La COP26: crea el mercado mundial del fuego y se lo ofrece a los pirómanos capitalistas a costa del pueblo

Cita: 

Tanuro, Daniel [2021], "La COP26: crea el mercado mundial del fuego y se lo ofrece a los pirómanos capitalistas a costa del pueblo", Viento Sur, 18 de noviembre, https://vientosur.info/la-cop26-crea-el-mercado-mundial-del-fuego-y-se-l...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Jueves, Noviembre 18, 2021
Tema: 
Compromisos poco confiables de la cumbre climática de 2021
Idea principal: 

Daniel Tanuro es un ingeniero agrícola belga y ecologista dedicado al activismo. Es autor del libro El imposible capitalismo verde. Del vuelco climático capitalista a la alternativa ecosocialista, publicado en 2012.


Al contrario de priorizar el incremento de las ambiciones climáticas de los gobiernos para mantener el aumento de la temperatura muy por debajo de los 2 grados Celsius y obligar a los países que más han contaminado a responsabilizarse con fondos y donaciones para atender los daños causados por el aumento de la temperatura, en la Conferencia de las Partes de 2021 (COP 26 por sus siglas en inglés), en realidad lo que se atendió fue la recuperación neoliberal post pandemia.

Los líderes del mundo, hombres blancos de la tercera edad, concluyeron la cumbre climática negándose a ofrecer apoyo por las pérdidas y daños por el cambio climático, aplazando las promesas para el Fondo Verde y señalando su falta de interés por transitar a energías no fósiles. Los proyectos presentados en los foros no representaron ningún avance relevante, ya que se trazan bajo el mismo modelo económico de donde emana la crisis ambiental.

El Informe Especial, publicado en 2019, por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) señaló los riesgos de aumentar la temperatura más allá de 1.5 grados Celsius y la urgencia de reducir las emisiones globales netas de dióxido de carbono al menos 50% antes de 2030 y 100% en 2050. Puntualizando el papel de los combustibles fósiles en el acelerado calentamiento global. De no hacerlo el 1.5ºC será superado en 2030, situación que nos pondría en el régimen de "planeta invernadero": consecuencias nefastas y de retroalimentación desconocidas.

El informe del IPCC provocó una importante presión que repercutió en el reporte de la Agencia Internacional de Energía, publicado en 2021, que usualmente tiene una postura apacible hacia la transición no fósil. En él, se detalló que el objetivo de neutralidad en carbono para 2050 necesita de la prohibición, a corto plazo, de nuevos yacimientos de petróleo y gas, el abandono del carbón a partir de 2030 en las economías más avanzadas y el cierre de todas las centrales eléctricas de petróleo y carbón del mundo para 2040.

El Acuerdo de París generó una disparidad entre la meta planteada, de limitar la temperatura de la Tierra por debajo de 1.5 grados Celsius, y los planes climáticos de cada nación. De no eliminarse la brecha para 2030 el límite de temperatura será transgredido provocando efectos irreversibles en el planeta.

En Glasgow, se decidió un sistema de revisión anual para que las emisiones de gases de efecto invernadero se reduzcan entre 5 y 10% cada año, de 2021 hasta 2030. Con el entendido de que la crisis ambiental también involucra un problema de clase, la disminución de emisiones se debe ajustar a la responsabilidad específica de cada país.

La reducción de emisiones involucra un fuerte impacto al proyecto ilimitado de crecimiento económico. Por lo cual, ha habido reticencia a la transición de energías renovables porque éstas no pueden igualar el rendimiento de los combustibles fósiles. Dejando dos opciones muy distantes la una de la otra; o se sacrifica la producción para reducir las emisiones, o se sacrifica la estabilidad climática por el crecimiento del PIB.

