Ars e invenciones organológicas en las sociedades de hipecontrol

Cita: 

Stiegler, Bernard [2014], "Ars e invenciones organológicas en las sociedades de hipecontrol", Nombres, (28):147-163, Córdoba, https://revistas.unc.edu.ar/index.php/NOMBRES/article/view/12025

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
2014
Tema: 
Resistencia o invención ante el hipercontrol
Idea principal: 

Bernard Stiegles fue filósofo francés, que retoma los estudios de Derrida y Simondon. Doctor por la Escuela de Estudios superiores en Ciencias sociales, fue director del departamento de desarrollo cultural de Centro Pompidou, y director y creador del Institut de Recherche et d’Innovation (IRI). Fundó el grupo cultural y político Ars Industrialis y de la escuela de filosofía Ecole de Philosophie d’Epineuil-le-Fleuriel. Su obra más conocida es La técnica y el tiempo 1: el pecado de Epimenteo.


De las sociedades disciplinarias expuestas por Foucault, Deleuze propuso su devenir en sociedades de control y modulación mediante los medios masivos, y como anteproyecto, proponía un arte de control. Ahora, en las sociedades devenidas hiperindustriales, en la época de hipercontrol ¿es factible la propuesta de un ars de hipercontrol?

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La automatización integral posibilitada por las tecnologías digitales y constitutiva de las sociedades hiperindustriales, integra la proletarización total conformada por la pérdida de saber hacer por el maquinismo industrial en el siglo XIX; la pérdida del saber vivir conducida por los medios masa del siglo XX; y ahora, la pérdida de saberes teóricos instada por las tecnologías digitales del siglo XXI.

Después de la captación destructora de la atención y el deseo de las sociedades de control como “poder no-coercitivo de modulación ejercido por la televisión sobre los consumidores”, las sociedades de hipercontrol que engendran la sociedad automática, someten su control a la liquidación maquinal del discernimiento es decir, delegan la actividad del entendimiento y la deliberación a algoritmos.

De esta manera con la proletarización del trabajo (entendiendo la proletarización como proceso de servidumbre hacia la máquina que conduce a la pérdida de todos los saberes), sometió las condiciones de subsistencia a la técnica industrial; la proletarización de las sensibilidades y relaciones sociales, sometió las condiciones de existencia ciudadana, al condicionamiento mediático; y por último, la proletarización de las facultades del discernimiento teórico y deliberativo sometió las condiciones de consistencia (lo que contribuye a la construcción del ser, en el espíritu racional y la vida científica) al cálculo intensivo y correlacionista.

En la fase hiperindustrial las facultades intelectivas de teorización y de deliberación son cortocircuitadas por el operador contemporáneo de la proletarización, lo digital. Ello conduce a la “proletarización de toda exteriorización del saber”.

Lo digital corresponde a una nueva forma de retención terciaria, es decir, memoria exteriorizada, material, externa a la conciencia, y pública, que sobre determina las percepciones de la realidad o retenciones primarias y los recuerdos o retenciones secundarias y conforma la conciencia.

Toda nueva forma de retención terciaria interfiere en la articulación entre lo percibido y lo recordado, esta modificación conlleva procesos de transindividuación. Estos procesos son bisagras para la formación de significaciones compartidas entre individuos psíquicos, es decir sociedades. Estas significaciones compartidas constituyen el transindividual (memoria colectiva en cuyo seno se forman expectativas típicas de una época).

Ahora, en este trabajo se intenta sostener que “lo digital provoca el estado de hecho de la proletarización” y en consecuencia puede ser contrarrestado. “Toda nueva forma de retención terciaria constituye una nueva edad del pharmakon”, el cual sin una prescripción adecuada resulta necesariamente tóxico. Dicha prescripción es labor de la ciencia, el arte, la justicia y la ciudadanía en general.

