Capitaloceno y justicia planetaria

Cita: 

Moore, Jason W [2020], "Capitaloceno y justicia planetaria", Ciudad (in)sostenible, Ciudad de México, Arquine, pp. 13-24, https://jasonwmoore.com/wp-content/uploads/2022/09/Moore-Capitaloceno-y-...

Fuente: 
Otra
Libro electrónico
Fecha de publicación: 
2020
Tema: 
El Capitaloceno
Idea principal: 

Jason Moore es historiador medioambiental y economista político en el Departamento de Sociología de la Binghamton University.


La crisis que estamos experimentando es el fracaso de un sistema que ve al Antropoceno como un discurso parcial que culpa a las víctimas y es una referencia débil para el nuevo movimiento verde. Para todas las personas que no sean negacionistas climáticas, la responsabilidad es de la humanidad. Pensadores radicales y activistas por la justicia climática han comenzado a cuestionar una distribución igualitaria de la responsabilidad histórica por el cambio climático, en un sistema empeñado en una marcada desigualdad en la distribución de la riqueza y el poder. La frase cambio climático antropogénico es una forma especial de culpar a las víctimas de la explotación, la violencia y la pobreza. La nuestra es una era de crisis climática capitalogénica (hecha por el capitalismo).

Nombrar al sistema, las formas de opresión y las lógicas de explotación, es lo que los movimientos sociales emancipatorios siempre hacen. Los movimientos por la justicia se despliegan a través de nuevas ideas y nuevos lenguajes. El Antropoceno nos dice que la crisis planetaria es más o menos una consecuencia natural de la naturaleza humana, como si la crisis climática actual fuera una cuestión de seres humanos siendo seres humanos. “La verdad es más matizada, identificable y procesable: estamos viviendo en el Capitaloceno, la Era del Capital”, señala Moore. Sabemos históricamente y en la crisis presente quién es responsable por la crisis climática, comenzando con los ocho hombres más ricos del mundo con más riqueza que el resto de las personas (3.6 miles de millones de humanos).

En esta visión, el Capitaloceno es una geopoética para comprender el capitalismo como una ecología-mundo de poder y reproducir en la red de la vida. Pero antes, hay que definir el concepto de Antropoceno, del que existen dos. Uno es el Antropoceno Geológico. Este es problema de los geólogos y científicos del sistema terrestre. Su asunto principal son los marcadores clave en la capa estratigráfica que identifican las eras geológicas. En el caso del Antropoceno, estas marcas son reconocidas generalmente como plásticos, huesos de pollo y basura nuclear. Es por lo tanto una abstracción deliberada de las relaciones históricas en orden a clarificar las relaciones biogeográficas de los humanos y la biósfera. La tesis del Capitaloceno no es un argumento sobre historia geológica.

Aquí, el Capitaloceno confronta a un segundo Antropoceno: el Antropoceno Popular. Este engloba una gran discusión sobre las humanidades y las ciencias sociales. Es una conversación sobre el desarrollo histórico y las realidades contemporáneas de la crisis planetaria. Para el Antropoceno Popular, el problema es el Hombre y la Naturaleza. Esta es la narrativa de la Humanidad haciendo cosas terribles a la naturaleza. Y lo que impulsa estas cosas terribles es, como siempre, el fantasma de la sobrepoblación.

Cuando el Antropoceno Popular rechaza nombrar el cambio climático capitalogénico, fracasa en ver que el problema no es Hombre y Naturaleza, sino ciertos hombres comprometidos en la lucrativa dominación y destrucción de la mayoría de los humanos y el resto de la naturaleza. La insinuación del Antropoceno Popular de que todos los humanos lo provocaron, por lo tanto, claramente no es el caso.

El argumento del Capitaloceno rechaza el aplanamiento antropocéntrico junto con el reduccionismo económico. El capitalismo es un sistema de acumulación infinita de capital. Pero la tesis del Capitaloceno señala que, para entender la crisis planetaria hoy en día, necesitamos mirar al capitalismo como una ecología mundo de poder, producción y reproducción. Los momentos sociales de la moderna dominación de clases, la supremacía blanca y el patriarcado están conectados con proyectos ambientales dirigidos a la incesante acumulación de capital. Esencialmente, la gran innovación del capitalismo fue inventar la práctica de apropiación de la Naturaleza.

La tesis del Capitaloceno persigue aquellos análisis que vinculan tales consecuencias a las historias más largas de la dominación de clases como el racismo y el sexismo. Es esta geocultura capitalista la que reproduce un extraordinario abaratamiento de la vida y el trabajo, esencial para cada gran boom económico mundial, pero que también es violento, degradante y autoagotador.

El lenguaje de Sociedad y Naturaleza no es sólo el lenguaje de la revolución colonial-burguesa en su sentido más amplio, sino una práctica de alienación, tan fundamental para la hegemonía del capitalismo como la alienación de las relaciones de trabajo modernas. Sociedad y Naturaleza fetichizan las relaciones, esencialmente alienadas, de violencia y dominación bajo el capitalismo. Hay otra forma de alienación que va junto con este fetichismo de la mercancía. Este es el fetichismo civilizatorio. Esa alienación no es entre “humanos y naturaleza”, es un proyecto de algunos humanos para abaratar a la mayoría de los seres humanos y nuestras formas de vida compañeras.

Si el fetichismo de la mercancía es un antagonismo fundamental entre el capital y el proletariado, el fetichismo civilizatorio es el antagonismo histórico-mundial entre el capital y el biotariado que proveen el trabajo/energías no pagadas que hacen posible al capitalismo. El fetichismo civilizatorio nos enseña a pensar la relación entre el capitalismo y la red de la vida como una relación entre objetos, antes que una relación internalizadora y externalizadora de producción del ambiente.

El surgimiento del capitalismo no inventó el trabajo asalariado; inventó al proletariado moderno dentro de un proyecto aún más audaz de poner a las naturalezas de todo tipo a trabajar gratis o a bajo costo: el biotariado. Tal como el fetichismo de la mercancía, el fetichismo civilizatorio fue no sólo una idea, sino que una praxis y una racionalidad de dominación mundial.

El relato de la crisis planetaria es contado generalmente a través de los lentes de la Revolución Industrial. Nadie cuestiona que industrializaciones sucesivas han coincidido con puntos de inflexión mayores de uso de recursos y toxificación. Explicar los orígenes de la crisis planetaria por transformaciones tecnológicas, sin embargo, es un potente reduccionismo.

Estas instantáneas de la historia del capitalismo nos cuentan que este peculiar sistema siempre ha dependido de fronteras de Naturalezas Baratas (naturalezas no mercantilizadas cuyo trabajo puede ser apropiado gratuitamente o a bajo costo a través de la violencia, la dominación cultural y los mercados). Estas fronteras siempre han sido cruciales porque el capitalismo es el sistema más prodigiosamente desperdiciador jamás creado.

El cambio climático epocal es la expresión más dramática de este punto de inflexión, donde nos encontramos con que la creciente toxificación global está desestabilizando cada vez más los logros epocales del capitalismo. La crisis climática está cambiando todo. La ecología-mundo del capitalismo está experimentando una inversión epocal a medida que las naturalezas dejan de ser baratas y empiezan a montar una resistencia cada vez más efectiva. El cambio climático hace todo más costoso para el capital y cada vez más peligroso para todo el resto de las personas.

Este es el fin de la Naturaleza Barata. Este es un problema inmenso para el capitalismo, construido sobre la praxis del abaratamiento en el sentido de precios, pero también en el sentido de dominación cultural. El primero es una forma de economía política, mientras que la otra es la dominación cultural que se revuelve alrededor de la hegemonía imperial, el racismo y el sexismo.

El Capitaloceno no es una palabra para burlarse del Antropoceno, es una invitación sobre cómo podemos desmantelar, analítica y prácticamente, la tiranía del Hombre y la Naturaleza. Es una forma de hacer el sentido del infierno planetario. La crisis climática es un momento geohistórico, que combina sistemáticamente contaminación con gases de efecto invernadero con división climática de clases, patriarcado de clases y apartheid climático.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El término del Antropoceno sugiere que el ser humano es el principal causante de la destrucción del ambiente y el drástico cambio climático en el mundo por el simple hecho de serlo, como si fuera algo inherente. Sin embargo, esta es provocada por las grandes empresas y por el hipercapitalismo exacerbado donde solo unas cuantas personas son las verdaderas culpables. El término “Capitaloceno” responde a esta interrogante.