Las potencias mundiales contra las Big Tech.

Body: 
Las potencias mundiales contra las Big Tech

Dada la enorme influencia económica y política de las corporaciones modernas en la era de los datos, liberar
a las personas y al planeta del poder corporativo es una tarea urgente.

Anita Gurumurthy y Nandimi Chami, The intelligent corporation

Olaff Jasso

Introducción

El siglo XXI está marcado por el avance de las tecnologías digitales y de la información. El conjunto de las actividades económicas las incorpora en su operación y estas marcan un nuevo precedente en la forma de generar ganancias. Destacan los usos específicos que realizan las grandes corporaciones digitales globales, tales como Facebook, Google, Amazon o Microsoft en Occidente y Alibaba, Tencent o Baidu en Oriente; mejor conocidas como gigantes tecnológicas o “Big Tech”. Estas compañías incrementaron su poder y sus ganancias económicas gracias a su modelo de negocios tipo plataforma y a través de lo que algunos autores han denominado “capitalismo de vigilancia” (Foster y McChesney, 2014; Zuboff, 2019). Un proceso de recolección y producción de datos digitales de personas que genera una nueva manera de extraer valor de ellos, convirtiéndolos en ganancias.

Para Shoshana Zuboff (2019), una de las principales características del capitalismo de vigilancia es que las empresas tecnológicas se apropian de la experiencia humana que es proyectada a través de datos digitales, y la transforman en materia prima gratuita. La información se traduce en datos conductuales, a través de los cuales se generan predicciones sobre el comportamiento de los usuarios en las plataformas digitales; esa información después es usada para mejorar los productos o servicios ofrecidos por las empresas. Así, los datos que las empresas extraen de los usuarios funcionan como un “behavioral surplus” o un excedente conductual de las personas en redes sociales que son apropiados por las empresas para producir ganancias. Por su parte, Jathan Sadowski (2019) argumenta que para el capitalismo de vigilancia los datos son la fuente para la creación de valor, por lo que su recolección influye en cómo se comportan las empresas y los gobiernos.

La consolidación del poder de las Big Tech no hubiese sucedido sin el apoyo de los gobiernos. Anita Gurumurthy y Nandini Chami (2020) mencionan que los estados ceden una gran cantidad de información pública a las corporaciones tecnológicas para gestionarla. Esta relación lleva a otro nivel el poder corporativo de las empresas, a tal punto que las corporaciones inteligentes actualmente se encuentran en el corazón de la vida pública. Debido a esto, recién comienza una paradójica batalla en torno a la regulación por parte de las principales potencias mundiales, Estados Unidos, China y la Unión Europea, en contra de las corporaciones que conforman el Big Tech.

En este texto se presenta un análisis de las recientes medidas que los gobiernos de las tres potencias mundiales realizan en contra de las Big Tech. Se expondrán las propuestas de ley que buscan regular a las empresas, así como las principales reacciones de las corporaciones en los tres países sede. Finalmente, se hará una reflexión sobre el desafío al poder estatal que las Big Tech representan y cómo la regulación puede afectar, o no, el modelo de negocios del capitalismo de vigilancia.

Estados Unidos: Facebook y Google

Después de que Facebook fue parte de controversias en torno a la difusión de noticias falsas y teorías de conspiración, las agencias reguladoras y los actores políticos pusieron especial atención al funcionamiento y a las actividades de la corporación, con la finalidad de articular un cambio.

En diciembre de 2020, tras una alianza bipartidista, 45 estados de la Unión Americana y la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés) acusaron al gigante tecnológico de “sofocar la innovación y degradar la protección a la privacidad de millones de estadounidenses” (The Economist, 2020). Asimismo, la FTC ha presentado demandas por prácticas monopólicas en redes sociales.

En específico, las demandas a Facebook por parte de la FTC aseveran que tras la compra de Instagram en 2012 y de WhatsApp en 2014 –antiguos rivales en redes sociales–, la aplicación consiguió un monopolio de las redes sociales personales. (Kang, Cecilia y Mike Isaac, 2020). También se le acusa de bloquear a los desarrolladores de aplicaciones rivales en su plataforma, así como de dañar la privacidad de los usuarios y negar la elección de los anuncios que deciden ver. Sin embargo, la FTC solo se enfoca en la demanda antimonopolio, por lo cual, como solución exigió a la empresa dividirse y vender las aplicaciones que compró en años anteriores.