Las retenciones terciarias son pharmakon, en cuanto dispositivos ambivalentes determinados por la relación que se establezca, dicha relación comporta las terapéuticas. Toda nueva retención terciaria, cual nuevo pharmakon (sin terapéutica apropiada) comienza por cortocircuitar los procesos psicosociales, ya que las retenciones terciarias que eran la condición de los circuitos de transindividuación han cambiado, no así los circuitos. En este primer momento de shock tecnológic, “constituye un estado de la crisálida en la mutación de las sociedades de hipercontrol”.

El segundo momento del shocktecnológico consiste en lograr una nueva socialización. Para ello el nuevo pharmakon necesita formar nuevos saberes, “constituir nuevas maneras y razones de hacer, de vivir y de pensar; nuevas formas de existir y condiciones de subsistir”. Sin embargo, entre el primer momento y el segundo momento se corre el riesgo de la proletarización, de ahí el carácter farmacológico.

El control de las pulsiones en la sociedad automática es a través de “dispositivos retencionales automáticos, que capturan esos automatismos pulsionales”, los concretan mediante algoritmos que capturan y explotan las “trazas generadas por los comportamientos individuales y colectivos”. Las redes sociales digitales “canalizan esas expresiones sometiéndolas a protocolos obligatorios” los individuos psíquicos son atraídos y capturados hacia ellas por el efecto de red consecuencia de la condición gregaria.

A través de los big data, y gracia al efecto red y al crowdsourcing, es posible instar a los individuos a la producción y autocaptación de datos personales que “especializan sus temporalidades psicosociales. Esos datos personales son interrelacionados al instante interviniendo en los procesos de transindividuación “a través de circuitos diseñados automáticamente y performativamente, por esos circuitos, y por las retenciones secundarias colectivas que en ellos se crean automáticamente, y ya no transindividualmente”. De manera que actúan recíprocamente y casi inmediata la memoria, las expectativas y los comportamientos personales. Así es posible la personalización (teleguiar particularmente a todos los miembros de la red).

Esta personalización consiste en cortocircuitar toda singularidad a nivel de individuo colectivo (significación colectiva constitutiva de la “diferencia idiomática” condición de toda significación y todo sentido) y la transformación de las singularidades incuantificables en particularidades calculables y manipulables.

Internet es un pharmakon que, al carecer de una formación la atención específica con este nuevo medio técnico, deviene técnica de hipercontrol y factor de desintegración social.

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El estado de hecho hiperindustrial, en la época de hipercontrol, se comporta como modulación automatizada (gubernamentalidad algorítmica) generada por los datos personales autoproducidos, captados y publicados, para ser explotados por el cálculo intensivo.

“Lo digital permite estandarizar los automatismos tecnológicos (mecánicos, electromecánicos, fotoeléctricos, electrónicos, etc.)” mediante sensores, accionadores y softwares. Esa estandarización digital articula todos los automatismos (tecnológicos, sociales, psíquicos y biológicos) conduciendo a la robotización total, que adviene en desintegración total: del poder público, los sistemas sociales y educativos, las relaciones intergeneracionales y, las estructuras psíquicas.

Ante ello, queda la pregunta: ¿es posible, partiendo del estado de hecho de la desintegración total, inventar un ars de hipercontrol? En el sentido que Deleuze propone frente al efecto de la TV en cuanto nuevo poder de control inmediato y directo, donde el núcleo de la confrontación radica en “la posibilidad de invertir el control y ponerlo al servicio de la función suplementaria opuesta al poder”: es decir inventar un ars del control cual nueva resistencia.

Para Deleuze, la invención produce acontecimiento y bifurcación a partir de una cuasi-causalidad (terapéutica) de inversión y un arte de invención. Esa cuasi-causalidad ataca al azar formas determinadas, desterritorializa su contenido, y se reorganiza completamente distinto en territorios de sensación.

El reto buscar la procedencia de tal terapéutica y cómo hacerla cuasi-causal. Esta cuasi-causalidad debe emerger de una nueva historia del arte como una nueva individuación del arte, de tal manera que el arte se vuelve ars (techné). Esto sólo es posible si este ars es también una invención en el campo jurídico-político, filosófico, científico y económico.

