Colapso del capitalismo y transiciones hacia sociedades ecomunitarias

Cita: 

González Reyes, Luis [2020] “Ideas para transitar hacia sociedades ecocomunitarias”, Colapso del capitalismo y transiciones hacia sociedades ecomunitarias,Bilbao, Manu Robles Arangiz Fundazioa, 268 pp. https://rebelion.org/download/colapso-del-capitalismo-global-y-transicio...

Fuente: 
Libro
Fecha de publicación: 
Abril, 2020
Tema: 
El colapso del sistema capitalista y los cambios necesarios para transitar hacia sociedades ecocomunitarias desde el momento presente, con acento en el mundo del trabajo
Idea principal: 

Sobre el autor
Luis González Reyes es doctor en química y es miembro de Ecologistas en Acción. Trabaja temas relacionados con el ecologismo, la economía y la pedagogía y es autor de una veintena de libros entre los que destacan En la espiral de la energía y Educar para la transformación ecosocial.


Introducción

En este trabajo González Reyes aborda el colapso del sistema capitalista y los cambios necesarios para transitar hacia sociedades ecocomunitarias, para ello caracteriza primero la crisis ambiental, la escasez energética y de materiales, el cambio climático y la disfunción de ecosistemas, debido a que es la crisis ambiental, hibridada con la crisis económica y social, la que está llevando al colapso del orden socioeconómico presente. Finalmente se aborda la manera en que se pueda hacer una transición del momento presente a sociedades ecocomunitarias poniendo el acento en los cambios necesarios en el mundo del trabajo.

Cuando el autor habla de colapso de la estructura social se refiere a la disminución drástica de la complejidad debido a la quiebra de los nodos del sistema. El colapso, en una sociedad basada en la dominación, “estaría marcado por un descenso en: la población, la especialización social (estratificación y diferenciación social, especialización laboral de clase y territorial), las interconexiones (comercio, penetración y expansión de los órganos de poder), y la cantidad de información que fluye por el sistema (acceso al conocimiento, arte, intercambio de información)”. El colapso se produce como salida a la insostenibilidad del sistema, la pérdida de la complejidad reduce los costos. En este escenario las instituciones son abandonadas, o en el mejor de los casos alimentan el surgimiento de las nuevas estructuras.

4. Ideas para transitar hacia sociedades ecocomunitarias

A: Estrategias para movimientos emancipadores

Si bien el autor traza aquí, a grandes rasgos, el camino entre el momento presente y el futuro deseado, sociedades ecocomunitarias, advierte que estas propuestas deben ser constantemente reevaluadas en función de los cambios del presente.

Aunque para el autor los movimientos sociales y sindicales tendrán más poder de influencia en un mundo que atraviesa una fuerte reconfiguración, la oportunidad de hacer una transición ordenada pasó en la década del setenta. El colapso de la civilización industrial nos presenta ahora un escenario incontrolable, el reto está en construir nuevas instituciones alternativas. Debido a que no va ser posible una planificación, las políticas a implantar van “más en la lógica de poner nuevas reglas de relación social y económica”.

Estado de emergencia

Para el autor es necesario que las instituciones y el conjunto del cuerpo social, incluidos los movimientos sociales y los sindicatos, pongan en marcha medidas de “estado de emergencia” que den vuelta a las prioridades sociales, pongan en el centro los temas ambientales y prioricen la conservación de los ecosistemas equilibrados frente a las luchas por la calidad de vida, pues de ello depende la supervivencia de la mayoría de la población. Sobre esto se señalan cuatro desafíos centrales:

1. Transición hacia energías realmente renovables. En consecuencia, menor consumo y más dependencia de los flujos naturales.
2. Pasar de una economía de la extracción de materiales no renovables a una economía de la producción integrada con los ecosistemas, que significa la evolución del sistema industrial al agrario, en el cual se tendrán que dedicar muchos esfuerzos al cierre de los ciclos de los materiales.
3. Evitar que se activen los bucles de realimentación del cambio climático.
4. Frenar la pérdida de biodiversidad, el desequilibrio de los ecosistemas.

