America and climate change. Joe Biden's climate gamble

Cita: 

The Economist [2021], "America and climate change. Joe Biden's climate gamble", The Economist, London, 10 de abril, https://www.economist.com/leaders/2021/04/10/joe-bidens-climate-gamble

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Abril 10, 2021
Tema: 
Joe Biden plantea un plan climático para impulsar nuevos empleos a nivel nacional
Idea principal: 

The Economist hace un análisis acerca del nuevo plan de Joe Biden que fue presentado en Pittsburgh el 31 de marzo de 2021. En éste se propuso la inversión de una gran suma de dinero para empleos e infraestructura, (Dato crucial 1). Empero, dentro del núcleo de The American Jobs Plan, esta la iniciativa de Biden realmente tiene el objetivo de combatir al cambio climático. Cabe destacar que, el plan apoya a vehículos eléctricos y energías renovables, al igual que a propuestas de investigación científica y proyectos que requieran de un financiamiento del gobierno con el fin de adquirir tecnologías importantes para su desarrollo.

De acuerdo con la nota, normalmente varios compromisos de gasto tienen su origen en la falta de enfoque y en la atención excesiva a intereses específicos, pero éste no será el caso. Es relevante mencionar a este respecto que, eliminar la mayoría de los gases de efecto invernadero emitidos por Estados Unidos resulta un problema masivo que juega en contra de los mandatarios del país, el cual no ha podido progresar en el tema a nivel legislativo en un largo periodo de tiempo. De esta manera, “un intento sincero por revertir este fracaso necesita reflejar la magnitud de la tarea, la variedad de los retos", (The Economist, 2021), así como el tiempo que se tardaría en ser implementado.

En ese sentido, la ambición, la amplitud y la generosidad del plan de Biden podría ser una opción viable que permitiría que su gobierno ganara puntos, (Dato crucial 2). Incluso, podría decirse que el gasto en el proyecto de Biden resultaría más económico que la mayoría de estimaciones sobre los costos de repensar y recrear a la civilización industrial. Pero, si las inversiones públicas impulsan a las privadas como se debería, se encontrarían en un estimado correcto.

Aunque esto no implica que las propuestas de Joe Biden sean perfectas. Pues, éstas resultan menos efectivas, debido a su devoción a la noción de que los nuevos trabajos deban ser sindicales, de que los barcos que traigan las materias primas deban ser propiedad estadounidense, que éstos tengan que registrados por estar estadounidenses y que las cadenas de suministro tengan que almacenarse dentro de las fronteras de Estados Unidos.

Tales cuestiones resultan atractivas para los partidarios del plan político de Joe Biden, pero realmente no están relacionadas con el cambio climático. Y de hecho causarían que los costes en el recorte de emisiones incrementaran “y si limitan el flujo tecnológico, podrían convertirse en una fuente de profunda frustración que no radicaría en el contenido del plan sino en su futuro", (The Economist, 2021). Con respecto a esto, el gobierno debe apoyar las elecciones que hicieron tanto la población como las industrias para bajar las emisiones de gases del efecto invernadero, pero también necesitan dirigir esas decisiones a través de algunos medios eficaces.

Sobre esta línea, el “garrote” con el que el presidente estadounidense pretende presionar la descarbonización implica una eficiencia energética y una electricidad limpia estándar. Con base en esto, sería posible que la administración actual pudiera implementar el proyecto de tal manera que forme parte del presupuesto gubernamental y que logre pasar al Senado por mayoría simple. Aunque habría una probabilidad mayor de que se requiriera de una super-mayoría por medio del apoyo de al menos 10 senadores republicanos, un movimiento difícil.

Por esta razón, una opción más viable sería aumentar el precio del carbón que se aplicaría a una gran parte de la economía estadounidense. Esta estrategia “podría revelar los costos de las diferentes tecnologías y aplicarse a muchos más procesos industriales de lo que jamás podría lograr una electricidad limpia estándar”, (The Economist, 2021). Asimismo, esto podría ser útil para pagar algunos costos involucrados. Además, como este asunto sí entra dentro del presupuesto gubernamental, sería probable que pueda pasar fácilmente al Senado sin esa super-mayoría.

Sin embargo, Joe Biden no está de acuerdo con esta última alternativa. La idea de un nuevo impuesto y en este caso, uno que pueda ser regresivo para la economía es una “venta política dura”. De hecho, el partido demócrata es uno de los opositores de la propuesta. Puede tomarse como ejemplo al Senador de Virgina (un estado productor de carbón), Joe Manchin quien no aprueba los impuestos de carbono y tampoco está a favor de adquirir un proyecto de ley en el Senado ni a través de una mayoría simple.

Cabe señalar que, la razón por la que Biden se pronuncia en contra de la propuesta se explica a través de dos situaciones. Por una parte, a Biden le conviene tener a Manchin de su lado. Por otra parte, si este impuesto de carbono formara una parte integral del proyecto de ley y tuviera que ser impulsado para pasar por el Senado, habría una pérdida de ingresos que haría que las ambiciones del presidente se restringieran.

Por su parte, los legisladores republicanos, comprometidos a la acción climática, la responsabilidad fiscal y la legislación efectiva, podrían beneficiarse de la propuesta de impuestos al carbono para frenar las propuestas climáticas de Biden. Incluso, existen varios partidarios de los impuestos al carbono en el ala política derechista que estarían de acuerdo y aplaudirían a los legisladores que los implementaran. Sin embargo, estos elogios no harán que el modelo se ejecute solo.

Finalmente, aunque no sea a base de “garrotazos”, los incentivos de Biden podrían traer beneficios. Empero, resultará difícil que se logre una completa descarbonización de electricidad para el año 2035 por medio de una electricidad limpia y mucho más un impulso de mayor amplitud hacia la disminución de emisiones de carbono, asunto que sí podría darse gracias al adecuado impuesto al carbono. “El costo de esa oportunidad perdida será alto. Pero, no tan alto como el que ha sido impuesto al país y al mundo por políticos que por décadas han fallado en tomar acción con respecto a la definición global y humana del calentamiento global”, (The Economist, 2021).

Datos cruciales: 

1. Joe Biden pretende destinarle 2 billones de dólares a empleos e infraestructura.

2. Con este plan se estima que, se tendría 1 billón de dólares en ocho años dedicados a proyectos relacionados con el clima o alrededor de 0.6% del PIB al año.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El texto vislumbra un escenario de combate y adaptación frente a la destrucción del ambiente en el que los estados pretenden seguir una responsabilidad ambiental en la que combatan los efectos del calentamiento global por medio de diversas estrategias, pero en realidad se vuelve mera competencia por el poder y la hegemonía. La destrucción ambiental en ese sentido abarca procesos metabólicos como el clima y sus elementos importantes como el agua y el uso de territorios.

Esta cuestión transforma las fronteras de capital que se definen por las búsquedas y los avances científicos, tecnológicos y sociales y propone la codificación de la vida, ciencias cognitivas, exploración del espacio exterior, nanotecnologías, remediación ambiental, manipulación del clima como los temas más importantes dentro de la agenda capitalista. A este respecto, puede verse una relación entre empresas estados y sociedad en la que el estado juega un papel importante en esta competencia intercapitalista y las relaciones entre ambos sujetos de la sociedad capitalista cambian, tratando de evitar situaciones conflictivas y reforzando las cooperativas, en el caso del colapso medioambiental.