Facebook argumentó que la visión del gobierno sobre la competencia es estrecha, ya que en el mercado de las redes sociales compiten contra otras aplicaciones como TikTok, Snapchat, YouTube o Twitter. Además, mencionan que la compra de Instagram y WhatsApp les ayudó a estas a crecer, por lo cual dicha compra fue un buen negocio para las tres empresas. De hecho, se está trabajando en una integración más profunda de las tres aplicaciones, con la intención de que funcionen como una sola, lo que, por motivos técnicos, haría más difícil su separación. Es importante poner atención al impacto que esta integración tendría para la producción y obtención de datos de los usuarios, ya que comparten datos de los usuarios a Facebook. Lo cual alimenta su negocio de publicidad personalizada, y de ese modo fortalece su monopolio.

Por otro lado, Facebook considera que la exigencia del gobierno para deshacerse de sus compras representa una amenaza a cualquier empresa en Estados Unidos, ya que entonces no existe la certidumbre de que cualquier compra realizada sea definitiva. Resulta comprensible que Facebook cuestione las recientes demandas, pues en los años en los que se realizaron las compras, los mismos funcionarios de la FTC no manifestaron ninguna objeción y permitieron la transacción.

En el caso de Google, las demandas también surgieron a finales de 2020. En octubre de ese año, el Departamento de Justicia estadounidense (DOJ) y 11 estados le acusaron de tener el monopolio del negocio de búsquedas en línea (McCabe, David y Daisuke Wakabayashi, 2020). Posteriormente, en diciembre, los fiscales generales de 10 estados señalaron a Google por abusar ilegalmente de su poder monopólico sobre la tecnología para la distribución de anuncios online.

Desde 2007 Google tiene el control del software de procesamiento para la venta de anuncios en línea, y debido a que su motor de búsqueda es el más usado en Estados Unidos han mantenido una posición dominante en el negocio de la publicidad al lograr eliminar de la competencia a publicistas, periódicos o despachos de redacción.

Paradójicamente, este monopolio permite crear una especie de impuesto a la publicidad, pues Google cobra una suma de dinero a las empresas para que sus anuncios aparezcan en su buscador. Esta segunda demanda puede ser la más perjudicial para las ganancias de Google, porque se centra en la manera en que la plataforma conecta a los compradores con los vendedores de publicidad, uno de los ámbitos más lucrativos de manejo de datos.

Además, ésta demanda es única en su tipo, pues es la primera vez que se cuestiona la tecnología para la publicidad y los peligros de su monopolio. Debido a este vacío jurídico no se presentan propuestas específicas sobre cómo proceder, más allá de las reiteradas multas, para generar cambios estructurales en la compañía.

China: Alibaba, Tencent y Baidu

Estas tres compañías son las homólogas de las Big Tech estadounidenses en China. Alibaba es una empresa dedicada al comercio electrónico, parecida a Amazon, pero con la diferencia de que Alibaba no participa de forma activa en la logística y solo cobra por el uso de su plataforma. Por su parte, Baidu, es comparada con Google, ya que es el mayor motor de búsqueda en internet en Asia, y al igual que la plataforma de búsqueda estadounidense, agregó a lo largo de los años servicios de inteligencia artificial y computación en la nube. Mientras que Tencent es similar a Facebook pues destaca por sus servicios de redes sociales y publicidad.

Sin embargo, la gran diferencia que existe en el mercado tecnológico chino es su modelo de “super aplicaciones”, gracias al cual pueden combinar distintos servicios como noticias, entretenimiento, entrega de comida, transporte, así como sistemas de pago y billeteras digitales. Esta integración tiene como finalidad encerrar a los usuarios dentro de las plataformas, ofreciéndoles gratificación instantánea a cambio de sus datos y haciéndoles mas costoso abandonar la plataforma. (Gurumurthy y Chami, 2020).

Al igual que las Big Tech estadounidenses, las empresas chinas ganaron gran poder económico en años recientes. Por esa razón, el Partido Comunista de China, presentó demandas y propuestas de ley que pueden ser perjudiciales para sus ganancias.

En diciembre de 2020, el gobierno chino comenzó un proceso de investigación antimonopolio en contra de la empresa Alibaba. Anteriormente Beijing había permitido a esta empresa crecer e incluso se benefició de ella, pues gracias a la corporación logró controlar lo que la población china escribía y leía. Al respecto, Gurumurthy y Chami argumentan que, para garantizar el acceso a los beneficios y los derechos de sus ciudadanos, el gobierno chino se basa en una puntuación del comportamiento sobre la base de su historial de compras en línea, sus transacciones financieras, así como en sus conexiones a redes sociales en plataformas asociadas. De esa manera los ciudadanos que adquieren la calificación de “buen consumidor” se convierten en ciudadanos merecedores de dichos beneficios.