Sin embargo, esto no quiere decir descuidar los temas sociales, de ser así, surgirían sociedades de corte ecofascista. Por ello, al enfrentar estos desafíos se debe redistribuir la riqueza y el poder, ya que “la dominación entre los seres humanos y sobre el resto de los seres vivos están interrelacionadas”; sin justicia y democracia no se podrán construir sociedades sostenibles.

Para el autor, la percepción, social e institucional, de vivir en un “estado de emergencia” es lo único capaz de centrar las energías colectivas en lo verdaderamente importante. Así lo demuestran los ejemplos históricos, cuando durante la II Guerra Mundial, en Reino Unido y Estados Unidos, las personas redujeron voluntariamente su consumo, florecieron los huertos urbanos y se apostó por energías alternativas.

Sensibilización por los hechos

Uno de los grandes fracasos del ecologismo ha sido no lograr la sensibilización de este “estado de emergencia”. Debido a ello, la sensibilización probablemente va llegar por la vía de los hechos, en la medida en que se haga manifiesto la quiebra del orden socioeconómico y ambiental. Esto generará mucha desesperación, frente a ella será fundamental ayudar a la población a mantener la seguridad y a alentar las salidas colectivas frente a las falsas salidas individualistas. En este sentido tres elementos podrían contribuir:

1. Construir marcos explicativos holísticos para entender la crisis sistémica, aunque no la podamos controlar.
2. Cultivar emociones para superar la desesperación. En este sentido la esperanza es fundamental, pues se sostiene sobre el trabajo colectivo.
3. Tener formas de mantener una vida digna. Mantener los servicios sociales hasta donde sea posible por el estado, y después por nuevas instituciones alternativas. La reconstrucción de algo nuevo es clave frente a la descomposición del sistema.

Construcción de economías y sociedades viables en un escenario de colapso

Respecto a lo que se puede esperar de las instituciones estatales y las nuevas instituciones alternativas, el autor propone que el papel de las instituciones estatales sea el de facilitar, o dejar hacer, mientras que el de las nuevas será el de hacer, de construir, y crear nuevas prácticas y formas de vida, ya que esto es uno de los requisitos para que nuestra visión del mundo cambie. Estos cambios no vendrán desde arriba, sino que tendrán que surgir de la autoorganización social. En este sentido, las nuevas instituciones podrían funcionar desde la autonomía, y no desde la hegemonía que necesitan las instituciones “estatocentricas”, lo que haría más sencilla su adaptación en un mundo de cambios rápidos y donde será imposible planificar. De la misma forma que es la autonomía de estas alternativas lo que les posibilitará sobrevivir, la desalarización en el mundo del trabajo es fundamental. Una mayor autonomía respecto al empleo a través del cooperativismo jugará un papel central. Además, la estrategia de la maximización de la diversidad, la misma que utiliza la naturaleza, es otra forma de conseguir seguridad en tiempos de fuertes cambios. La existencia de muchas alternativas aumenta la probabilidad de éxito.

Parar la degradacion socio-ambiental

El autor advierte que cuanto mayor degradación social produzca el colapso sistémico, se estará en peores condiciones para poner en marcha sociedades ecocomunitarias. Por ello analiza 8 condiciones que hacen crecer los ecofascismos.

1) Desesperación generada por la insatisfacción de las necesidades tanto por el estado como por el mercado. Una disposición al sometimiento como respuesta a la frustración, la impotencia y el miedo generado por el desmoronamiento del antiguo orden y frente a la vacuidad contemporánea.
2) Incapacidad para empatizar con el conjunto de la humanidad, un individualismo colectivo del tipo de “los españoles primero”.
3) Sociedades con fuerte desigualdad, donde las élites sostendrán el orden social con represión e incitando al odio y al miedo, frente a la creciente inviabilidad de otros medios de control.
4) Las sociedades multiculturales donde se haya sembrado el miedo al otro.
5) Masas desorientadas fácilmente manipulables por discursos demagogos.
6) Estados con impronta colonial que han disfrutado de un alto nivel de vida verán un auge del fascismo antes que otros.
7) En las democracias poco asentadas y Estados autoritarios, pero sin olvidar que la transición de democracias parlamentarias a dictaduras fascistas puede ser muy rápida, como lo demuestra la historia europea.
8) Mediante un renovado dominio sobre el cuerpo femenino, a través de precarización laboral y bajos salarios, la carga de la realización gratuita de las labores de reproducción social. Para el autor, “las relaciones de poder en lo macro se tienen que producir también en lo micro y su expresión principal es el patriarcado”

