Paul Krugman es economista estadounidense, galardonado con el Premio Nobel de Economía en 2008. Es profesor de economía en la Universidad de Princeton y ha escrito diversos libros relacionados con la economía fiscal, la macroeconomía y la economía internacional.

Empresas como Disney, Pfizer, ExxonMobil, entre otras, están cabildeando contra el plan de inversión de Joe Biden, equivalente a 3.5 miles millones de dólares, el cual podría revertir la catástrofe ambiental que se aproxima.

Los peligros del cambio climático ya son obvios y observables. Los economistas aun discuten si la mejor política para evitar la catástrofe es establecer un impuesto al carbón o si éste sería suficiente. De cualquier manera, en el corto plazo los impuestos al carbón no son aun políticamente viables.

Lo que es políticamente viable es descarbonizar la generación de la electricidad, sin embargo, es un objetivo suave y hasta milagroso, “el descenso casi milagroso del costo de las energías renovables significa que ya disponemos de la tecnología necesaria para abandonar los combustibles fósiles a un costo bastante bajo”. Pero si es el caso, que la energía eléctrica sea limpia, abriría la puerta a grandes reducciones en las emisiones de automóviles, edificios y toda la industria.

David Roberts, periodista ambiental, señala que en el plan de Biden hay dos elementos contra el cambio climático: un conjunto de multas y subsidios para generar fuertes incentivos en las compañías para que dejen de quemar combustibles fósiles, y la ampliación de los créditos fiscales para diversas formas de energía limpia.

La desventaja de dichas propuestas es que probablemente serán aplicadas en un largo tiempo, una década o más, antes de que tengamos otra oportunidad de cambiar significativamente la política climática.

En suma, después de las elecciones intermedias en Estados Unidos es posible que los republicanos controlen una o las dos cámaras del Congreso. Entonces las negociaciones se complicarían y podrían prologarse hasta que la catástrofe este frente a nuestros ojos. Así que el proyecto de ley de reconciliación demócrata es la última oportunidad de cambiar la dirección antes del mayor desastre de todos lo tiempos. Por otro lado, la propuesta de Biden incluye un alza en los impuestos a los beneficios corporativos y disminuir los precios de los medicamentos. Se convierte en un asunto político ya que los ciudadanos quieren ver a las corporaciones pagar pero éstas no lo desean.

Henry Vanderbilt alguna vez declaró “al diablo el público”, pero actualmente las empresas quieren ser vistas como socialmente responsables. “Es difícil pensar en algo más irresponsable que torpedear los esfuerzos para evitar una crisis que pone en peligro la civilización porque quieres mantener tu factura de impuestos”. Lo que preocupa es que el freno a la iniciativa de Biden podría venir de los demócratas moderados.