Sin embargo, el gobierno no consideró el tamaño e influencia que estas empresas alcanzaron. Ahora, el mismo partido que en algún momento respaldó a Alibaba argumenta que las medidas presentadas “pueden ser un paso importante para fortalecer la supervisión antimonopolio en la esfera del internet” (Zhong, Raymond, 2020).

A las empresas asiáticas se les acusa de bloquear a los comerciantes que no venden únicamente en sus plataformas; no permiten usar los servicios de otras empresas el interior de sus aplicaciones, así como tampoco dejan que los usuarios utilicen otras aplicaciones que no sean las propias. Por tanto, algunas de las medidas que la entidad reguladora del mercado en China presentó para combatir estas prácticas anticompetitivas buscan evitar el bloqueo de usuarios en plataformas específicas, lo que les hace más difícil la oportunidad de cambiarse a otras aplicaciones, mientras que otras consisten en regular prácticas como el uso del poder de una plataforma para recopilar información sobre los usuarios. Estas medidas son similares a las adoptadas en Occidente pues tienen como intención detener el poder monopólico de las Big Tech.

Unión Europea: Google y Amazon

Es necesario mencionar que, a diferencia de Estados Unidos o China, los países europeos no son sede nacional de ninguna de las gigantes tecnológicas, por tanto, al no tener motivos para protegerlas tienen menos que poner en riesgo al cuestionar y controlar las prácticas de estas empresas. Más aún, los países de esta región han desarrollado mejores procedimientos para poder regularlas.

En ese sentido, la legislación que intenta promulgar la Unión Europea para regular a las corporaciones del internet es la más vanguardista de todo el mundo. Por esta razón, Europa es la región que representa un mayor peligro para los intereses económicos de las Big Tech. Y, por lo tanto, es también ahí donde los esfuerzos de las empresas para frenar cualquier tipo de legislación en su contra se han vuelto más visibles.

La Unión Europea, al igual que Estados Unidos, acusó a Google de mantener el monopolio sobre los motores de búsqueda en línea. A este respecto, el Parlamento europeo les impuso multas por este tipo de prácticas de hasta 1.49 mil millones de euros (Comisión Europea, 2019). Funcionarios del Parlamento europeo también acusaron a la empresa de mantener el control del mercado sobre la publicidad en línea. Según el Parlamento, Google violó las leyes antimonopolio al abusar de su dominio en la búsqueda y así aprovechó esa ventaja sobre sus competidores.

Respecto al caso de Amazon, el Parlamento europeo culpó a la empresa de mantener un monopolio en el negocio del comercio electrónico. (Satariano, Adam, 2020). A los vendedores que anuncian sus productos en la plataforma, les preocupa que, si uno de sus productos funciona bien, Amazon pueda crear su propia versión del artículo y de esa manera eliminarlos de la competencia. Por esta razón las autoridades europeas llevan un par de años investigando el papel de Amazon como tienda y vendedor de sus propios productos.

Asimismo, la forma en la que Amazon obtiene información en tiempo real (a través de la recopilación de los datos de sus pedidos, la cantidad de visitantes a ciertos productos o los ingresos de un comerciante) representa un gran caso de obtención de datos digitales, el cual atenta contra la privacidad de los usuarios y además sirve para asegurar su poder en el mercado del comercio electrónico.

Estas medidas antimonopolio son aplicadas en Europa desde hace una década. Así es como la legislación europea en contra de las Big Tech tiene por lo menos 10 años más de avance que la china o la estadounidense, que comenzaron con los juicios antimonopolio apenas en 2020.

Otras propuestas de ley anunciadas por la Unión Europea para detener el avance de las Big Tech son: la moderación de la cantidad del contenido generado por los usuarios, la obligación a las empresas para que divulguen más información sobre cómo funcionan sus servicios de publicidad digital, la prohibición de la auto preferencia de productos, y la obligación de compartir datos con pequeños rivales. Este conjunto de propuestas, junto con el reglamento general de protección de datos de la Unión Europea promulgado en 2016 y puesto en vigor desde 2018, hacen de la legislación europea en torno a la regulación de la industria tecnológica uno de los paquetes de ley más completos en el mundo, ya que estas medidas atentan directamente contra el modelo de negocios del capitalismo de vigilancia.