Debido a que estas condiciones describen a gran parte de la población europea, el escenario social en este siglo no será el del 1% contra el 99%, sino del 1%+ 20% fascista contra el 79% restante. Lo cual lo lleva al autor a señalar dos implicaciones:

Primero, la lucha no será exclusivamente contra las élites, sino contra una parte importante de las masas. Si bien, se enfrentarán escenarios de guerra civil (abierta o encubierta), construir otra sociedad más justa no pasará por el uso de la violencia, debido a que suele traer más sufrimiento, insensibilidad, deshumanización, militarización de la resistencia y la cancelación de alternativas, al tiempo que facilita la violencia de Estado y obstaculiza la participación social y genera desmovilización. Sin embargo, en la transición hacia un mundo no violento se tendrá que hacer algún uso de la violencia, pero siempre de forma decreciente. En ese sentido, no es lo mismo defenderse que atacar. Ante una agresión, se podrá huir y resistir pacíficamente, o dependiendo la situación, o llevar el conflicto a otro plano.

Una segunda implicación de la ecuación 1%+20% vs 79% es la necesidad de crear frentes amplios contra el fascismo, ya que de ello depende la construcción de la hegemonía fascista. Debido a la heterogeneidad del 79%, articular estos frentes será difícil, ya que implica aceptar a agentes que han sentado las bases para la aparición del fascismo, como la socialdemocracia. Sin embargo, en no pocas ocasiones se tendrá que optar por lo menos malo. La forma que adopten estas alianzas es otra cosa, aquí es importante crear alternativas que permitan que la población sobrelleve las emociones que crecen con el fascismo (miedo, desesperación, frustración) y un reparto radical de la riqueza, en un contexto de fuertes desigualdades, cuyo único camino es la confrontación abierta con las elites.

Por otro parte, detener la degradación socio-ambiental requiere continuar las luchas del siglo XX en el contexto de un colapso que se va profundizando, luchas que están atravesadas por la necesidad urgente de crear nuevos sistemas socio-económicos. Si bien, durante el siglo XX al alargarse estas luchas produjeron un fuerte desgaste, en el siglo XXI, se tendrá más oportunidad de ganarlas debido a que estos proyectos, el neoliberalismo, por ejemplo, irán perdiendo sentido en el contexto de colapso sistémico.

B. Criterios para sociedades poscapitalistas

González Reyes considera determinante trascender el sistema capitalista para establecer una relación armónica con la naturaleza, para ello presenta algunas propuestas para articular proyectos ecocomunitarios en un contexto de colapso.

Parar la reproducción ampliada del capital

El fin del capitalismo es la reproducción ampliada del capital. La lógica de la ganancia y la acumulación se imponen sobre todos los grupos sociales. Tanto las empresas como las personas que buscan empleo compiten entre sí, mientras que las satisfacción de las necesidades sociales (que puede producirse o no) se encuentra subordinada a la lógica de la ganancia y la acumulación. La resistencia necesita romper y superar esta lógica para trascender este sistema socioeconómico. En este sentido, el autor apunta algunas prácticas y propuestas que avanzan en la dirección de un horizonte poscapitalista. De las cooperativas sin ánimos de lucro recupera la eliminación de los beneficios privados, pues los excedentes, considera, deberían ser reinvertidos en la mejora del tejido socioambiental.