Las propuestas y proyectos ante los foros climáticos tuvieron, más que nada, una fuerte carga política. Eso explica la declaración conjunta que anunciaron China y Estados Unidos en la cumbre climática. En medio de las fuertes tensiones que han habido entre ambas economías, la importancia de mostrarse como líderes y garantes de la estabilidad mundial responde a un interés por mantener una imagen de solidez interna, a pesar de que sea todo lo contrario.

Las políticas que se necesitan para enfrentar la crisis ambiental tienen que construirse con base al respeto a la justicia social ambiental. Lo cual, implica una reducción estructural en la dinámica que ha mantenido el sistema de producción capitalista, es decir, disminuir la producción, el consumo, el transporte, la explotación socioambiental y aumentar el papel del Estado para la regulación de tales políticas.

Una de las promesas que más resaltaron en la cumbre climática en Glasgow fue sobre la reducción de las emisiones de metano para 2030. Sin embargo, esta no se acompañó de cuotas definidas por cada país, financiación para los países menos desarrollados o sanciones en caso de incumplimiento, lo que desalienta a tener los resultados esperados. De hecho, dos de los países más contaminantes en emisiones de metano, China y Rusia, no han firmado el compromiso acordado.

Los países presentes anunciaron su interés por frenar la deforestación y la pérdida de bosques firmando un Compromiso de Financiación Forestal Global. Si bien es un paso importante, tiene poca credibilidad, al igual que otros compromisos, por la actitud que muchos de los gobiernos han mostrado en cuanto al manejo de estos problemas al interior de sus países.

Se duda de la eficacia del compromiso a pesar de haber un número relevante de países firmantes y se percibe un mayor compromiso con las empresas y los capitalistas por lo cual no hay planes bien estructurados para la reducción de emisiones y la imposición de sanciones de no cumplir con los compromisos.

En Glasgow, los grandes empresarios del sector energético fósil insistieron en que no hay forma de que los gobiernos puedan abandonar los combustibles fósiles si su objetivo es el desarrollo económico. Que si bien contribuirían a reducir el impacto de las emisiones de carbono, eso no impedirá la explotación y apertura de más minas de carbón.

Las promesas para lograr la neutralidad en carbono para 2050 fueron puestas a revisión por el Climate Action Tracker (CAT) para distinguir entre las políticas climáticas verdaderamente aplicadas, los planes de reducción nacional, los compromisos hechos en la COP 26 y las estrategias para cumplir las cero emisiones netas de carbono. En términos generales, se evidenció que ningún país ha puesto en marcha suficientes políticas a corto plazo para situarse en una trayectoria hacia el cero neto y que la gran mayoría de las estrategias son incompletas, mediocres y excluyen elementos verdaderamente importantes como las emisiones del transporte o confunden la absorción con la reducción.

En las cumbres climáticas anteriores se venía discutiendo la creación de un mercado con instrumentos de mercado, finalmente, en Glasgow se llegó a un acuerdo para que países, regiones y empresas puedan comerciar con los derechos de contaminación. Estos pueden generarse en cualquier lugar del planeta a través de inversiones limpias, plantaciones de árboles, conservando los bosques, capturando, secuestrando y usando el dióxido de carbono.

Para el desarrollo de este mercado, se tendrá que diseñar una lista de inversiones limpias generadoras de derechos, dando paso a las finanzas verdes. No hay una certeza de los indicadores que se tomarán en cuenta y si energías como la nuclear se considerarán o no energía sostenible. Sólo se tiene claro que esto no frenará la degradación medioambiental, será una oportunidad más para seguir produciendo y contaminando.

Al contrario, la financiación climática ha sido un tema que no se ha agotado porque los países no han llegado a la suma pactada en 2009 de 100 mil millones de dólares para 2020. El compromiso es duplicar la financiación que se había determinado para la adaptación al calentamiento global a partir de 2025, aunque no hay certeza de que esto sea así porque aún faltan 20 mil millones para cumplir la promesa anterior.

