El motor de búsqueda Google, propiedad de Alphabet, se ha convertido en la joya de la corona de la empresa. Es la puerta de entrada a internet más popular del mundo y el lugar favorito para los anunciantes. El verbo “googlear” es muestra del poderío hegemónico que la empresa posee.

Hasta hace poco, la competencia para Google realmente era impensable. Los motores de búsqueda rivales apenas generaban una décima parte del tráfico de búsquedas por internet frente a las más de 100 mil búsquedas diarias realizadas por la firma tecnológica con sede en Mountain View, California.

La única competencia, o más bien, dificultad, que ha tenido Alphabet en los últimos años ha sido la diversificación del mercado para los anunciantes en internet con la incursión en las ventas en línea por parte de Amazon, Apple y las redes sociales como Meta o TikTok. Esto ha significado para la firma tecnológica una caída en el negocio de anuncios por internet 54% (contra 67% en 2016), sin embargo, esto no representó un código rojo para Alphabet como ahora lo es ChatGPT.

La llegada de ChatGPT, propiedad de OpenAI, ha sacado a Google de su zona de confort. La alianza entre OpenAI y Microsoft supone una revolución en la manera en que se realizan las búsquedas por internet. La integración de ChatGPT con Bing dota al navegador de Microsoft con todos los beneficios de la Inteligencia artificial (IA).

Entre las bondades que ofrece ChatGPT, encontramos una herramienta que es capaz de generar conversaciones más inteligentes que los chatbots tradicionales como redactar varios tipos de textos, generar códigos en lenguaje informático, hacer listas de compras inteligentes y un gran etcétera.

Para no quedarse atrás, Google está trabajando en Bard, su propia versión de IA. También se ha asociado con Anthropic, una empresa de IA generativa, con una inversión de 300 millones de dólares (mdd). No obstante, al parecer la noticia no logra convencer a los inversionistas de lo que se avecina para Google, esto se vio reflejado con una caída de 8% en el precio de las acciones de Alphabet.

La última gran oleada de innovación en búsquedas por internet fue en 1998 cuando la aparición de Google y su algoritmo facilitó la forma de encontrar información relevante dentro del mar de información inservible de la que se había llenado internet. