Nature's Solution to Climate Change

Cita: 

Chami, Ralph, et al. [2019], "Nature's Solution to Climate Change", Finance & Development, Washington, FMI, diciembre, https://www.imf.org/external/pubs/ft/fandd/2019/12/pdf/natures-solution-...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
2019
Tema: 
La protección de las ballenas como alternativa para reducir la huella de carbono.
Idea principal: 

Ralph Chami es director adjunto en el Instituto para el desarrollo de la capacidad del Fondo Monetario Internacional. Tiene maestría en Finanzas y estadística por la Universidad de Kansas y un doctorado en Economía por la Universidad John Hopkins.


La huella de carbono en la atmósfera que contribuye al calentamiento global es una amenaza creciente para nuestro estilo de vida. Los esfuerzos para reducir los gases de dióxido de carbono (CO2) son poco efectivos o son demasiados costosos. Sin embargo, existe una alternativa económica y de baja tecnología relacionada con las ballenas.

Los biólogos marinos han descubierto que las ballenas tienen un rol significativo en la captación de carbono de la atmósfera. Se estima que una ballena absorbe en promedio 33 toneladas de CO2 durante su periodo de vida, mientras que un árbol tan solo absorbe 48 libras de CO2 anualmente.

Por lo anterior, proteger y promover a las ballenas es fundamental. Al día de hoy, la población de ballenas es menos de una cuarta parte de lo que fue alguna vez. Sin duda, los beneficios del aumento de población de ballenas pueden ser aún mayores.

La bomba de ballena
El aumento de la población de las ballenas tiene efectos multiplicadores sobre la producción de oxígeno en la tierra, pues el plancton, principal alimento de las ballenas, contribuye con 50% del oxígeno total de la atmósfera, al tiempo que absorbe 40% del total de CO2, es decir, cuatro veces la cantidad de dióxido de carbono que capta el bosque de los Amazonas.

A mayor cantidad de ballenas, mayor plancton, por lo tanto, mayor absorción de CO2 y mayor producción de oxígeno. Los científicos han descubierto que los desechos orgánicos de las ballenas, que contienen hierro y nitrógeno, generan las sustancias que el plancton necesita para crecer.

La forma de extender estos elementos es mediante el “whale pump” y el “whale conveyor belt”. El primero se refiere a los minerales que dejan las ballenas en la superficie del océano con sus movimientos verticales y el segundo a la migración que realizan estos mamíferos cada año. Con estos procesos biológicos es posible aumentar la población de plancton en océanos fríos, donde escasea el hierro, y en océanos cálidos donde la concentración de nitrógeno y fósforo es baja.

Dejar vivir a las ballenas
Si la humanidad permitiera crecer la población de ballenas a 4 o 5 millones de ejemplares, ya que hoy solo se cuentan con 1.3 millones, la reducción en dióxido de carbono mediante el plancton puede ser abismal. Con un aumento de uno por ciento en la población de plancton, la cantidad de CO2 sería equivalente a 2 mil millones de árboles maduros.

Dejar vivir a las ballenas implica reducir significativamente los golpes que sufren por los barcos comerciales, los enredos en redes de pesca, los desperdicios de plástico en los océanos y la contaminación del sonido. Se estima que se necesitan al menos 30 años para duplicar el número actual de ballenas. La protección de las ballenas generará beneficios tanto para ellas como para los humanos. Aprovechar la tecnología de la tierra para reducir el carbono en la atmósfera también previene del riesgo de probar tecnologías nuevas.

La protección de las ballenas conlleva un costo económico hacia aquellos que generan las principales amenazas hacia estos grandes mamíferos. En otras palabras, su protección generará un costo para diversos países, negocios e individuos. Poner en práctica esta alternativa implica determinar el valor monetario de las ballenas.

Bien internacional público
Desafortunadamente las ballenas sufren de “la tragedia de los comunes” al ser seres vivos que generan beneficios pero que muy pocos individuos están dispuestos a pagar por ellos. El problema se vuelve de escala global al considerar la dificultad de la coordinación y cooperación de todos los países.

El primer paso para solucionar el problema es determinar el valor monetario de una ballena. Para ello se ha calculado el valor presente de la cantidad de carbono capturada por una ballena durante su vida y el precio de mercado del CO2 empleando una técnica financiera de descuento. En el valor monetario de una ballena también se considera el valor presente de las actividades que son beneficiadas por la existencia de ballenas, como el ecoturismo y la mejora en la pesca. En resumen, se estima que el valor monetario de una ballena es en promedio de 2 millones de dólares, por lo que el stock de ballenas equivale a un billón de dólares.

La reducción de los riesgos que enfrentan las ballenas puede lograrse mediante programas de incentivos o subsidios, un ejemplo de este último es compensar a las empresas de barcos a modificar sus rutas. No obstante, se generan preguntas sobre quién debe otorgar estos incentivos o subsidios, si deben ser los países, empresas o individuos, en caso de que la respuesta sea afirmativa, cuánto debe aportarse en cada caso, etcétera.

Generalmente, las empresas tienden a encontrarse en mares y océanos de países de ingresos bajos o con Estados frágiles, países que quizá no sean capaces de lidiar con las medidas de protección a las ballenas. Por lo tanto debe considerarse una amplia participación de los organismos multilaterales como el Fondo Monetario internacional, Naciones Unidas o el Banco Mundial, los cuales tienen la capacidad de proporcionar apoyas a los países para alcanzar sus agendas ambientales.

Una nueva mentalidad
La coordinación de la protección de las ballenas debe colocarse dentro de la agenda contra el cambio climático de los 190 países que integran el Acuerdo de París de 2015. Adicionalmente los gobiernos del mundo y las instituciones multilaterales tienen el compromiso de promover la una nueva mentalidad, caracterizada por límites de la naturaleza misma. La vida de las ballenas no debe ser la solución para la vida de los humanos, sino que se trata de reconocer su lugar en planeta Tierra.

La estrategia earth-tech, de apoyar el regreso de las ballenas a su anterior abundancia en los océanos, beneficiaría significativamente no sólo la vida en los océanos, sino también la vida en la tierra, incluida la nuestra.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El deterioro ambiental exige una respuesta prácticamente inmediata y efectiva contra el calentamiento global. Mientras muchos países se encuentran examinando alternativas para reemplazar los combustibles fósiles que generan toneladas de CO2, poco se han hecho para buscar soluciones más sencillo y menos costosas, como reestablecer el equilibrio entre especies animales y vegetales.