El rumbo de la situación señala que la ayuda vendrá de la financiación privada. Por lo cual, Naciones Unidas ha nombrado a Mark Carney, ex director del Banco de Inglaterra, como enviado especial para la financiación climática. Poco antes de la COP26, se reunió a varios integrantes de las finanzas verdes en la Glasgow Financial Alliance for Net Zero (GFanz) para acelerar el trabajo de las empresas financieras para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París.

La ONG Reclaim Finance señala varios elementos contrarios a la imagen verde que sostienen los empresarios de la GFanz. Por ejemplo, a los miembros no se les exige la reducción de sus emisiones indirectas, de hecho, el punto de referencia de la GFanz no menciona los combustibles fósiles. El monitoreo de sus actividades es tan poco riguroso que siguen permitiendo las inversiones a los fósiles, por lo cual es muy poca la confianza que se les tiene a estos empresarios, pero cada vez se van reduciendo las opciones y alternativas para mitigar el cambio climático.

Datos cruciales: 

1. El Acuerdo de París provocó una gran brecha entre el objetivo de mantener el aumento de la temperatura por debajo de 1.5 grados Celsius y los planes climáticos nacionales. Sobre la base de estos últimos, el IPCC proyectó un aumento de la temperatura a 3.5 grados Celsius para 2100.

2. En septiembre de 2020 la estimación de la brecha, contemplando todos los gases de efecto invernadero, fue de 23 y 27 Gigatoneladas (Gt) equivalentes a dióxido de carbono.

3. En 1987 se firmó el Protocolo de Montreal para la protección de la capa de ozono. Dos años más tarde, se aplicó para terminar con la producción y el uso de los clorofluorocarbonos, por lo que se adoptó un calendario y se creó un fondo mundial, financiado por países ricos, para ayudar al Sur global. Veinte años después, las emisiones habían disminuido 80% aproximadamente, y la Organización Meteorológica Mundial observó que la capa de ozono estratosférica empezaba a recuperarse.

4. En la cumbre climática de 2021, más de 100 países prometieron reducir sus emisiones 30% para 2030. De ser así, el calentamiento en 2050 sería 0.2 grados Celsius. Por su parte, China y Rusia decidieron no firmar la promesa.

5. En Glasgow, 131 países se comprometieron a invertir 12 mil millones de dólares en un Compromiso de Financiación Forestal Global. El cual, ya ha sido firmado por Brasil y Rusia, de modo que más de 90% de los bosques de la Tierra están implicados en el compromiso.

6. El análisis a las estrategias para lograr la neutralidad en carbono para 2050, realizado por el Climate Action Tracker, señaló en una escala de bueno a malo que las estrategias de Chile, Costa Rica, Unión Europea y Reino Unido son aceptables; las de Alemania, Canadá, Estados Unidos y Corea del Sur son mediocres; las de Japón, China, Australia y Nueva Zelanda son pobres y todas las demás son incompletas, sobre todo las de Brasil, Sudáfrica, Rusia y Arabia Saudí.

7. Somalia ha contribuido 0.00026% al cambio climático, sin embargo, actualmente está sufriendo repetidas sequías y es uno de los países más vulnerables a los desastres climáticos.

8. En 2020, 2.9 millones de personas sufrieron inseguridad alimentaria grave.

9. La ONG Christian Aid calcula que de no modificarse las políticas climáticas, el cambio climático hará que el PIB de los países más pobres se sitúe en -19.6% en 2050 y -63% de media anual en 2100. Si se limita el cambio climático a 1.5 grados Celsius, las cifras serían de -13.1% y -33.1% respectivamente.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La Conferencia de las Partes en Glasgow más allá de haber sido un espacio para presionar a los países y empresas a la acción climática, terminó siendo una oportunidad de negocio para los grandes empresarios. No hubo forma de convencer a los capitalistas de hacer algo al respecto más que con mecanismos de mercado que no garantizan la reducción real de las emisiones ni el apoyo necesario para los países más vulnerados.