Peter S. Goodman es corresponsal de economía global de The New York Times, con sede en Nueva York. Anteriormente fue corresponsal de economía europea, con sede en Londres. Comenzó en The Times en 2007 como corresponsal de economía nacional, desempeñando un papel destacado en la cobertura galardonada de la crisis financiera mundial y la Gran Recesión.

Después de haber trasladado sus fábricas a territorio chino, Estados Unidos busca prevenir la dependencia a esas plantas transfiriéndolas a México.

Esta tendencia conocida como nearshoring (dato crucial 1), ha llamado la atención de Walmart, pues el año pasado, cuando necesitaba un millón de dólares en uniformes, en lugar de recurrir a China, como era habitual, lo hizo a Preslow, un negocio familiar de indumentaria en México.

La pandemia trajo dificultades en transporte y fletes. El costo del transporte de mercancías aumentó radicalmente, tener un proveedor del otro lado del Pacífico ya no era la mejor opción. Es entonces cuando Preslow recibe el pedido de Walmart señalando que iba a preferir un proveedor del mismo lado del océano.

Los tiempos también juegan un papel importante en esta decisión. Enviar un contenedor de China a Estados Unidos tarda un mes, un marco temporal que, durante la pandemia, se duplicó o hasta triplicó en los peores casos. Mientras que, desde las fábricas en México toma 2 semanas (dato crucial 2).

China seguirá siendo un elemento central en la manufactura, pero al añadir a México se redistribuirá la capacidad de manufactura. Con esto no se busca desglobalizar, sino localizarla en redes regionales.

Hace treinta años esta idea era impensable, llevar trabajo a México podría ser un arma de dos filos para Estados Unidos. Irónicamente actualmente funge como amortiguador de la globalización para los estadounidenses. Ahora se sabe que el comercio en países vecinos podría proteger empleos estadounidenses, las cadenas de suministro están entrelazadas. Por ejemplo, los automóviles ensamblados en México requieren de autopartes diseñadas y elaboradas en Estados Unidos.

Además, 40% del valor de las exportaciones de México a Estados Unidos se compone de productos fabricados en plantas estadounidenses, mientras que solo 4% de las importaciones desde China son hechas en Estados Unidos.

Actualmente México es capaz de proveer al ritmo de China, pero no cuenta con la misma capacidad de producción. Por ejemplo, en el caso de los textiles, puede que se maquile en México, pero casi toda la tela sintética es fabricada en China. Aún no hay proveedores de ciertas telas en el país.

Más cerca de casa

Al norte de Dallas, un negocio pequeño, Veronica’s Embroidery, encargado de bordado de uniformes a restaurantes, buscaba la forma de mejorar costos. Compraban los uniformes a una empresa asiática y ellos únicamente los bordaban, haciendo cuentas observaron que si tuviesen proveedores más cercanos se ahorraría mucho en fletes.

Durante la pandemia, a medida que los traslados desde China escaseaban, los pedidos se retrasaban y el negocio se veía en riesgo. Esto los orilló a buscar proveedores en México. Uniformes Lazzar, una empresa familiar en Guadalajara fue la elegida para proveerlos.

Fue una mejora abrupta para ambas partes; por un lado, los Justiniano obtenían mejores costos, además de uniformes personalizados, pues su antiguo distribuidor maquilaba al por mayor, sin personalizar. Lazzar, por otra parte, les ofrece diseño y fabricación a la vez.

Por otro lado, la familia mexicana sabe que es un gran paso al crecimiento poder exportar al extranjero. Empezaron con poco, unas cuantas docenas, pero para septiembre de 2021, eran órdenes de 1000 piezas. Hace poco se cimentó la propuesta de una alianza para que Lazzar instalara una bodega en Texas y los Justiniano se encargaban de la distribución en Estados Unidos.

Un legado atribulado

El mayor impedimento para que México logre su potencial como alternativa a China es el mismo México. La infraestructura del país ha sido relegada, no se puede competir con China en el tamaño de sus fábricas. La empresa, Botones Loren, se ha visto beneficiada con las mismas circunstancias, en el último año sus ventas aumentaron dos tercios. Empresas internacionales como Armani y Men's Warehouse, están trasladando sus pedidos desde China a México.

El reacomodo geopolítico

Se especula que esta iniciativa es algo temporal, la participación mexicana mermará una vez que se retome la normalidad post pandemia. Los precios de fletes se han reducido considerablemente el último año, China comienza a volver a posicionarse en cuanto a precios y tiempos.

Las empresas mexicanas esperan que Estados Unidos siga prefiriéndolas sobre las chinas. La realidad es que, durante su gobierno, Donald Trump impulsó inversiones por cientos de miles de millones de dólares en mercancía china, y el presidente, Joe Biden ha continuado con dichas políticas.

China tiene serias acusaciones de explotación, genocidio y represión de la comunidad minoritaria uigur; entonces, cualquier empresa que compre prendas hechas en China, se arriesga a las mismas acusaciones.

La invasión de Rusia a Ucrania y sus lazos con China, también ha marcado cierta división en bandos.

No se espera que China desaparezca del mercado estadounidense, sino que exista la apertura a México y Centroamérica y verlos como alternativa competente.