Es por esto por lo que la legislación europea representa un peligro para las Big Tech, pues temen que este tipo de legislación se convierta en un ejemplo para otros estados. Por esta razón las principales empresas están poniendo grandes esfuerzos para frenar la legislación en el Parlamento europeo.

Google y Microsoft han invertido grandes sumas de dinero en Europa para evitar la aprobación de las leyes que buscan su regulación y que afectarían sus ganancias. Es así como las corporaciones buscan crear un lobby al estilo estadounidense en el Parlamento europeo que les favorezca y que les ayude a anular las leyes propuestas para su regulación. Para lograrlo, Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft, declararon un gasto combinado de 23 millones de dólares sólo en la primera mitad de 2020, la mitad del total declarado en todo 2019, (Satariano, Adam y Matina Stevis-Gridneff, 2020). Este gasto les ayuda a brindar acceso a las empresas dentro de la Comisión y el Parlamento europeos. Pero no solo contratan exfuncionarios públicos y firmas de consultoría con buenas influencias dentro del Parlamento, sino que además financian think-tanks y colocan académicos en las universidades más importantes de Europa que ayudan a publicar investigaciones favorables a la industria.

Conclusión

Las Big Tech lograron crecer en conveniencia con los estados. Hace veinte años, estas empresas no representaban un peligro, solo eran una nueva oportunidad de negocio. Sin embargo, las empresas del internet alcanzaron un poder que se extiende en diferentes ámbitos, no solo en el terreno económico, sino también en lo político, social y cultural. Las empresas se convirtieron en grandes repositorios de la opinión pública. Y por eso, su modelo de negocios basado en la recolección de datos está ayudando a moldear los intereses y preferencias de las personas; no sólo en cuestiones de consumo, sino también, tienen una influencia en la forma en la que las personas cambian sus afinidades políticas.

Es pertinente mencionar que en Estados Unidos las preocupaciones por regular a las corporaciones tecnológicas se incrementaron después del ataque al Capitolio a principios de 2021 por parte de simpatizantes de la extrema derecha. Se piensa que la situación se gestó y se planeó a través de redes sociales como Facebook y Twitter. Por esto, los políticos estadounidenses ven en las corporaciones de internet un peligro para la democracia liberal del país. Por consiguiente, los legisladores estadounidenses consideran las leyes antimonopolio una vía para solucionar los daños al consumidor, las violaciones a la privacidad y la difusión de desinformación (aunque las motivaciones, tanto para demócratas como para republicanos sean diferentes).

En el caso chino, las empresas del gigante asiático tienen más usuarios que las empresas en Occidente; esto hace de su mercado uno más amplio y dinámico. De hecho, las aplicaciones chinas están cambiando los hábitos de consumo de los habitantes de la región. Se espera que su modelo de superintegración del mercado electrónico sea replicado por las empresas estadounidenses (The Economist, 2021). Hay quienes piensan que las motivaciones del Partido comunista para imponer medidas antimonopólicas a Alibaba tienen que ver más con un impulso hacia el libre mercado en uno de los espacios más dinámicos del mundo; otros analistas consideran que la principal razón que impulsa esas medidas es un conflicto entre el fundador de Alibaba, Jack Ma, y el gobierno de China. (Yuan, Li, 2020). Respecto a esto último, dirigentes de la empresa denuncian prácticas dictatoriales y de censura por parte del Partido comunista chino, que de por sí ya es calificado de opresor, sobre todo en occidente.

Con lo antes expuesto, se observa que la mayoría de las medidas que se están tomando en contra de las Big Tech , se ocupan de frenar las prácticas monopólicas, extendiendo una gran cantidad de multas a las empresas, e incluso pidiendo su desintegración o reestructuración, como en el caso de Facebook. Asimismo, se pueden discutir las diferencias en el tiempo en los gobiernos presentaron sus medidas antimonopolio, así como las motivaciones de cada uno para regular a las empresas.

Lo crucial es que, como argumenta Robert H. Frank (2021), profesor de economía en la Universidad de Cornell, las medidas antimonopolio pueden no ser suficientes para frenar los abusos de estas empresas. Por lo menos no en términos de la protección de datos de las personas o la difusión de noticias falsas y teorías de conspiración. La reestructuración propuesta solo implicaría que una empresa no concentre tanto poder, pero no se pone en duda la forma de adquisición de este dominio.

