad nacional.

Si bien, el respaldo del Departamento de Justicia puede favorecer el caso de Qualcomm, el argumento de seguridad nacional es bastante opaco en muchos aspectos. Se argumenta que un veredicto en que se obligue a Qualcomm a renegociar sus tarifas de licencia con sus clientes podría mermar sus ganancias y obstaculizar su capacidad de innovación, poniendo a Estados Unidos en riesgo. Sin embargo, considera The Economist, la falta de competencia representa una mayor amenaza a la innovación.

Para algunos hay mucha histeria respecto al liderazgo tecnológico de China, que ha ayudado a disfrazar cierto proteccionismo, pues las capacidades actuales del 5G no son tan distintas del 4G. Estos, señala The Economist, consideran que aún hay suficiente tiempo para la experimentación y la innovación; están surgiendo alternativas a las redes integradas verticalmente y el pesado hardware de Huawei. Muchas empresas de Estados Unidos y Europa están utilizando su fortaleza en software para desarrollar redes virtuales más abiertas y descentralizadas. Por su parte, Qualcomm esta analizando estas oportunidades para vender sus chips para redes 5G virtualizadas, así como para dispositivos.

Chip en el hombro

Para The Economist, la propuesta de Barr de “jugar con las reglas chinas”, subsidiando a los competidores norteamericanos y apartando a los rivales extranjeros, para ganar la competencia por el 5G, es un consejo desesperado. Para el semanario londinense, la mayor fortaleza industrial de Estados Unidos es su espíritu de libertad.

Datos cruciales: 

1. Huawei cuenta con una participación de mercado del 30% en 5G.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La actual disputa hegemónica entre China y Estados Unidos tiene uno de sus escenarios fundamentales en el sector científico-tecnológico. La clave del exitoso resurgimiento tecnológico chino se basa en las capacidades especiales de su capitalismo de estado, la dirección centralizada le permite concentrarse en sectores tecnológicos estratégicos. El éxito que hasta ahora ha tenido China ha hecho replantear sus estrategias a la administración Trump, que ahora parece alejarse del dogma liberal.