El peligro del fascismo fósil

Cita: 

Colectivo Zetkin [2021], "El peligro del fascismo fósil", Jacobin América Latina, 6 de noviembre, https://jacobinlat.com/2021/06/11/el-peligro-del-fascismo-fosil/

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Sábado, Noviembre 6, 2021
Tema: 
La expansión del negacionismo climático y el ambientalismo de derecha en América Latina
Idea principal: 

El Colectivo Zetkin es un grupo de académicos, activistas y estudiantes que investigan la ecología de la extrema derecha. Está encabezado por Andreas Malm y el grupo incluye a Claudia Custodio Martínez, Line Skovlund Larsen, Ernesto Urrusti Frenk, entre otros miembros.


En la actual crisis civilizatoria dos tendencias se observan cada vez más: el crecimiento de la extrema derecha y el aumento de la temperatura del planeta. El Colectivo Zetkin profundiza su investigación al respecto en el libro White Skin, Black Fuel: The Danger of Fossil Fascism, publicado en 2021.

El libro se centra especialmente en Europa y Estados Unidos, pero el auge de la derecha y el negacionismo también se observa en América Latina. Uno de los ejemplos más destacados es el gobierno de Jair Bolsonaro, presidente de Brasil. En este país del Cono Sur, la crisis climática empeora y se acelera con el negacionismo y las políticas adoptadas por dicho mandatario. Esta posición reaccionaria ante la crisis climática tiene su origen en los países del Norte global, donde la derecha promueve el nacionalismo blanco, que históricamente ha estado estrechamente ligado a las tecnologías basadas en hidrocarburos.

El colectivo Zetkin observa que esta posición se remonta al pasado colonial, cuando los ferrocarriles y los barcos de vapor fueron fundamentales para el imperialismo del siglo XIX, al tiempo que se establecía un vínculo entre la llamada supremacía blanca y las tecnologías de combustión fósil.

En la actualidad, la ultraderecha rescata esta combinación y exacerba el nacionalismo blanco con el consumo de combustibles fósiles; lo que se observa desde partidos como Alternative für Deutschland en Alemania, hasta Brasil con Bolsonaro.

En la década de 1980 el negacionismo climático se utilizó como campaña de desinformación impulsada por las corporaciones de hidrocarburos. Ahora es observable su impulso a través del ascenso de la ultraderecha y su ideología.

La cumbre de la negación

En Brasil, Bolsonaro ha masificado y acelerado la extracción de petróleo en el océano frente a la costa brasileña. Aunado a lo anterior, la derecha de Brasil ha roto los límites de la conservación de la selva tropical del Amazonas; eso provoca una explotación intensificada.

Bolsonaro no es el único mandatario latinoamericano que toma esta postura. Lo anterior se observó en la Cumbre Conservadora de las Américas, donde se reunieron otros políticos latinoamericanos de extrema derecha, como José Antonio Kast (Chile), Fidel Zavala (Paraguay), Roderick Navarro y Eduardo Bittar (Venezuela). El negacionismo se definirá mejor en los años venideros, a medida que la crisis climática se profundice y ponga en peligro a la clase privilegiada.

Los minions de Bolsonaro

El político boliviano y gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, se caracteriza por tener una política racista, neoliberal y religiosamente fanática. Aunque mencionó que es necesario descarbonizar la economía de Bolivia, este político está ligado con el modelo agroindustrial de exportación de soja, cuyos vínculos con la deforestación y el calentamiento global están bien documentados.

Mientras en Chile, se puede encontrar el caso de Antonio Kast, líder de Acción Republicana. Este político se opuso firmemente a que Chile fuera anfitrión de la Conferencia de Cambio Climático de la Organización de Naciones Unidas, denunciando lo que denominó como populismo ambiental. Ignacio Urrutia, otro miembro de Acción Republicana, negó que exista el cambio climático inducido por la acción humana y se burló de manera pública de Greta Thunberg.

En Perú, destaca la actividad del político Rafael López Aliaga, miembro del Partido Solidaridad Nacional. Una de sus propuestas de campaña en marzo de 2021 fue reducir los precios del gas mediante la renegociación con Pluspetrol, de Argentina. También mencionó que es necesaria la importación de gas más barato, lo cual se podría lograr con la construcción de un gasoducto.

