Excedente en el desarrollo: revisión y nueva conceptualización desde los extractivismos

Cita: 

Gudynas, Eduardo [2019], "Excedente en el desarrollo: revisión y nueva conceptualización desde los extractivismos", Estudios Críticos del Desarrollo, IX(17): 25-56, Zacatecas, UAZ, segundo semestre, https://estudiosdeldesarrollo.mx/estudioscriticosdeldesarrollo/wp-conten...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
2019
Tema: 
Los excedentes como categoría analítica en la crítica a los extractivismos
Idea principal: 

Eduardo Gudynas es investigador del Centro Latino Americano de Ecología Social (CLAES), Montevideo.


Introducción

La apropiación y explotación de recursos naturales desempeñan un papel crítico en las estrategias de desarrollo en América Latina. Tales estrategias generan importantes beneficios económicos; no obstante, traen consigo perjuicios económicos, sociales, territoriales y ambientales.

Por su parte, los defensores del extractivismo insisten en que los beneficios económicos superan sus inconvenientes; en cambio, los críticos del extractivismo indican las pérdidas por contaminación para insistir en que los perjuicios de esta actividad van a prevalecer.

Estas discusiones se centran en dos conceptos: renta y excedente. Éstos tienen una larga historia y se utilizan de diferentes formas. Ambos ofrecen potencialidades para caracterizar las estrategias de desarrollo.

El objetivo del artículo es abordar dichas cuestiones conceptuales. En primera instancia, el autor considera las limitaciones en las valoraciones económicas que afectan a la categoría de renta, relevante para hablar del concepto de excedentes.

También se rescatan los aportes de Paul Baran, ya que son útiles para presentar una nueva conceptualización sobre los excedentes. Ésta incluye componentes sociales y ambientales. El análisis está enfocado en las actividades extractivas.

Exclusiones y distorsiones en la valoración económica

Las ideas de renta o excedente en las actividades extractivas presuponen una valoración económica de los recursos naturales. Esto presenta problemas que afectan su entendimiento. La problemática parte del entendimiento de algunos elementos de la naturaleza como “recursos naturales”. Dichos recursos, también quedan sujetos a derechos de propiedad.

La interpretación de renta y excedente se debate en 3 niveles: 1) en la prevalencia de la valoración económica que excluye otras valoraciones; 2) en la asignación de precios incompletos; y 3) en la contabilidad que está distorsionada.

La valoración económica se volvió sumamente dominante, por tal razón, otros tipos de valoración (culturales, estéticas, religiosas o ecológicas) se minimizan o desaparecen. Esta valoración exclusivamente económica se vuelve problemática ya que tiene varias limitaciones.

La valoración económica es utilitarista y antropocéntrica asumida como la mejor representación de un valor “esencial” al tiempo que se reducen o anulan otras valoraciones.

En la extracción de materia desde la naturaleza, la mayor parte es desechada, mientras que sólo una fracción se convierte en una mercancía “transable en el mercado”. A ese proceso se le llama mochila ecológica, a lo que se le suman otras operaciones realizadas por las empresas sobre los precios en los mercados internacionales que actúan en los costos de extracción, subsidios, exoneraciones, demanda, oferta, etc. Lo anterior resulta en una valoración incompleta y manipulada.

También hay problemas en la contabilidad: al externalizar los impactos sociales o ambientales, la determinación de costos e ingresos es incompleta. En el caso de los extractivismos, la contabilidad desplegada señala que siempre se arrojan ganancias; no obstante, se excluyen los impactos sociales y ambientales. Mientras, la asignación de precios es incompleta. Con estas observaciones, el autor concluye que esta es una contabilidad distorsionada.

Este tipo de manipulaciones son necesarias para el mantenimiento de la ficción de una alta rentabilidad de los extractivismos, fundada en una “contabilidad distorsionada, de las limitaciones en asignar los precios y de la exclusión de otras valoraciones para seguir siendo viables”. Lo anterior afecta directamente a los conceptos convencionales de la renta y el excedente.

Renta

Convencionalmente, la renta se presenta como la diferencia entre el valor monetizado del recurso natural en los mercados globales y los costos totales en el proceso extractivo (ver Dato crucial 2). Así, el precio del recurso extraído está afectado por “manipulaciones, exclusiones de valores y distorsiones en reconocer precios”. Por su parte, los llamados costos, padecen de problemas análogos como las externalidades o ignoran los costos de reposición de patrimonio ecológico dañado, etc.

