Automatic for the people. China's future economic potential hinges on its productivity

Cita: 

The Economist [2021], "Automatic for the people. China's future economic potential hinges on its productivity", The Economist, London, 14 de agosto, https://www.economist.com/briefing/2021/08/14/chinas-future-economic-pot...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Agosto 14, 2021
Tema: 
Los planes del gobierno chino para aumentar la productividad y continuar registrando altas tasas de crecimiento económico.
Idea principal: 

A través del tiempo, en China los salarios han aumentado mientras que los robots son más sofisticados y más baratos. De 2010 al presente, el número de robots industriales paso de 50 mil a 800 mil. Los obreros que en el 2000 ganaban alrededor de mil dólares hoy ganan casi diez veces aquel salario. La industria ha pasado de ser intensiva en trabajo a intensiva en robots.

Recientemente, para el presidente Xi Jinping la productividad se ha convertido en una prioridad. Al principio, el interés de Xi parecía estar alineado con los intereses de los empresarios en favor de la automatización de la industria, pero para muchos observadores, el presidente chino está pensando en el poder del Estado y no en las fuerzas del mercado para alcanzar la meta. El resultado final aun es desconocido.

El crecimiento de China en las últimas cuatro décadas ha sido resultado de la combinación del número de trabajadores, el capital que tienen disponible y que tan productivos son.

De 1980 a 2010 la tasa de crecimiento promedio anual fue 10%, debido a la fuerza de trabajo urbana desde la década de los años 80 al presente aumentó en 400 millones de personas. El aumento de capital fue aun más grande: en 1980 había poco mas de 15 mil kilómetros de caminos modernos, hoy son más de 700 mil kilómetros, cifra que no considera las vías del tren bala, aeropuertos, redes eléctricas, etc. En el mismo periodo el país asiático experimentó un boom en productividad, que en gran medida se explica por el desmantelamiento de la planificación centralizada. La economía mejoró notablemente.

No obstante, el banco central estima un descenso de la tasa de crecimiento anual (5.5% al año), la población en edad de trabajar ha dejado de crecer, el apetito de infraestructura está satisfecho y el gasto en la construcción ha alcanzado niveles per cápita de muchos países desarrollados. Lo anterior ha dejado en pausa al crecimiento de la productividad.

El Banco Mundial estima que desde 2008, el factor de productividad total, que indica el crecimiento que no se explica por trabajo o capital, ha estado creciendo 1.1% al año, cifra menor a un tercio del ritmo de las tres décadas anteriores. El factor, aunque es el doble del observado en Estados Unidos en las mismas décadas, es el indicador más relevante para Xi Jinping, los empresarios y lo era para Mao y Marx.

Por un lado, algunos señalan que simplemente es el proceso de maduración de la economía: los países desarrollados tienen menor potencial de crecimiento de la productividad, por otro lado, analistas comentan que el estancamiento de la productividad se debe a que el modelo económico de China está particularmente desgastado por el aumento de la deuda. “Hoy en día se añaden unos cuatro yuanes de nueva deuda por cada yuan adicional de PIB, hace una década sólo se necesitaban dos yuanes de deuda para obtener el mismo resultado”.

Acelerar el ritmo

En marzo de 2020 el comité central del Partido comunista y el Consejo de estado estableció la meta de aumentar 32 puntos el factor de productividad total, la preocupación mayor es que la productividad del trabajo crezca más rápido que el PIB. Para ello se espera reformas en "asimilación", modernización industrial y mayor urbanización.

Para las empresas, la modernización de fábricas evitaría la pérdida de competitividad, en cambio el gobierno tiene objetivos más complejos. Derivado de las tensiones comerciales con Estados Unidos, China quiere aumentar la autosuficiencia en la fabricación de ciertos productos (desde semiconductores hasta maquinaría para la agricultura), por ello el plan "Hecho en China 2025" pretende mejorar sus fábricas y conquistar nuevas industrias. A la par, el régimen del Partido sostiene que un alto nivel de productividad depende la retención de una amplia base manufacturera, no de los servicios, así los líderes chinos ven con más valor económico a la industria que a la creación de derivados financieros.

Por lo tanto, China se niega a que la manufactura disminuya su participación en el PIB, actualmente es igual a 25% de PIB, porcentaje mucho mayor que Alemania o Japón, dos potencias industriales del mundo desarrollado.

Una de las políticas para elevar la productividad es crear una ventaja tardía en la digitalización de la industria. Por ejemplo el gobierno ha comenzado a dar asesoría y subvenciones a empresas para que implementen tecnología en sus procesos y hacerlos más eficientes, en esta política se encuentran desarrolladores locales diseñando software para aumentar la eficacia en el procesos, ya que sistemas como SAP u Oracle nunca fueron adaptados a China.

En segundo lugar, China planea mejorar la conectividad entre grandes ciudades y pequeñas localidades: mejorar la urbanización conlleva a las grandes aglomeraciones, que a su vez incrementan la especialización del trabajo y mejoran el entrelazamiento de las cadenas de valor, el resultado final es el aumento de la productividad. Cabe destacar que China ha limitado el tamaño de algunas ciudades por temor a que se vuelvan incontrolables, la idea es generar beneficios de la aglomeración sin congestionar las vías de transporte o los servicios básicos.

China ha aprobado planes para construir once megaclusters. Por los próximos tres años el gobierno se ha comprometido a duplicar el tamaño de la interconexión de las líneas de tren entre las ciudades. Por ejemplo, la ciudad de Xi’an en Shaanxi y Xianyang, separadas a 30 kilómetros de distancia, se han fusionado y creado un área metropolitana con 15 millones de personas, los grandes campos han sido sustituidos por zonas de logística y parques industriales.

