Jack Nicar es graduado de la Universidad de Boston. Actualmente es jefe de la oficina en The New York Times de Río de Janeiro cubriendo Brasil, Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay.

Antón Troianovski es licenciando en estudios sociales de la Universidad de Harvard. Actualmente es el jefe de la oficina de Moscú de The New York Times.

Ante las disputas entre Rusia y Ucrania por la posible incorporación de este último país a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Vladimir Putin ha retomado los lazos en América Latina establecidos en la era soviética.

Cada potencia mundial tiene intereses y ambiciones globales que buscan satisfacer para mantenerse latentes ante otras potencias, el caso de Rusia no es diferente. Vladimir Putin expresa y exige la seguridad ante la expansión de Estados Unidos y la OTAN, es decir, la seguridad del hemisferio occidental y el rechazo a la posible incorporación de Ucrania a la OTAN, puesto que el país es una zona estratégicamente importante para Rusia.

Debido a las intenciones negativas que percibe Rusia por parte de la OTAN y el creciente descontento con Ucrania, Putin ha optado por ser recíproco con la zona estratégica para Estados Unidos, América Latina.

Durante la fabricación y venta de vacunas contra COVID-19, el gobierno ruso ofreció de inmediato la vacuna Sputnik a los países de Bolivia, Nicaragua, Paraguay, Venezuela, Argentina, ya que los países centrales ya habían abarcado las vacunas de cualquier marca.

El presidente de Argentina Alberto Fernández, durante la visita al Kremlin, agradeció al gobierno ruso por haber estado en disposición para la distribución y venta de vacunas en su nación aun cuando éstas escaseaban, asimismo el presidente Fernández prometió disminuir la influencia de Estados Unidos a Argentina.

Por otro lado, se ha mantenido un discurso amigable y de interés por parte del Ministerio de Exteriores de Rusia con América Latina mencionando básicamente que existen similitudes en los intereses políticos y económicos, así como mentalidades y cercanía cultural en la región.

Rusia mantiene abiertas las posibilidades para que se generen oportunidades económicas. Además, Rusia no ha dudado en ofrecer apoyo político a líderes de los países de Venezuela, Cuba, Nicaragua y Brasil.

La cercanía que se ha generado entre Rusia y Brasil se debe al rechazo a reuniones y llamadas del actual presidente Joe Biden al presidente Jair Bolsonaro después de cuestionar el triunfo al mandato del presidente Biden en el 2020. Anteriormente, Bolsonaro y el ex presidente de Estados Unidos Donald Trump mantenían una relación cercana, pero la poca comunicación actual entre ambos países orilló a Bolsonaro a buscar una cumbre con la potencia rusa, donde no se tocaría el tema de Ucrania.

Por su parte, Argentina ha quedado aislada de los mercados internacionales a raíz de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (ver dato crucial 2), provocando que esta nación busque nuevos benefactores como Rusia. Antes de la visita en febrero de 2022 al Kremlin, Fernández externó para RT la idea de disminuir la dependencia al FMI así como a Estados Unidos. Esto se lograría creando lazos más fuentes con Rusia.

Rusia ha catalogado a Cuba, Nicaragua y Venezuela como aliados luego de que el gobierno de Putin vendiera armas y tanques a Cuba y Nicaragua, además de aviones y sistemas antimisiles a Venezuela. De acuerdo con un alto funcionario de Estados Unidos, Rusia también usa a Venezuela para el lavado de dinero y operaciones de inteligencia.

Ante estas cercanías que paulatinamente se han estado generando y acrecentando, el Kremlin no descarta asociarse estratégica y militarmente con países latinoamericanos para mantenerse como potencia mundial ante Estados Unidos y la OTAN.