La mayoría de estas medidas en realidad no ponen en cuestión el fondo y la razón de actuar del modelo de negocio del capitalismo de vigilancia, el cual busca obtener datos de los usuarios a través de cualquier medio para usarlos con el objetivo de generar ganancias. Sin importar que la forma de obtención de estos datos atente contra la seguridad y privacidad de las personas o de las sociedades en su conjunto.

La excepción a la regla es la Unión europea, pues esta comunidad ha mostrado una aguda capacidad para legislar en contra de un negocio que no tenía ningún precedente y que por eso mismo es difícil de regular. Las medidas como obligar a que las empresas sean claras con cómo funciona la publicidad de sus plataformas, o que sean explícitas en cómo se utilizan los datos de los usuarios, transgreden directamente los intereses del capitalismo de vigilancia. Por consiguiente, las Big Tech temen que está legislación sea aceptada en Europa, y que se convierta en un ejemplo que pueda propagarse alrededor del mundo.

Finalmente, queda por observar cómo evolucionan estas demandas en estas y otras regiones del planeta: ver si el cambio que proponen se queda únicamente en las medidas antimonopolio, o si se dirigen a tomar acciones más radicales para frenar el modelo de negocios del capitalismo de vigilancia, a la vez que se frena el avance del poderío de las grandes corporaciones tecnológicas. Asimismo, será importante analizar la respuesta por parte de las Big Tech ante tales acciones y considerar una nueva relación contradictoria entre estados y empresas.

Referencias consultadas

Comisión Europea [2019], “Antitrust: Commission fines Google €1.49 billion for abusive practices in online advertising”, Comunicado de prensa, 20 de marzo, https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/es/IP_19_1770

Frank, Robert [2021], "Regular las redes sociales tiene sentido económico", The New York Times, New York, 11 de febrero, https://www.nytimes.com/es/2021/02/11/espanol/regular-redes-sociales.html

Gurumurthy, Anita y Nandini Chami [2020], "The intelligent corporation. Data and the digital economy", State of power 2020, Transnational Institute, Amsterdam, enero, pp. 10-20, https://www.tni.org/en/file/13039/download?token=L4jt9PRg

Isaac, Mike y Cecilia Kang [2020], "'It's Hard to Prove': Why Antitrust Suits Against Facebook Face Hurdles", The New York Times, New York, 10 de diciembre, https://www.nytimes.com/2020/12/10/technology/facebook-antitrust-suits-h...

Kang, Cecilia y Mike Isaac [2020], "U.S. and States Say Facebook Illegally Crushed Competition", The New York Times, New York, 9 de diciembre, https://www.nytimes.com/2020/12/09/technology/facebook-antitrust-monopol...

McCabe, David y Daisuke Wakabayashi [2020], "10 States Accuse Google of Abusing Monopoly in Online Ads", The New York Times, New York, 16 de diciembre, https://www.nytimes.com/2020/12/16/technology/google-monopoly-antitrust....

Sadowski, Jathan [2019], “When data is capital: Datafication, accumulation, and extraction”, Big Data & Society, 7 de enero, https://doi.org/10.1177/2053951718820549

Satariano, Adam [2020], “Amazon Set to Face Antitrust Charges in European Union”, The New York Times, New York, 11 de junio, https://www.nytimes.com/2020/06/11/technology/amazon-antitrust-european-...

Satariano, Adam y Matina Stevis-Gridneff [2020], "Big Tech Turns Its Lobbyists Loose on Europe, Alarming Regulators", The New York Times, New York, 14 de diciembre, https://www.nytimes.com/2020/12/14/technology/big-tech-lobbying-europe.html

The Economist [2020], "Battle commences. A formidable alliance takes on
Facebook", The Economist , London, 12 de diciembre, https://www.economist.com/business/2020/12/12/a-formidable-alliance-take...

The Economist [2021], "The great mall of China. Why retailers everywhere should look to China", The Economist , London, 2 de enero, https://www.economist.com/leaders/2021/01/02/why-retailers-everywhere-sh...

Yuan, Li [2020], "Why China Turned Against Jack Ma", The New York Times , New York, 24 de diciembre, https://www.nytimes.com/2020/12/24/technology/china-jack-ma-alibaba.html

Zhong, Raymond [2020], "With Alibaba Investigation, China Gets Tougher on Tech", The New York Times , New York, 23 de diciembre, https://www.nytimes.com/2020/12/23/business/alibaba-antitrust-jack-ma.html

Zuboff, Shoshana [2019], The Age of Surveillance Capitalism. The Fight for a Human Future at the New Frontier of Power, New York, Public Affairs

Fecha de publicación: 
2021