“El arte tiene un rol insigne por cumplir en la invención en materia organológica en general”. La invención siempre es organológica pues consiste en inventar de modo artístico, pero también técnicamente o tecnológicamente.

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Ahora bien, es necesario explicar la invención organológica desde Jean Renoir quien observa que “los descubrimientos artísticos son prácticamente el resultado directo de descubrimientos técnicos”. El cine, por ejemplo, es un devenir técnico que envuelve también la posibilidad de soñar, como devenir psíquico. “La socialización supone la convergencia y proyección de deseos psíquicos mediante invenciones técnicas” como pasos en un proceso de institucionalización cuya “automatización integral es una bifurcación de expansión inaudita”.

El cine como archi-cine, comienza desde la vía técnica en el montaje de gestos (en cadenas significantes) en donde el hacer (saber hacer) construye lo hecho (retención terciaria). “Ese montaje se anticipa como ensueño a una evidencia. El archi-cine es el régimen inaugural del deseo”. Consiste en una “des-automatización del instinto que engendra pulsiones que ese deseo contiene”.

Por otro lado la filosofía, la epistemología y la estética carecen de la comprensión de lo que se pone en juego en la retención terciaria, es decir, la técnica. “Resta aún pensar la retención terciaria en la formación de saberes a partir de la prueba que constituye la des-integración total y la inversión cuasi-causal”.

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Un arte de hipercontrol, en tanto no se reentienda como ars (técnica) no es autosuficiente. Para este arte es indisociable una inventividad jurídica-política, filosófica, científica y económica. “La pregunta por tal arte es la pregunta por una terapéutica” cuyo elemento constitutivo, mas no suficiente, es el arte, por lo que necesita “inventar con todas las otras formas posibles de saberes” que posibilitan los saberes teóricos.

El carácter farmacológico de la era digital no ofrece un nuevo estado de derecho, por el contrario “liquida el estado de derecho constituido por los dispositivos retencionales producto de la época cumplida”. Activistas han denunciado desde la gestación de esta nuevas formas de retención terciaria, la cuestión jurídica de la propiedad, a través de las propuestas de software libre, y las reflexiones sobre los commons de este campo.

Es necesario proyectar el derecho más allá del hecho, pasar del hecho al derecho “en referencia canónica a la experiencia apodíctica”. Este pasaje consiste en la necesidad de interpretar el hecho y proyectarse más allá del hecho mismo, en un sentido apriorístico, “pero también a partir de ese hecho, sobre otro plano hacia el cual señala: el de una consistencia por la cual y en la cual hay que creer”.

El contexto de esta labor radica en el aspecto absoluto de la retención terciaria digital: la “integración tecnológica de los automatismos” mediante lo digital, que “reagencia en su totalidad los montajes” de los recuerdos del pasado y las expectativas de futuro psíquicas y colectivas. “La apuesta sería invertir la situación a través de las ars de hipercontrol a las que se llegaría por la idea de una nueva desautomatización como resultado de esta automatización des-integrante”.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El artículo reflexiona sobre la técnica como centro organizador de las sociedades. En cuento herramienta exteriorizada, esta en sí toma un carácter ambivalente, el cual designa su función de acuerdo a las relaciones que se establezcan, es decir al desarrollo de las interacciones donde la técnica media. El texto centra esta reflexión en la tecnología digital y como las mediaciones que esta crea entre los individuos psíquicos y colectivos, costocircuitan los circuitos previamente establecidos por los medios masa. A partir de ahí intenta abordar las consecuencias sociales de la aplicación de esta nueva tecnológica sin un estudio de sus implicaciones que permita regularla, modelarla, y habituarla hacia formas no des-integradoras de las individuaciónes, es decir revertirlas y reinventar sus funciones.

En este sentido el aporte de este articulo al trabajo del laboratorio es la propuesta de una forma de resistencia ente uno de los muchos frentes contra el capitalismo actual.