Se puede rastrear la idea de renta hasta Adam Smith, sin embargo se destacan los aportes de David Ricardo, ya que abordan cuestiones relevantes para el caso de los extractivismos y explican muchos de los usos contemporáneos. Ricardo entendió que la “renta de la tierra” correspondía a los pagos de los agricultores al dueño de las tierras para poder utilizarlas. Por tanto, la renta es “el exceso generado por encima del aprovechamiento de tierras de peor calidad, y que el campesino transfiere al propietario”. El concepto no debe de ser confundido con el interés o el beneficio que pueda arrojar el capital.

El siguiente aporte teórico respecto a la renta lo hizo Karl Marx, quien entendió que existe también una renta en la imposición de los dueños de la tierra sobre aquellos que las trabajan. No obstante, Marx considera que la renta “es parte de un excedente que se origina allí donde el valor es distinto al precio”. Ningún tipo de renta debe de ser confundida con la ganancia.

La renta diferencial I se debe a la diferencia de los precios de producción, causada por diferentes factores, por ejemplo la distinta productividad. La renta diferencial II complejiza el análisis al incorporar otros factores como el tiempo, el acceso al capital, etc. Por su parte, la renta absoluta responde a las “decisiones discrecionales” impuestas por los propietarios de la tierra.

Según el autor, el esquema de Marx articula la renta como “apropiación que hacen los terratenientes sobre capitalistas que cultivan predios”, éstos obtienen ingresos provenientes de los cultivos y de la plusvalía producida por los trabajadores. Así, los capitalistas generan los retornos económicos, mientras los terratenientes se apropian parcialmente de los ingresos de los primeros.

Christophers considera a la renta como “los ingresos derivados de la propiedad, posesión o control de bienes escasos bajo condiciones de competencia limitada impedida”.

Excedentes

El término excedente se usa en América Laatina para denotar los “estilos de desarrollo” que dependen de la exportación de materias primas. Al respecto, René Zavaleta afirma que el control de los excedentes es una cuestión central en las disputas políticas, y también descansa en la historia del colonialismo.

Este concepto se puede rastrear hasta el pensamiento de David Ricardo. Con Marx, es posible señalar el término de plusvalía. El contenido de este concepto es distinto al de excedente, ya que indica un incremento de valor en la circulación mercantil por el excedente del trabajo necesario para que la clase trabajadora subsista. Así, la plusvalía indica la apropiación de parte de los excedentes generados por los trabajadores.

Por su parte, Paul Baran utiliza el término economic surplus que se traduce como excedente económico. Baran defiende un concepto ampliado del excedente económico “entendiéndolo como la diferencia entre la producción real generada por la sociedad y su consumo efectivo corriente”. Esto es igual al ahorro y la inversión, e incluye la idea de plusvalía. Este excedente incluye componentes como el ahorro, la renta, el interés y otros tipos de costos.

Baran presenta 3 tipos de excedentes económicos:

1) real: corresponde a la diferencia entre la producción real generada y el consumo efectivo corriente.

2) excedente económico potencial: es la diferencia entre la producción que podría ser obtenida en un “ambiente técnico y natural dado con ayuda de los recursos productivos utilizables” y del consumo esencial.

3) excedente económico planeado: se utiliza en las tarea de planificación de una economía de tipo socialista.

El libro El capital monopolista de Baran y Sweezy contribuye a mostrar la relevancia de los extractivismos actuales: la forma en que se utilizan los excedentes constituye el mecanismo que enlaza los fundamentos económicos de la superestructura política.

De acuerdo con Baran, los países del Sur global (antes llamados subdesarrollados), disponían de importantes excedentes. Los excedentes eran utilizados para mantener a los militares, a las clases dominantes o enviarlos al exterior.

Baran y Sweezy utilizan el término monopolio; sin embargo, admiten que es necesario incluir también algunos casos comunes de oligopolios. Algunos sectores extractivistas dependen de oligopolios globales que organizan la extracción y la comercialización en los mercados internacionales.

