Uta Steinwehr es reportera para la cadena Deutsche Welle. Escribe sobre medio ambiente y cambio climático.

Actualmente, China es el país con mayores emisiones totales de CO2 a nivel global. Sin embargo, es incorrecto atribuirle toda la culpa por el cambio climático.

Según datos de Our World in Data, en 2019 China emitió más de 10 mil millones de toneladas de CO2, casi el doble que Estados Unidos (5.3 mil millones de toneladas). Las emisiones de China correspondierona 28% de las emisiones globales. No obstante, para hacer un análisis más profundo es necesario observar las emisiones de carbono por habitante. En este ámbito, China se encuentra en el puesto 48, después de Estados Unidos (que ocupa el lugar 14) y numerosas islas del Caribe y Estados del Golfo.

También es necesario analizar las emisiones históricas de CO2. A partir de 2019, China se convirtió en el segundo mayor país en cuanto a emisiones históricas de gases de efecto invernadero, con 220 mil millones de toneladas de CO2 desde 1750. Estados Unidos es el mayor contaminador histórico, con emisiones por 410 mil millones de toneladas desde 1750. Los siguientes países que históricamente han contribuido más a las emisiones de CO2 son Rusia, Alemania y Gran Bretaña.

El problema del cambio climático, producido por las emisiones de gases de efecto invernadero, comenzó mucho antes de que China comenzara a producir cantidades significativas de CO2. Las emisiones de China solo aumentaron de manera relevante alrededor de 2001, afirma Robbie Andrew, científico del instituto de investigación climática CICERO, de Noruega.

Otro punto importante a considerar es la subcontratación de procesos de producción. Una buena parte de los bienes consumidos en los países del Norte global fueron producidos en China. Pese a que esos bienes son consumidos por ciudadanos de los países del Norte, las emisiones de CO2 se atribuyen a China. Las emisiones se atribuyen al productor, no al consumidor. Por ejemplo, la huella de carbono de Alemania en 2018 fue 14% más alta si se considera el principio del consumidor y no el del productor. Si se aplica este mismo principio, la huella de carbono de China se reduce 10%.

Ante estas problemáticas, cuando se trata de la responsabilidad por el cambio climático, el Estado podría no ser el punto de referencia correcto. A las dificultades de medir la participación y responsabilidad en el cambio climático, se suma que la contabilidad de la contaminación generada por los medios de transporte no se atribuye a ningún país sino que se considera aparte. Se estima que en 2018, el tráfico marítimo representó alrededor de 2.9% de las emisiones de CO2 provocadas por el ser humano y que en 2019 la aviación civil generó poco más de 2% de las emisiones de CO2.

Shyla Raghav, miembro de Conservación Internacional, afirma que enfocarse únicamente en el CO2 es un error, pues existen otros gases que contribuyen más al efecto invernadero, como el metano emitido en los procesos ganaderos y la extracción de petróleo.

En conclusión, no es posible adjudicar toda la responsabilidad de las emisiones de gases de efecto invernadero a China. No obstante, en su posición actual como el mayor emisor, tiene un rol importante en la distribución de responsabilidades en cuanto al cambio climático.