Juan Bordera nació en Alcoy en 1984. Diplomado en Nucine en 2008 en la especialidad de guión, y Máster en dirección y producción cinematográfica en 2018 por la Escuela Europea, ha trabajado entre otros de guionista, actor y redactor, habiendo colaborado en proyectos de documental, serie, teatro, radio y televisión. Escribe para CTXT, El Salto, Diagonal, Público o 15/15\15. En la actualidad, remando con Extinction Rebellion, la Red de Transición o el Colectivo Burbuja, entre otros movimientos que buscan evitar el naufragio.

El segundo borrador del Grupo III del IPCC, afirma que hay que apartarse del capitalismo actual para no traspasar los límites planetarios. Se confirma que: “Las emisiones de gases de efecto invernadero (GHG) deben tocar techo en como mucho cuatro años”. Asimismo, se reconoce que hay muy pocas posibilidades de seguir creciendo.

Una nueva parte del Sexto Informe filtrada por el colectivo de científicos Scientist Rebellion y Extinction Rebellion España ha sido analizada. Ahí se pueden notar las diferencias entre en la comunidad científica y las medidas necesarias para realizar una transición efectiva y justa.

En 1990, el Primer Informe del IPCC todavía recogía que “el aumento observado (en la temperatura) podría deberse en gran medida a la variabilidad natural”. El debate fue cerrándose en los siguientes informes y por sí la duda continuaba, el análisis del Grupo I del Sexto Informe (ya oficial) despejó cualquier incertidumbre. De esta forma, cualquier posibilidad réplica por parte de un negacionismo climático, es eliminada.

Cui Bono “¿Quién se beneficia?”. ¿cómo hacemos para que la inevitable transición sea percibida como un beneficio y no como una renuncia? La única forma es renunciar al crecimiento indefinido. La transición debe tener en cuenta las diferencias culturales e históricas de emisiones de los países, las diferencias entre lo rural y lo urbano, y las desigualdades económicas. Por lo que se debe separar estas tres dicotomías para evitar tener más enemigos que apoyos; de no ser así, la transición se saboteará a sí misma. El borrador dice: “Lecciones de la economía experimental muestran que la gente puede no aceptar medidas que se consideran injustas incluso si el coste de no aceptarlas es mayor”.

Los científicos advierten: “Las transiciones no suelen ser suaves y graduales. Pueden ser repentinas y perturbadoras”. Además, señalan que “el ritmo de la transición puede verse obstaculizado por el bloqueo ejercido por el capital, las instituciones y las normas sociales existentes”. Asimismo, añaden: “La centralidad de la energía fósil en el desarrollo económico de los últimos doscientos años plantea cuestiones obvias sobre la posibilidad de la descarbonización”.

Las políticas que favorecen a las empresas de combustibles fósiles han extraído la riqueza común y lo han puesto en manos de la minoría. Por tal motivo, las políticas verdes se deben redistribuir.

Una medida propuesta para disminuir la regresividad de los precios del carbono es la redistribución de los ingresos fiscales para favorecer a las rentas bajas y medias.

“Algunos científicos subrayan que el cambio climático está causado por el desarrollo industrial, y más concretamente, por el carácter del desarrollo social y económico producido por la naturaleza de la sociedad capitalista, que, por tanto, consideran insostenible en última instancia”. “Las emisiones actuales son incompatibles con el Acuerdo de París por lo que es absolutamente obligatorio reducirlas de una forma inmediata y contundente”.

Diferentes escenarios de reducción de emisiones

Con el modelo actual es imposible que se cumplan los objetivos para reducir drásticamente las emisiones. El Grupo III vincula la reducción de las emisiones con el cumplimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, acordados en 2015 por los países miembros de Naciones Unidas para su cumplimiento en 2030. A pesar de las contradicciones en los 17 ODS, hay objetivos incuestionables como la reducción de la desigualdad, la protección de la biodiversidad y promover el crecimiento económico sostenible.

El IPCC no suele esconder el debate científico. En 1990, este giraba aún sobre las causas del cambio climático; ahora la discusión oscila entre los que creen que se puede seguir creciendo y reducir las emisiones al ritmo necesario y quienes lo ven como negacionismo pero que en el fondo beneficia y es defendido por los mismos que cuestionaban el origen del calentamiento global.

El IPCC asume que “los objetivos de mitigación y desarrollo no pueden alcanzarse mediante cambios incrementales”. El crecimiento exige desarrollar las tecnologías para que se puedan reducir las concentraciones de gases de efecto invernadero, sin embargo, las tecnologías de Captura y Secuestro de Carbono (CCS por sus siglas en inglés), no se están materializando como se preveía.

El informe destaca que dentro de la cooperación internacional hay una “hipocresía organizada” donde los acuerdos y afirmaciones no concuerdan con las acciones.

Asimismo, el IPCC apela a no olvidar lecciones que no fueron puestas en práctica con la COVID-19, estas deben servir para no cometer los mismos errores con el cambio climático. Por lo que no se debe retrasar las medidas, ya que los costes de prevención son menores a los costes de los impactos causados.

De no actuar pronto, los retos aumentarán de forma lineal y con consecuencias imprevistas

Hoy en día, el desarrollo solo será posible si se deja a un lado la competencia y el PIB como medidor de riqueza. Se debe reducir la desigualdad.

La competencia ayudó a desarrollar la evolución de las especies, pero como la microbiología Lynn Margulis lo demostró, la cooperación es la clave para "los grandes saltos evolutivos".

Actualmente estamos al borde del precipicio debido a la crisis ecológica y la energética y, a pesar de poder tener buenas vidas con menos energía, el capitalismo no podría sostenerse sin finalizar su mutación a una especie de tecnofeudalismo.