In the Oceans, the Volume Is Rising as Never Before

Cita: 

Imbler, Sabrina [2021], "In the Oceans, the Volume Is Rising as Never Before", The New York Times, New York, 4 de febrero, https://www.nytimes.com/2021/02/04/science/ocean-marine-noise-pollution....

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Jueves, Febrero 4, 2021
Tema: 
Estudios recientes demuestran que el ruido antropogénico en los océanos está afectando gravemente la vida submarina
Idea principal: 

Sabrina Imbler es una escritora científica y ensayista independiente que ha escrito sobre geología y criaturas marinas.


A pesar de que la vida reproductiva de los peces payaso se lleva a cabo en los arrecifes de coral, la primera etapa de sus vidas la pasan en mar abierto en calidad de plancton. Posteriormente, cuando esos peces maduran y son capaces de nadar contracorriente, se dirigen hacia los arrecifes y para ello, se guían a través de los sonidos que estos emiten. Los sonidos son características fundamentales de un arrecife saludable; son capaces de atraer a peces para su futura reproducción.

Según un estudio publicado en la revista Science (Ver “Trabajo de fuentes”) la actividad humana, como la pesca con dinamita, las plataformas petroleras, el uso de barcos y lanchas, entre otras, contribuyen a que la contaminación sonora sea cada vez más insoportable para la vida marina.

Kerri Seger, científica de Applied Ocean Sciences, colectivo que tiene como objetivo hacer el océano más seguro, más limpio y más resistente, considera que el estudio mencionado es resultado de la investigación más completa hasta el momento sobre la existencia del ruido antropogénico y el estrés que le ocasiona a las especies marinas.

Carlos Duarte, ecologista marino de la Universidad de Ciencia y Tecnología King Abdullah en Arabia Saudí y autor principal del estudio declara que los sonidos que emiten los ecosistemas submarinos son cada vez más difíciles de escuchar por las especies o en el peor de los casos, han desaparecido.

Ahogando las señales

El sonido en el océano puede viajar miles de kilómetros comunicando a animales a través de las cuencas oceánicas y en la oscuridad, según el doctor Duarte. Por ejemplo, los delfines se comunican entre ellos a través de nombres únicos, los peces sapo se comunican a través de zumbidos o la peculiar comunicación de las ballenas por medio de cantos.

Christine Erbe, directora del Centro de Ciencia y Tecnología Marina de la Universidad Curtin en Perth, Australia y coautora del artículo, menciona que las y los investigadores son conscientes del ruido antropogénico submarino desde hace un siglo. No obstante, el estudio sobre cómo éste afecta la vida marina es reciente.

El Dr. Duarte tuvo la idea de elaborar el estudio sobre la importancia del ruido oceánico desde hace 7 años atrás. No obstante, le tomó varios años lograr que la comunidad científica que trabaja sobre la contaminación acústica submarina desde distintas perspectivas y con distintos intereses dialogara. Finalmente, el artículo publicado recientemente logró reunir y sintetizar la evidencia existente; las y los autores del estudio esperan que el documento sirva para generar cambios en política.

El Dr. Steve Simpson, biólogo marino de la Universidad de Exeter en Inglaterra ha dedicado 20 años a estudiar cómo las especies marinas perciben su entorno y se comunican a través del sonido y considera que mientras algunos animales marinos –las ballenas o los peces– pueden adaptarse con relativa facilidad a la contaminación acústica, otros, como los organismos bentónicos, tienen pocas probabilidades de hacerlo.

A pesar de ello, el Dr. Duarte, considera que “los animales no pueden evitar el sonido porque está en todas partes” y que incluso les puede causar daños crónicos pues las especies marinas tienen células ciliadas que no en todos los casos pueden ser regeneradas.

La ventaja de la contaminación acústica según el Dr. Simpson es que “sabemos exactamente qué causa el ruido, sabemos dónde está y sabemos cómo detenerlo”, a diferencia de lo que sucede con los deshechos químicos o los gases de efecto invernadero.

En busca de tranquilidad

Entre las soluciones propuestas para la disminuir la contaminación acústica antropogénica están cambiar las rutas de navegación, optar por diseños de hélices más silenciosos, evitar las áreas sensibles y reducir la velocidad. Sin embargo, las embarcaciones no son las únicas culpables de la contaminación auditiva. Las y los investigadores han señalado a la minería en aguas profundas como una de las fuentes más importantes de ruido submarino; por lo tanto, se sugiere que antes de que la minería submarina se vuelva comercial en gran escala se desarrollen nuevas tecnologías que tengan un menor impacto sobre los ecosistemas oceánicos.

Las y los autores del estudio buscan que el acuerdo de Conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica marina de áreas más allá de la jurisdicción nacional (BBNJ, por sus siglas en inglés) de la ONU incluya en la lista de impactos acumulativos al ruido antropogénico como un factor de estrés para la vida marina.

Durante la suspensión de actividades por COVID-19 los océanos volvieron a ser silenciosos y la aparición de mamíferos marinos en áreas que suelen ser ruidosas fue evidente. Por ello, el Dr. Duarte sostuvo que “la recuperación puede ser casi inmediata”.

Vivo con sonido

Jana Winderen, artista multimedia y una de las autoras del artículo, realizó una comparación a través de un audio de seis minutos entre un océano sano, con los sonidos de los glaciares chocando contra el agua, los gases burbujeando de los respiraderos hidrotermales y las innumerables criaturas chillando y cantando; y un océano perturbado, con lanchas de motor, la infraestructura de las plataformas petroleras, los buques, etc.

En 2020 el Dr. Duarte realizaba una investigación sobre especies invasoras en las praderas de los pastos marinos cerca de Grecia cuando un buque de guerra navegó a toda velocidad sobre él y desprendió un terrible sonido que le hizo sentir empatía por las especies marinas. El doctor concluye que cuando los ruidos antropogénicos cesan, los paisajes marinos vuelven a la normalidad: emitiendo sus propios sonidos, realizando la fotosíntesis que concluye en un estallido de las burbujas de oxigeno y que “hacen un sonido similar a muchas campanillas, llamando a los peces larvales para que regresen a casa”.

Trabajo de Fuentes: 

Duarte, Carlos, Lucille Chapuis, Shaun P. Collin, et al., [2021], “The soundscape of the Anthropocene ocean”, Science, 371 (6529), https://science.sciencemag.org/content/371/6529/eaba4658

Nexo con el tema que estudiamos: 

El océano es un espacio que se estudia poco desde las ciencias sociales y, sin embargo, es un territorio importante pues en él habitan organismos que son en gran medida los responsables de la vida en el planeta, así como también de él dependen dinámicas sociales, políticas y económicas.

Podría pensarse que ciertas actividades humanas son inofensivas; sin embargo, estudios como el mencionado en el artículo son importantes para dar cuenta de que no es así y poder formular políticas que mejoren las condiciones de los océanos y las criaturas que lo habitan que hoy más que nunca están siendo amenazados por las prácticas sociales.