La escalera empieza a traquetear

Al interior de las ciudades el Partido considera fundamental mejorar las redes 5G para aumentar la eficacia, ha colocado sensores en carreteras y alcantarillas. Pero aprovechar al máximo las ciudades también exige reformar el sistema hukou que es un permiso de residencia que convierte a la mayoría de los inmigrantes en ciudadanos de segunda clase en las ciudades donde trabajan. Sin un hukou, un local no pueden cobrar el seguro de desempleo y sus hijos tienen dificultades para acceder a las escuelas locales.

El gobierno chino ha hecho poco y hablado mucho de la reforma del hukou. El hecho de que los 200 millones trabajadores sean discriminados también tiene implicaciones en la productividad, pues cuando los trabajadores llegan a los 40 años y deciden a regresar a sus ciudades natales por servicios de salud, aceptan trabajos de bajo salario y baja productividad. En los años recientes, el gobierno ha facilitado el acceso al hukou y ha permitido la transferencia de beneficios sociales dentro megaclusters urbanos.

La ultima gran reforma en materia de productividad es la relativa a la educación superior. El objetivo es acercarse a los estándares de los países ricos, al final la educación es el testamento de las potencias económicas. Uno de los problemas principales de China es el exceso de énfasis en la preparación de exámenes y poca inversión en los estudiantes rurales. Sin embargo, el aumento de graduados de universidades es un buen augurio para la cualificación de los trabajadores, de 46 millones en el 2000 a 28 millones de personas en 2018.

Un área critica de reformas es el permiso de quebrar. Una de las formas de asegurar la asignación eficiente del capital es dejar quebrar a las empresas ineficientes:las quiebras corporativas impulsan hasta 50% del crecimiento de la productividad en países ricos, fenómeno que ha sido frecuentemente suprimido por el gobierno chino. En el 2020 las cortes aceptaron cerca de 30 mil aplicaciones de insolvencia, cifra que ha aumentado al paso del tiempo.

Tratando de seguir tu ritmo

El incremento de 32 puntos en el factor de productividad involucra facilitar la emisión de deuda corporativa, a fin de reforzar la cooperación internacional en investigación científica y aumentar la protección intelectual. Aunque los observadores se han cansado de las promesas de China el hecho de que existan muchos asuntos sin terminar y que el gobierno lo reconozca, puede ser señal de termino para aquel cinismo.

Existe gran incertidumbre sobre las políticas de productividad. En el pasado las autocracias han demostrado ser exitosas industrialmente, no obstante, hasta que países como Corea del Sur o Taiwán se convirtieron en regímenes democráticos con instituciones independientes, pudieron gobernar sus economías cada vez mas complejas. China parece estar en las mismas condiciones.

Xi Jiping y el Partido se adherirán a la tradición marxista, aunque ello implique aunque ello implique pánico entre los inversores, en particular, cuando se trata de las meticulosas regulaciones de las compañías tecnológicas. Las autoridades chinas afirman que limitar el poder de las grandes plataformas tecnológicas aumentará la competitividad y la productividad, la verdad es que Xi parecer estar incómodo con el de hecho de líderes empresariales se vuelvan tan ricos.

China, además enfrenta otros inconvenientes en el comercio internacional: la apertura de nuevos mercados no impulsó el crecimiento, al contrario, disminuyó la confianza entre los demás países; aunque sí promovió la eficiencia tecnológica en las empresas chinas mediante la competencia. Israel y Países Bajos han limitado las exportaciones de insumos clave de China y han examinado a profundidad sus inversiones.

El plan industrial “Hecho en China 2025” parecer ser la gran creencia del gobierno para lograr importantes mejoras en tecnología. Li Daokui, antiguo asesor del banco central confía que los ingenieros jóvenes desarrollarán la tecnología propia de China, después de todo son el contingente de ingenieros más grande en el mundo.

Aun con lo anterior el proceso será costoso pues existen otros gastos prioritarios, como el sistema de pensiones. De acuerdo con la agencia crediticia, S&P, la búsqueda de autosuficiencia de China podría reducir hasta un tercio el crecimiento económico en esta década. Pero de nuevo, Xi Jinping, considera que, aunque las inversiones ambiciosas en tecnología fracasen, ofrecen la posibilidad de lograr grandes avances a nivel mundial y colocar a China como potencia líder.

La razón por la cual las cosas puede mejorar es la habilidad observada de China de revertir ciertas tendencias y corregir errores. Li Shengjun del Instituto de reformas financieras de China, dice que los lideres están dispuestos a cambiar cuando la presión está aquí. El que el gobierno se haya obsesionado con la idea de potenciar la productividad es una fuerte motivación, pero quizá se necesitará más que robots, tal vez más de lo que las autoridades pueden soportar.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El proceso de desarrollo de China puede describirse como la lucha del Estado chino por la hegemonía mundial. El gobierno entonces ha tenido el compromiso de asignar los recursos de la economía con el fin de lograr una rápida industrialización. Sin embargo, ahora que China está cada vez más cerca de lograr su cometido no parece que el gobierno abandone esta tarea, en contraste, ha emprendido acciones deliberadas para elevar la productividad y mantener altas tasas de crecimiento.

Es difícil definir con certeza qué tipo de potencia será China en el futuro. Por un lado sus grandes corporaciones comienzan a adquirir rasgos del capitalismo vigente en Estados Unidos, por otro, la lealtad del Partido Comunista a la corriente marxista se antepone a dichas tendencias, por lo que entre la política de Estado y el comportamiento inherente al capital queda el resultado final de la productividad y la innovación.