Segundo, para parar la dinámica de la acumulación continua llama a establecer limitaciones a la dinámica expansiva de las empresas a través de la fijación de precios, confiscación periódica de la riqueza y cuarteo de empresas, entre otros. Sin embargo, la reproducción social necesita generar excedentes que permita canalizar importantes recursos en beneficio de la sociedad, para ello los mecanismos de inversión necesitan ser de propiedad colectiva, a la manera de la banca cooperativa o de carácter público. Aunque estas y otras medidas no afectan el núcleo del capitalismo.

Construcción de autonomía social

El núcleo del capitalismo que debemos superar consiste en que las relaciones sociales se establecen a través del mercado: los medios de vida se compran y los ingresos se obtienen trabajando. Además, el capital se reproduce sin que exista un control real sobre esta dinámica, aunque las élites se beneficien de ella. Incluso el poder político se encuentra subordinado y constreñido por esta. Es por ello que la capacidad organizativa y la reproducción autónoma de individuos y comunidades está seriamente limitada. Sin desmontar el mecanismo capitalista global, la democracia dentro de las cooperativas, por ejemplo, se reduce a decidir la mejor forma de competencia dentro de la lógica de la reproducción del capital.

La base de la estructura del mercado capitalista es el trabajo asalariado, es decir, la compra venta de fuerza de trabajo. La clave para la construcción de una sociedad poscapitalista consiste en la superación del trabajo asalariado como la forma social dominante en la organización social. En este sentido, para el autor es imprescindible construir autonomía social, capacidad de decisión y control democrático de los procesos de la vida social, para ello es necesario avanzar en: I) el control social de los medios de producción y II)sustraer del mercado cada vez más actividades.

Sobre el control de los medios de producción, González sostiene que el aumento constante de la productividad que se desprende de la competencia capitalista solo se consigue mediante un aumento de la maquinización y la automatización de los procesos productivos, que sólo son posibles mediante grandes concentraciones de capital, por lo que una reestructuración del sistema productivo sólo será posible a partir de expropiaciones y reapropiaciones en los sectores claves de la vida social. Otras estrategias consisten en una destecnologización de la economía que permita mayor control social sobre los medios de producción, simplificación que, por otra parte, se irá imponiendo conforme se presenten restricciones de materiales y energéticas, ya sea en el marco de una nueva organización social o dentro de la dinámica de competencia capitalista. Sin embargo, la cuestión no se agota en la propiedad de los medios de producción, sino que también involucra sus modos de gestión. Una gestión colectiva podría resultar más significativa, en algunos casos, que el tipo de propiedad formal, como en el caso de los huertos comunitarios y otros bienes comunes.

En el horizonte poscapitalista se necesitará transitar de las sociedades de mercado a sociedades con mercado donde se produzca para el uso, no para la venta, y en donde las actividades mercantiles respondan de forma regulada a las necesidades de la población y siempre dentro de los límites ambientales y el acceso universal a los bienes. Sólo de esta forma el mercado podrá ser transformado en un mecanismo de cooperación. La creación de autonomía es la clave para articular sociedades con mercado. La autonomía se verá potenciada en la medida en que los proyectos productivos consigan sostenibilidad ambiental, presenten menos especialización, es decir, una actividad económica más variada y más autosuficiente, y sepan tejer redes de apoyo mutuo con otras unidades de producción.

Por otra parte, las políticas de desalarización pasan por la “valorización” social de actividades que están hoy fuera del mercado, y no en convertirlas en trabajos asalariados. La estrategia consiste en crear autonomía, autoorganización y autogestión, y no en estatizar sectores clave, aunque esto no se excluye pues podría arrancar de la lógica del capital diversas áreas de la vida social. Uno de los riesgos de esta ardua tarea será la atomización individualista que ignore las necesidades sociales de grupos sociales más amplios. Es por ello que se hacen necesarias desde ahora normas que obliguen a que la actividad empresarial redunde en el beneficio colectivo.