Excedente como una categoría plural

El autor argumenta que los “excesos económicos” no deben de ser analizados únicamente mediante la economía convencional. Por esa razón, el autor presenta al excedente como una categoría plural que tiene tres componentes básicos:

1) social: el componente social hace referencia a la apropiación del trabajo y tiempo de las personas. En el caso de los extractivismos esto sucede con los manejos sobre la plusvalía.

2) ambiental enfocado en recursos renovables: éstos son condiciones cercanas a los abordajes sobre la renta de la tierra donde el propietario es pagado para que alguien más explote la tierra.

3) ambiental asociado a recursos no renovables: se observa en el aprovechamiento de recursos no renovables como la mineras o los hidrocarburos. La enorme captura de excedentes en este nivel se enmascara por evaluaciones como la renta petrolera, donde no hay una ganancia debido a que siempre es una pérdida de patrimonio natural.

En los excedentes se engloba la idea de externalidades. Éstas nutren a los excedentes cuando las personas que extraen un recurso natural obtienen ventajas económicas externalizando los costos. Sin embargo, no todos los excedentes pueden ser monetizados.

La calidad de vida o la integridad de los ecosistemas, por ejemplo, no podrían ser monetizados. No obstante, los extractivismos operan en las dimensiones relacionadas con la vida y la naturaleza, desde donde se generan los excedentes.

Desde el punto de vista de la ecología política, se concibe que la existencia incluye componentes que son una consecuencia de pérdidas ambientales, a veces irrecuperables. En este sentido, los análisis convencionales de costo-beneficio de la renta esconden este tipo de problemáticas. A lo anterior, Baran lo llama los “costos ocultos”.

Captura de excedentes, costos y renta

Partiendo de la argumentación anterior, el autor afirma que es posible hablar de la categoría de excedente como plural. Ésta incluiría las dimensiones sociales, ambientales, monetizables y no monetizables; además permite señalar algunas particularidades que ocurren cuando las empresas o gobiernos actúan sobre los excedentes para aumentar sus ganancias.

Las regalías ilustran lo anterior: constituyen un instrumento para operar sobre la renta, y así, capturar parte de los excedentes. Las regalías son impuestas por los Estados y se diferencian de los impuestos. En Bolivia, la administración de Evo Morles impuso a los hidrocarburos regalías de 18% más un impuesto de 32%. Al mismo tiempo, Bolivia subsidia a los extractivismos.

Las empresas pretenden captar más excedentes con diferentes estrategias: pagar bajos salarios, evitar el pago de impuestos, conseguir subsidios, evitar el pago de los costos de los impactos sociales y ambientales, etc.

En cualquiera de los casos, las estrategias y los instrumentos utilizados en los extractivismos no pagan los costos sociales y ambientales. Tampoco resuelven las limitaciones de la asignación de precios o la contabilidad distorsionada. Mediante dichas limitaciones y distorsiones es posible generar y apropiarse de excedentes mediante la externalización de los impactos. Es necesario recordar que en la determinación de costos operan todo tipo de distorsiones y por eso se afecta las rentas generadas. Esto es particularmente visible en el caso de las “externalidades” sociales y ambientales.

Lo anterior puede afectar la reposición ecológica, ya que en muchos casos de extractivismos, ésta no es posible: no se puede postular un costo de reposición de minerales que sea análoga a cómo podría hacerse en una fábrica con la fuerza de trabajo.

En esta lógica, los gobiernos y empresas esconden sus capturas de excedentes aduciendo los costos en operaciones de explotación. Para las actividades extractivistas, es necesario ocultar esos componentes de los excedentes para que no se ponga en evidencia que buena parte de esos emprendimientos son pérdidas irreparables.

El autor sugiere que, desde esta perspectiva, es posible reinterpretar a los extractivismos como actividades donde hay sectores que acumulan capital, mientras otros actores pierden patrimonio natural. Los extractivismos implican “una acumulación de capital financiarizado o físico, a la vez que se pierde capital natural y social”.

Asimismo, se argumenta que la acumulación de capital en los extractivismos ocurre cuando el valor económico de los recursos naturales es mayor que el valor del trabajo físico y el tiempo de la clase trabajadora, en tanto el precio de esos recursos naturales es menor a sus valores económicos y no económicos.

Con el concepto de excedente se permite el manejo de esta problemática, además de romper con las limitaciones de la categoría de renta, aunque esta no queda excluida. Consecuentemente, los excedentes no pueden ser valorados únicamente desde una métrica en dinero, ya que las valoraciones económicas son indicadores parciales de los aspectos sociales y ambientales.

Entonces, con la categoría reinterpretada de excedentes, se puede reubicar los debates sobre las regalías o tributos desde otro punto de vista, donde es central pensar la intensa apropiación de los recursos naturales.

Las disputas sobre los excedentes

La reinterpretación de la categoría de excedente permite reconocer que las disputas por éste están implícitas en varios procesos: muchos conflictos alrededor de los extractivismos son causados por la apropiación de los excedentes. Este tipo de disputas involucran distintos actores, las empresas, los gobiernos, las comunidades locales, los gobiernos locales, etc.

Con esta observación, es posible concluir que los conflictos por los excedentes no se centran ya en la búsqueda de alternativas a la apropiación de recursos naturales. Más bien, se discute quiénes o cómo podrán capturar los excedentes en juego.

Algunos consideran que los excedentes deben de ser capturados por el Estado, otros consideran que las empresas tienen el derecho de esa apropiación. Este tipo de discusiones solamente legitiman a las actividades extractivas, en lugar de elaborar verdaderas alternativas.

Desmontar los excedentes es ir más allá del desarrollo

Si se asume la pluralidad de los excedentes, es posible repensar las posturas actuales sobre el desarrollo. El concepto funciona para fortalecer las opciones alternativas y para entender que las disputas sobre los extractivismos son enfrentamientos alrededor de distintos excedentes.

Si la discusión está sólo centrada en la idea de la renta, se dejan de lado otros componentes de los excedentes. Por otra parte, el concepto de excedentes permite evidenciar los diferentes manejos del reconocimiento del valor, para evitar la auto restricción a los valores económicos.

La nueva conceptualización propuesta por el autor, deja en claro que “los excedentes parten de la asignación de la naturaleza”, y en el momento en el que se crea un recurso natural, éste recibe un precio de mercado. Con este proceso se generan excedentes objeto de disputas sociales y políticas. Las personas pueden disputarse los beneficios y perjuicios en esos excedentes, pero esto no es posible para los componentes ambientales: la naturaleza no se rebela en contra del agotamiento de los recursos.

Es necesario remarcar que la solución a los impactos de los extractivismos no se encuentra en cambiar a los actores beneficiados o perjudicados, sino más bien, en “desmontar sus impactos y externalidades”. Para atacar los problemas en los extractivismos, es necesario eliminar los excedentes.

Datos cruciales: 

1. En diciembre de 2019, el precio de mercado del mineral de hierro alcanzó 91 dólares por tonelada y el grano de soya valió 375 dólares por tonelada.

2. Los cálculos de la renta sobre los recursos naturales del Banco Mundial presentan una ejemplificación. La renta más alta sobre recursos naturales se registra en República del Congo (42.7% del PIB); la más alta en minerales está en Mongolia (28.8% del PIB); la más alta en gas natural se encuentra en Timor Oriental (16.8% del PIB), y para el petróleo, en Iraq (37.8% del PIB). Entre los países latinoamericanos, ejemplos de renta del total de recursos naturales se observan en Venezuela con 11.8% del PIB; 8.9% del PIB en Perú y 3.5% del PIB en Brasil.

3. Un estudio para Perú de CooperAcción mostró que las presiones políticas y empresariales resultaron en que las empresas no pagaron un estimado de 357 millones de dólares en impuestos.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Este texto da cuenta de una reinterpretación del concepto de excedente partiendo de las concepciones clásicas de renta. La ampliación de este concepto es útil ya que detecta problemáticas que son invisibilizadas por la economía convencional (externalidades). Así, para entender la actividad económica de los extractivismos y sus impactos ambientales y sociales que devienen en conflictos socioambientales, una clave teórica más versátil y amplia puede esclarecer dichos fenómenos.

Gudynas ofrece una crítica radical a la idea del desarrollo, pues la mayoría de las disputas por excedentes se quedan en el tema de la distribución, en tanto que la reconceptualización propuesta nos invita a mirar los verdaderos costos de la acumulación de capital en actividades extractivas, mismos que implican la necesidad de suprimir toda actividad que destruye el ambiente y las relaciones sociales en los territorios.