The electric endgame for fossil fuels. Electrifying everything does not solve the climate crisis, but it is a great start

Cita: 

The Economist [2022], "The electric endgame for fossil fuels. Electrifying everything does not solve the climate crisis, but it is a great start", The Economist, London, 25 de junio, https://www.economist.com/technology-quarterly/2022/06/23/electrifying-e...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Junio 25, 2022
Tema: 
Retos tecnológicos y políticos del suministro energético mundial
Idea principal: 

50Hertz -una compañía eléctrica con sede en Berlin- está encargada de controlar el flujo de electricidad que abastece a 18 millones de personas, al Este y Norte de Alemania. De su flujo energético, 28% proviene de granjas eólicas y 24% de paneles solares; un logro que nadie se habría imaginado hace 10 años puesto que implicaba importantes desafíos técnicos (Dato crucial 1).

En algunas partes del mundo, 100% de la red de energía ya es generada por fuentes solares y eólicas, pero sólo durante periodos cortos (Dato crucial 2). La base de una estrategia de descarbonización tendría que conjuntar tanto la capacidad de emplear las “energías renovables” para cubrir la mayor parte del suministro energético, como el constante abaratamiento de las renovables. La estrategia de descarbonización implica que las renovables sustituyan a los combustibles fósiles. Los avances técnicos, administrativos y en ingeniería de proyectos han superado las barreras para la utilización masiva de las energías renovables como principal fuente de electricidad. En el estado actual de las tecnologías, las renovables no pueden satisfacer todas las necesidades de electricidad existentes, pero si una gran parte.

No obstante, uno de los más grandes problemas es el respaldo. Pese a que se cuente con una capacidad extraordinaria de generación energética, esto dejaría de ser útil en cuanto cualquier tipo de “energía limpia” tuviera su fuente disminuida o nulificada (durante el tiempos sin viento o sin sol, por mencionar algunos casos) (Dato crucial 3).

A modo de ilustración, Alemania considera la quema de hidrógeno impulsada con la abundancia de una red energética “limpia”. Mientras esa capacidad de producción de hidrógeno aumenta, este país ha optado por usar gas natural como respaldo, con el fin de que éste pueda irse reduciendo.

Pero no sólo se trata de la viabilidad tecnológica para el desarrollo de las “energías renovables” y su respaldo fósil con el gas natural. Con el comienzo de la guerra en Ucrania (2022), preocupaciones de carácter político saltan a la vista: la seguridad del abasto y la viabilidad estratégica de un suministro concentrado por un país (Dato crucial 4).

Debido a lo anterior, se defiende que la seguridad energética mundial tiene que disminuir la dependencia a los flujos de hidrocarburos de fuentes “geopolíticamente dudosas”. De esta manera, se incita a acelerar la capacidad renovable de las redes energéticas. Sin embargo, se advierte la imposibilidad de eliminar por completo la necesidad de gas en Europa: porque “[e]l gas es vital para el corazón industrial de Europa”, y su uso no se limita a generar electricidad, si no que es combustible para la calefacción y diversas actividades productivas.

Desde la perspectiva ambientalista que asevera la insuficiencia de sólo reducir el uso de combustibles fósiles en la infraestructura ya existente. Desde ahí, se aborda la urgencia de establecer un cambio a nivel sistémico, a través de la creación de infraestructuras que puedan reemplazar a las anteriores (fósiles) (Dato crucial 5).

Asimismo, otra complicación para el proyecto de la “descarbonización” de la economía es el estado actual del desarrollo tecnológico que la permitiría. Mientras algunas personas argumentan que ya existen los avances suficientes, otras debaten que todavía no. Las primeras apelan a una transición improvisada, con apoyo político y la disposición de los más ricos; las segundas avistan un largo horizonte de investigación científica, a causa de la falta de tecnologías listas o, siquiera, comenzadas a ser estudiadas.

Datos cruciales: 

1. En la primera década del siglo XXI, las “energías renovables” conllevaban mayores dificultades. Las más retadoras: ajustarlas a una demanda inmediata y las fluctuaciones de las corrientes de energía proporcionada. Esto es particularmente relevante cuando se considera la necesidad de mantener el abasto de energía.

2. Por ejemplo: en Dinamarca, su entera red eléctrica puede ser impulsada sólo con energía eólica, aunque nada más en ocasiones. En California, Estados Unidos, el 03 de abril del 2022 a las 03:39 p.m., 97% de su abasto energético fue dado por fuentes solares y eólicas.

3. Ante la intermitencia de las “energías limpias”, se plantea la posibilidad de expandir las redes energéticas mediante la diversificación de los tipos de fuentes, con el fin de sostener el abasto de otras maneras. Se dice que otra potencial solución sería tratar de disminuir la demanda de energía cuando el abasto fuera escaso o riesgoso. Sumado a ello, se alude a la necesidad de mejorar crecientemente la capacidad de los sistemas de almacenamiento de energía.

4. En 2021, Estados Unidos importó de Rusia 45% de su abasto de gas natural. Alemania, la consumidora más grande de gas en toda Europa, importó hasta 55% de Rusia.

5. En Europa, se calcula que la inversión necesaria para que las “energías renovables” sustituyan a los hidrocarburos (sobre todo, los provenientes de fuentes “dudosas”) en una década, implicará que su sistema eléctrico se sujete a los combustibles fósiles durante décadas. Por su parte, en California se anunció el carácter fundamental del gas natural para establecer una “reserva estratégica” de 5.2 mil millones de dólares que asegure la expansión de su capacidad renovable, sin el riesgo de sufrir apagones.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Numerosos tipos de fuentes de “energía renovable” podrían dirigirse a sostener a las poblaciones más vulneradas del mundo. Aprovechar un suministro energético barato y eficiente -aún sujeto a los tipos de fuente, la intermitencia y el almacenamiento- para las comunidades en mayor peligro, tanto social como climático, merece un apoyo prioritario por parte de todas las naciones. No puede haber justicia ecológica sin justicia social.

Sin embargo, la competencia de las corporaciones energéticas por “descarbonizar” al mundo no está considerando lo anterior. Las preocupaciones por la intensificada pauperización de la vida de las mayorías no están incluidas en los proyectos de los países que pretenden alcanzar las “cero emisiones”, como tampoco están señalando a los responsables concretos de que dicho objetivo se encuentre cada vez más lejano.

Se tiene que exigir el derecho humano de vivir. Se tiene que defender el derecho de habitar un planeta sano. Estas inquietudes predominan fuera de los marcos institucionales y empresariales, tanto de análisis como de acción. Pese a lo anterior, no puede dejárseles de lado. En una situación de colapso ecológico-civilizatorio no se puede prescindir de toda la ayuda posible.

Los liberales no aceptan el clivaje radical entre las necesidades energéticas y el colapso climático. La idea de que existen vías para mantener los niveles actuales de consumo energético es muestra del carácter suicida de estos sectores sociales. Desde la perspectiva de la bifurcación sistémica, el colapso climático debe ser atendido como prioridad y ello implica reducir rápida e intensamente el consumo energético de manera a encontrar modos de no caer en la desarticulación energética total...