Desmonetización

El capitalismo necesita el dinero para funcionar, sin dinero no hay capital, por ello el autor apunta hacia estrategias para desmonetizar la vida social, y la desmercantilización y la desalarización que esto supone. En este sentido menciona la propuesta de la Renta Básica de los Iguales, que mediante una asignación individual y otra colectiva busca garantizar una vida digna, también; al igual que la cooperación entre comunidades de cibernautas que intercambian y comparten bienes y servicios sin mediación monetaria es un ejemplo para el autor a una escala intermedia. Mientras que la economía familiar constituye para el autor un ejemplo de reparto de medios de vida sin monetización, a un nivel micro. En este sentido, además de la autosuficiencia y la autonomía, el intercambio recíproco de bienes y servicios entre particulares o grupos es la base de la desmonetización. Para ello son importantes las experiencias que unen producción y consumo. En la medida en que se requiera una unidad monetaria, esta función deberá ser realizada por monedas sociales que no puedan servir como reserva de valor y que tengan límites en su creación, que podrían ser los límites planetarios de minerales, por ejemplo.

Estos instrumentos no deben convertirse en signos de riqueza acumulable, deben limitarse a ser un medio de pago de intercambios esporádicos, aunque dentro del capitalismo estas monedas sociales no son más que ensayos minoritarios y de importancia secundaria, sin menoscabo de ser una experiencia enriquecedora para quienes participan de estos ejercicios.

C. Imaginando la transición en la próxima década

Cambios en el modelo productivo

González Reyes se pregunta por los cambios en el mundo del trabajo en el Estado Español durante la próxima década. Para ello acude a las conclusiones de un trabajo previo, Escenarios de trabajo en la transición ecosocial 2020-2030, en el que junto a otros autores bosqueja en forma general el futuro de la economía en un contexto de crisis sistémica y colapso civilizatorio. En este trabajo se consideran distintos escenarios de colapso y las implicaciones socioeconómicas de los cambios necesarios para permanecer dentro de los límites ambientales. La conclusión es que, de los escenarios considerados, el escenario D, el del decrecimiento, es el único que se mantiene dentro de los límites ambientales. Para el Estado español permanecer dentro de estos límites implica reducir las emisiones para 2039 en 49%-58% respecto de las emisiones de 2019. Una reducción que está por encima de la media global debido a la responsabilidad histórica del Estado Español, uno de los principales emisores mundiales. Para lograr mantenerse dentro de estos márgenes, los cambios necesarios en la economía del Estado español que se modelaron se resumen en:

1. Decrecimiento del tamaño de la economía, principalmente en turismo, construcción, generación de energía, transporte y finanzas;
2. Reducción del consumo de energía doméstica, principalmente automoción privada y climatización, y el abandono del uso masivo de vehículos privados en las ciudades
3. Reducción de importaciones, incremento del tejido productivo local y mayor autonomía económica.
4. Incremento del trabajo físico, humano y animal, y la producción artesanal.
5. Reprimarización de la economía y crecimiento de la agricultura ecológica.
6. Expansión de las áreas forestadas como sumideros de carbono
7. Aumento de los trabajos no remunerados, tanto familiar como comunitario.

El trabajo concluye que alcanzar la sostenibilidad ambiental implica una reducción fuerte de los trabajos innecesarios, un incremento de aquellos imprescindibles para la vida y del trabajo humano, además de nuevas formas de vida más frugales.

Por otro lado, el escenario Green New Deal (GND), en una versión distinta a la propuesta por Pollin[2019] a la que se le sumó una reducción a la movilidad motorizada, no logra reducir sus emisiones a los niveles necesarios, se queda en una reducción de 45%. Para Gonzalez, la reducción de las emisiones sólo es posible con decrecimiento, localización y reprimarización de la economía. Solo con un descenso de 10% de las horas dedicadas al empleo se lograra estar dentro de los márgenes sostenibles. En los niveles actuales supondría una reducción de 2 millones de puestos de trabajo. La mayoría de ellos en sectores vinculados a la reconversión de la matriz económica que implica el escenario D, es decir, en: transporte, turismo, finanzas y construcción. Esto se llevaría a cabo a través de la intervención social e institucional. En contraste, los sectores de alimentación y de la silvicultura crecerían, aunque sin lograr absorber los empleos perdidos. Sin embargo, si se redujera la jornada laboral a 30 horas, y se distribuyeran entre la población activa de forma equivalente, daría como resultado un incremento ocupacional del 7%.

