A new order. China wants to change, or break, a world order set by others

Cita: 

The Economist [2022], "A new order. China wants to change, or break, a world order set by others", The Economist, London, 15 de octubre, https://www.economist.com/special-report/2022/10/10/china-wants-to-chang...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Lunes, Octubre 10, 2022
Tema: 
La forma en que China busca transformar el orden mundial actual en uno que se ajuste a sus intereses
Idea principal: 

Desde 1945, tras la culminación de la Segunda Guerra Mundial, a nivel internacional se instauró un orden mundial que busca evadir los horrores de guerras pasadas y la impunidad. Guiado por Estados Unidos y sus aliados, el orden mundial actual, a lo largo de casi 80 años, ha creado convenios, organizaciones, cartas, que se han encargado de definir crímenes contra la humanidad, que buscan establecer los lineamientos para el castigo de aquellos que atenten contra la seguridad y los derechos de millones de personas, que se han encargado de promover la cooperación y el desarrollo internacionales, entre otros.

A pesar de ser aparentemente idílico, el orden mundial comandado por las potencias Occidentales no ha sido ni es perfecto, ya que además de que el acceso a éste ha sido desigual alrededor del mundo, por décadas, sus valores han causado el aumento de tensiones entre las naciones que buscan proteger a toda costa la soberanía y la protección de los individuos, y las naciones que no quieren acatar las condiciones que se requieren para ser parte activa de un orden creado por las democracias liberales.

Es a razón de lo anterior, que desde 1945 el orden mundial Occidental ha sido constantemente desafiado por países detractores, principalmente Rusia y China. En el caso de Rusia, el gigante euroasiático mostró su desdén por el orden mundial en febrero de 2022, cuando además de iniciar una invasión en Ucrania, usó su poder de veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para bloquear cualquier intento de condena y castigo a sus acciones.

En el caso de China, el gigante asiático, al contrario de Rusia, ha optado por llevar una estrategia sutil en contra del orden mundial. Dicha estrategia podría ser más disruptiva de lo esperado, ya que la toma de decisiones de China dentro de los cuerpos multilaterales a los que pertenece, así como sus discursos, plantean ideas que a muchos países les parecen razonables, convenientes y viables. Esto, ha provocado que China haya comenzado a buscar cambiar el orden mundial desde dentro, lo que podría revivir ideas viejas en donde el bienestar del Estado es prioritario sobre el bienestar de las libertades individuales.

En sus discursos, el presidente chino, Xi Jinping, resalta que su país se opone a los intentos de dividir el mundo en bloques ideológicos y llevarlo a una nueva Guerra Fría. Al respecto, menciona que China apoya que todos los países tengan la capacidad de decidir por sí mismos; también, menciona que el gigante asiático apoya moralmente a todas aquellas naciones que buscan combatir el hambre, la pobreza y el desempleo. Sin embargo, a pesar de clamar por la no división entre naciones, diversos oficiales chinos constantemente han acusado a Occidente de querer imponer sus valores y faltar al respeto a la diversidad que existe en regiones totalmente alejadas de las potencias occidentales, como lo es el continente asiático.

Lo último, para muchos analistas es prueba de la estrategia de China en los organismos multilaterales: por un lado, clama que la carta de Naciones Unidas es necesaria para llevar a cabo un “verdadero multilateralismo” a nivel internacional que convenga a todos los países; por otro lado, es un constante opositor de alianzas estratégicas, a la implementación de valores universales y al establecimiento de lineamientos para ingresar a ciertas instituciones. Esto significa, que China busca mantener los elementos del orden mundial que le son convenientes al mismo tiempo que busca eliminar los factores que considera podrían socavar su ascenso.

Un ejemplo de la afirmación anterior, reside en el hecho de que China es una ávida defensora del principio que se opone a la interferencia en los asuntos internos de otros países, ya que le ha permitido defender a ciertos “aliados” así como le da el poder de protegerse de ser amonestada por sus acciones dentro de su propio territorio.

En relación a lo previo, en 2017 China se unió a Rusia para hacer uso de su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU y proteger a Siria de la imposición de sanciones por usar armas químicas en contra de su población. Esta acción no se llevó a cabo debido a que China aceptará las acciones de Siria o fuera cercano con este país; sino que, usó el conflicto como una oportunidad de ganar aliados y como un experimento para que, en caso de que el gigante asiático llegue a utilizar tácticas que impliquen la violación a los Derechos Humanos, se asegure de tener la protección de su poder de veto y de sus “amigos” en los organismos multilaterales.

Referente a ello, China busca constantemente obtener el apoyo de diversos países en las diversas organizaciones multilaterales a las que pertenece, como la ONU. Para lograr eso, utiliza la estrategia de enviar diplomáticos a varias naciones para realizar cabildeo y obtener tratos, construyendo así una base de apoyo que siempre se ponga de lado de los chinos. Dicha estrategia ha sido fructífera, ya que muchos países se han unido para felicitar a China por sus acciones en Xinjiang, lugar en el cual ha demolido mezquitas, ha encerrado a millones de personas y las ha enviado a campos de reeducación.

Otro método que China ha utilizado para construir su sistema de apoyo, se basa en que diversos oficiales chinos claman que no es justo que el mundo siga un orden mundial que fue escrito bajo los designios de unos cuantos países, por lo que las reglas a nivel mundial deberían de cambiar a unas que reflejen las visiones de gobernanza global de todos los países; en este caso, principalmente de China, la cual se ha convertido en una de las más grandes potencias.

Bajo esta retórica, los chinos también claman que la noción de valores universales es una imposición occidental, por lo que es necesario un orden alternativo que no solo tome en cuenta las diferencias entre las potencias occidentales y el resto de países; sino, el hecho de que nos encontramos en un orden occidental que usualmente tiene dobles estándares: en donde Occidente realiza críticas y condena las acciones de ciertas naciones, al mismo tiempo que violan las reglas que ellos mismos impusieron.

El discurso de la China de Xi Jinping, tiene mucho sentido para muchos países en desarrollo que no han visto grandes avances ni cambios desde 1945. Para estas naciones la retórica China les ofrece una alternativa, una alternativa que busca desenterrar viejos argumentos respecto a la soberanía y a las libertades individuales y que busca oponerse a conceptos como la libertad de expresión o asilo político, con el objetivo de poner la colectividad y el bienestar estatal sobre todo. En respuesta, al momento, el orden liberal no ha hecho nada más que ponerse a la defensiva frente a la amenaza asiática.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El trabajo de China en las organizaciones multilaterales a las que pertenece, es un ejemplo de la forma en que la disputa por la hegemonía mundial se puede llevar a cabo por medios diplomáticos. Al respecto, mediante una estrategia que alude a la desigualdad que existe en el mundo, así como haciendo uso de su poder económico y de una ideología que colinda con otros opositores de Occidente, China poco a poco se ha posicionado como uno de los principales contendientes por la hegemonía y como una gran amenaza para los países que la ostentan. La amenaza a la hegemonía mundial actual, no solo implica un cambio en el poder, sino la transformación de la forma en que millones de personas vivimos, ya que la propuesta del nuevo orden mundial que se podría implementar es disruptivo con el cumplimiento de todos los valores que Occidente se jacta de poseer y de cumplir; por lo que, independientemente del resultado de la contienda, es claro que las principales consecuencias de la misma se reflejarán en las sociedades.