El artículo resalta a Keiko Fujimori, quien es líder del partido de derecha llamado Fuerza Popular. Esta política cuenta con el respaldo de la industria minera transnacional heredada del régimen dictatorial de su padre.

Por último, el artículo destaca a Nayib Bukele. El presidente de El Salvador se niega a firmar el Acuerdo de Escazú, destinado a proteger los derechos humanos de los activistas ambientales. También ha recortado los fondos para el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

Relaciones peligrosas

Existen alianzas incipientes de la extrema derecha del Norte y Sur globales. Por ejemplo, Bolsonaro recibió el apoyo de la derecha estadounidense; asimismo, la extrema derecha española, representada por Vox, ha fortalecido sus vínculos en los países latinoamericanos hispanoparlantes. En este sentido, los autores del artículo ponen de manifiesto que es posible que las posiciones de derecha y el negacionismo climático se vuelvan más patentes conforme la crisis climática se intensifica y la producción y consumo de combustibles fósiles se vuelven un tema urgente en la agenda política.

Sangre y tierra

El negacionismo del cambio climático no es el único pilar de la actual ideología de derecha; también se observa el nacionalismo verde que pretende defender las fronteras nacionales. Para esta posición política, la naturaleza es la explicación última de las jerarquías sociales. Además, utiliza el cambio climático como razón política para cerrar fronteras a los extranjeros.

Otra característica del nacionalismo verde es basarse en ideas maltusianas: se considera que la sosbrepoblación es una amenaza para el medio ambiente y los migrantes son considerados parásitos, por lo que deberían ser rechazados. Aunque en Europa esto es más notable, América Latina tiene algunos ejemplos incipientes.

Uno de ellos es el proyecto llamado Frente Popular Agrícola del Perú (FREPAP); éste ha incursionado en la política peruana al proclamarse como un partido “teocrático, nacionalista, Tahuantinsuyano, revolucionario, agrario-ecologista”. El FREPAP es miembro de la Asociación Evangélica de la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal (AEMINPU), organización que ha llamado a sus miembros a poblar la selva profunda del Amazonas cerca de la frontera con Colombia y Brasil.

La AEMINPU ha fundado varias colonias, afectando la selva tropical del Amazonas. Asimismo, mantiene una relación hostil con las comunidades indígenas amazónicas. Su retórica podría representar una variación latinoamericana de la ecología de la ultraderecha europea con tintes de un colonialismo mesiánico.

Por otra parte, en Ecuador se puede observar el ecologismo neoliberal representado por Yaku Pérez, quien propuso sembrar más árboles y hacer a las ciudades más amigables para las bicicletas. Asimismo está de acuerdo con firmar más acuerdos comerciales y alinearse con las corporaciones, lo que podría implicar la incorporación de las comunidades indígenas a la lógica del mercado.

Poner el cambio climático en el centro

Los autores concluyen que la profundización de la crisis climática creará nuevas formas de negacionismo y de nacionalismo verde; ambas son posiciones de extrema derecha. No obstante, la extrema derecha es incapaz de abordar el problema de la crisis ecológica desde sus raíces, es decir, la dinámica desenfrenada de la acumulación de capital.

El artículo plantea que en los próximos años tendrá lugar una batalla en dos frentes: contra una extrema derecha negacionista (el modelo de Bolsonaro) y contra otra vertiente de la ultraderecha que usa el nacionalismo verde como justificación para sus fines (el modelo de la AEMINPU).

En este sentido, para que la izquierda tenga éxito político, tendrá que hacer de la mitigación del cambio climático un componente central de su política. Lo anterior sólo será posible mediante un programa ecosocialista.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Este artículo nos recuerda que no sólo es necesario comprender la magnitud de la crisis climática o criticar los procesos que la desatan e intensifican como la dinámica de explotación de la naturaleza del capitalismo. También es necesario poner atención a lo que piensan las posiciones de extrema derecha respecto a la crisis y, sobre todo, cómo reaccionan, debido a que sus líderes detentan el poder en varios países del mundo.