Necesariamente, desarrollar sociedades sostenibles implica una existencia más frugal para la población, con considerables reducciones de consumo de materiales y energía. Sin embargo, esto no se traduce necesariamente en una pérdida de calidad de vida, sino de la reducción del consumo irracional y compulsivo, pero los cambios culturales necesarios sí generarán resistencia. El escenario D, además, implica un aumento del 10% de las horas de trabajo no remuneradas dedicadas a los cuidados, que necesariamente tendrían que repartirse entre hombres y mujeres, así como en el nivel comunitario. En ese sentido, se contempla el desplazamiento de otro 10% de las horas de trabajo asalariadas del sector privado hacia proyectos autogestionados, generando un espacio económico sustraído de la lógica del capital.

Sin embargo, no debe perderse de vista el marco de fuerte desigualdad en el que se desarrollarían estos cambios. Por ello debe operarse un decrecimiento de los sectores enriquecidos de las sociedades a través de un reparto de la riqueza con expropiaciones a las grandes fortunas y otras medidas redistributivas, en un principio realizadas por el Estado. Si bien, en esta proyección la vida de la población cambiaría de forma importante, probablemente este modelo de vida sea más deseable para las mayorías sociales, no para las élites, que verán compensados los sacrificios necesarios.

Cambios por sectores

Por último, el autor hace una revisión de los cambios necesarios para reducir las emisiones por sectores de la economía española según el escenario D.

Energía

Se plantea una transición energética basada en tres pilares: desfosilización y desnuclearización, reducción del consumo e implantación de energías renovables. Principalmente se trata de favorecer el desarrollo de máquinas fabricadas con materiales renovables o abundantes, como el hierro, diseñadas para realizar trabajos directos con las innovaciones de los últimos años. Si bien, la electrificación tendrá que avanzar en algunos sectores, como el cocinado y el tren eléctrico, no se trata de electrificar la economía, sino de incrementar el trabajo animal y humano necesario para la reproducción social y realizar una repartición equitativa de este este. A la par de reducir al mínimo las actividades que requieran combustión, la fuente principal de energía será la biomasa, que junto a otras fuentes de energía verdaderamente renovables como la hidráulica, solar y eólica, estarían a cargo de cooperativas de autoconsumo y sin ánimos de lucro.

Rehabilitación de edificios-construcción

Como parte de reducir la actividades extractivas, y teniendo en cuenta la gran cantidad de viviendas desocupadas, la prioridad tendrá que ser la rehabilitación de estas viviendas, aumentando su aislamiento y garantizando el acceso universal a la vivienda en un marco de fuerte reducción de la obra nueva. El objetivo es que la climatización doméstica reduzca su consumo energético en 50%, lo que implica cambios culturales y de prácticas cotidianas importantes. Por otra parte, cuando fuese necesario, las nuevas construcciones tendrán que aplicar criterios bioclimáticos y apostar por materiales biodegradables: madera, piedra, adobe, paja, etc. Además, se necesitan cambios legales y normativos para garantizar el acceso universal a la vivienda, sacándola del mercado despenalizando la okupación y estableciendo un modelo de derecho de uso.

Transporte

La única posibilidad frente al declive energético, la escasez de materiales y la desestabilización climática es la reducción del transporte, ya que no hay alternativas que puedan sostener el mismo volumen de desplazamientos que el transporte motorizado que depende del petróleo. Se tendrá que apostar por la cercanía, la lentitud y la movilidad de bajas emisiones, frente a la hipermovilidad actual que es la condición de posibilidad de las grandes urbes. Será necesario terminar la venta de vehículos privados en 2030 y prohibir su circulación en 2040. El parque automotriz existente pasará a ser de uso común y desmercantilizado. En 2030, las emisiones de estos vehículos tendrán que reducirse en 90% para encontrarse dentro de los límites ambientales. Estos cambios implicarán una fuerte reconversión de las ciudades bajo dos ejes directores: descentralización de actividades a través de la articulación de barrios multifuncionales y una corriente migratoria hacia el mundo rural.

En cuanto a la electrificación del transporte, aunque esta se centrará principalmente en las líneas férreas, unos pocos vehículos eléctricos brindarán servicios públicos como ambulancias y otros. Para 2030 el tren absorberá 50% o más del transporte de mercancías, quedando las locomotoras diesel fuera de servicio para esta fecha. El transporte internacional será el que se verá más reducido, a menos del 20% de los niveles actuales, mientras se implantará el uso de velas en grandes buques y la disminución drástica de la flota y los viajes. En la aviación, los vuelos peninsulares se suspenderán para 2030 y el resto estará restringido a lo estrictamente esencial.

Economía circular - residuos

Para sostener las economías a mediano y largo plazo hace falta reconfigurar el metabolismo económico hacia lo agrícola para insertarlo en los ecosistemas. Esto implica apostar por productos biodegradables, eliminar los xenobióticos, articular la economía de forma local y acoplar las velocidades de producción a los ecosistemas. Uno de los objetivos sería compostar el conjunto de la materia orgánica y rural antes 2030, de forma horizontal y con protagonismo popular los agricultores rurales y los habitantes de la ciudad podrían intercambiar compost por alimento. Implementar medidas de reciclaje, desde envases a la infraestructura existente a través de la minería de vertedero. Este tipo de minería no requiere de nuevas infraestructuras y usa tecnología sencilla, y de la que se pueden obtener aluminio, hierro y cobre con poco gasto de energía. Al no requerir una gran inversión económica, este sector podría ser manejado por cooperativas no capitalistas. Otras medidas más importantes serán las de reducción y reutilización. A través de políticas de precios se garantizará un consumo mínimo de bienes básicos pero penalizará los que vayan más allá de los límites. También, se impulsará la gestión de bienes en derecho de uso. De igual forma, la economía de segunda mano se incentivará con estímulos fiscales a cooperativas sin ánimos de lucro que trabajen ese sector, ya favorecido por la reducción en la producción y la importación.

Agricultura y ganadería

La revitalización del mundo rural que implica la creación de un metabolismo agrícola se dará bajo parámetros agroecológicos mediante una gestión agroecológica del territorio, una asociación entre agricultura y ganadería (extensiva), una producción en base cooperativa y comunitaria, reparto agrario para uso comunal y su articulación en circuitos cortos. El objetivo principal es recuperar la soberanía alimentaria, dentro de una autonomía material que se completada por la producción artesanal para cubrir la reproducción de forma local y autónoma. La agricultura industrial paulatinamente perderá terreno frente a la agroecología, sobretodo en lo que respecta a las macrogranjas. Esta reconversión implica el uso agrocarburantes por la maquinaria y el incremento de la tracción animal y el trabajo humano, desmantelar la automatización en la producción láctea y cárnica y el sistema de fertilización volvería ser natural.

De esta forma, descontando al sector de cuidados no remunerados, la alimentación se convertiría en el tercer sector en horas de trabajo, detrás de los cuidados remunerados (educación y sanidad), y del comercio. Además, el reparto agrario necesario implica la creación de territorios mancomunados, el final del monocultivo y los latifundios, fomentando una lógica reproductiva y no productiva que permitirá construir economías a pequeña escala como base de la soberanía alimentaria.. Por otro lado, la investigación pública se abocará de forma prioritaria al desarrollo de la agroecología, priorizando líneas como la permacultura y la agricultura regenerativa, y a estudiar la inserción de esta en los ecosistemas. Igualmente, la alimentación verá una importante reducción en el consumo de proteínas de origen animal para girar en torno al consumo de productos frescos, locales y de temporada.

Turismo

Al ser una de las causas principales de destrucción ambiental, junto a la construcción, este sector decrecerá de forma importante. El transporte, que representa uno de los impactos principales de esta industria, se verá mitigado mediante la reducción de la aviación internacional. De igual forma, los grandes hoteles lujosos se verán reducidos de forma prioritaria, mientras que los albergues y campings serán reorientados hacia el turismo interior, siempre que sean ecológicamente sostenibles y se comprometan con las formas de vida del lugar donde estén asentados.

Tecnologías de la comunicación y la información

Las TIC será otro sector que decrecería en este escenario, pues se apuesta por la reversión de la informatización de las relaciones sociales. El uso de aparatos en clave individual se desincentivaría, mientras se alentará el desarrollo redes locales tipo güifi.net y el retorno al teléfono fijo. Se buscará el mantenimiento de los aparatos existentes, el desarrollo de un software ligero, libre y abierto compatible con estos. Otro elemento será el desarrollo de comunes digitales, partiendo de la base existente (código abierto, software libre, redes p2p).

Resiliencia climática, reforestación y restauración ecológica

El escenario D implica la restauración ecológica de las zonas degradadas, donde la deforestación juega un papel fundamental en la regeneración de ecosistemas, en la fijación de CO2, además de convertirse en fuente de materia prima para la economía basada en la producción y no en la extracción. El terreno forestal se duplicará y será custodiado por las comunidades. También, se implementarán medidas para maximizar la resiliencia ante el cambio climático, priorizando las de carácter biomimético, como los humedales costeros y la priorización de especies resistentes a la sequía. Además de la restauración de la biodiversidad mediante la liberación de corredores verdes.

Industria

Este escenario implica desarrollar un diseño tecnológico basado en materiales y energía sostenibles y reciclables, privilegiando la resistencia y la durabilidad de los instrumentos, lo que significa un giro al sector artesanal, más trabajo humano intensivo y menos demandante de energía, menos productivo y susceptible de ser desarrollado por proyectos autogestionados sin una inversión fuerte de capital.Por otra parte, varias ramas estratégicas como la conservación de alimentos, fabricación de mobiliario y herramientas en madera, de recipientes de barro o fibras naturales, aumentarán producto de la reducción de importaciones y la mayor intensidad de la mano de obra, aun a pesar del descenso general de la actividad económica.

Cuidados

Los trabajos de cuidados deberán realizarse cuidando tres elementos: se repartidos de forma equilibrada entre los géneros; muchos de los trabajos de cuidados que en los últimos años se han mercantilizado deberán volver a ser internalizados por las familias (siempre que se acompañe de una reducción del tiempo que se dedica a obtener dinero, para no aumentar la desigualdad); y la revitalización de los lazos comunitarios de ayuda mutua para permitir que estos trabajos vayan más alla de las redes familiares, a traves de procesos de educacion autogestionada, salud comunitaria, ayudua mutua entre personas mayores que les den un grado mayor de auntonomia.

Trabajo de Fuentes: 

González Reyes, L.; Almazán, A.; Lareo, A.; Actis, W.; Bueno, L. M.; Madorrán, C.; Santiago, E.; de Benito, C. [2019] Escenarios de trabajo en la transición ecosocial 2020-2030 Madrid, Ecologistas en Acción, 118p. https://www.ecologistasenaccion.org/wp-content/uploads/2019/12/informe-e...

Nexo con el tema que estudiamos: 

La bifurcación sistémica en ciernes significará una colosal disputa para determinar qué proyecto civilizatorio sucederá al actual sistema capitalista. Es en ese sentido que son útiles los ejercicios como el que se propone, imaginar otro horizonte de futuro y las medidas necesarias para transitar a él, en este caso la propuesta son sociedades ecocomunitarias. Llama la atención del trabajo de González la claridad sobre los sacrificios que tendrán que realizar las distintas sociedades y el sufrimiento que esta reestructuración supondrá, en diferente medida, para la población, así como los peligros que las emociones producto del derrumbe del sistema engendraran para la construcción de sociedades justas y sostenibles, posiblemente en un escenario guerra civil en el que los movimientos sociales tendrán que construir un mundo nuevo en medio de una fuerte confrontación no solo con las elites, sino, también, con una parte de las masas.