Tres empresas privadas pretenden colocar sondas en la Luna en los próximos meses. Los vehículos que transportarán las sondas llevan por nombre: Hakuto R Mission 1, Nova C y Peregrine.

Operado por Ispace, una empresa japonesa, Hakuto R Mission 1 pretende arribar a la superficie lunar a finales de abril. La misión fue lanzada en un cohete Falcon 9 de la empresa Space X el 10 de diciembre del año pasado. Hakuto llevará dos rovers pequeños y varias cámaras. La única “dificultad” que podría existir es que la nave –hecha para ir a una velocidad lenta– pudiera significar que sus dos competidores lleguen antes que él. La razón de la baja velocidad es porque le permite cargar más peso y gasta menos combustible al entrar en órbita con la Luna para que al finalizar la misión tenga combustible suficiente para su retorno.

La segunda empresa que aspira llegar a la Luna es la estadounidense Intuitive Machines. Su vehículo, Nova-c, llevará consigo cámaras y equipo de la NASA porque la agencia espacial estadounidense ha financiado una parte de la misión como parte del programa “Servicios comerciales de carga útil" (CLPS, por sus siglas en inglés). El lanzamiento se estima será en marzo y es el primero de tres ya que CLPS lo ha contratado para llevar esa cantidad para 2024. La trayectoria le tomará 6 días y será directa para evitar la radiación.

En cuanto a Peregrine, la empresa a cargo es la estadounidense Astrobotic Technology. También recibe financiamiento de CLPS. El lanzamiento estimado es a finales de marzo y estrenará la nave Vulcan Centaur de United Launch Alliance. Debido a que es una nave nueva, el lanzamiento se ha pospuesto en varias ocasiones y eso supone una desventaja si es que pretenden ser los primeros en llegar. Peregrine también llevará un rover e instrumentos (incluidos los de la NASA). CLPS también ha pactado un proyecto para llevar al rover hacia el polo sur de la Luna para 2024, para ello Peregrine cuenta con un módulo de aterrizaje más grande.

La política de competencia

Estas tres misiones destacan porque son las primeras que son financiados con capital total o parcial de empresas privadas. Eso permite abrir el cuestionamiento sobre las razones que existen para comenzar con la exploración lunar más allá de las investigaciones científicas.
Los objetivos aparentes de la NASA son abrir caminos para las futuras expediciones e investigar minerales como el hielo lunar para su posible explotación. La inversión en proyectos privados supone crear una ventaja para sus futuras expediciones.

Sin embargo, la explotación de recursos en la luna abre una interrogante más sobre su estatus legal. El Tratado del Espacio Exterior de 1967 declara que nadie puede apropiarse de la luna u otros lugares en el espacio. Los intentos por actualizar dicha ley como los Acuerdos de Artemis de 2020 han sido rechazados por China y Rusia. No obstante, con la llegada de las empresas privadas a territorio lunar, es probable que los derechos de propiedad se hagan realidad.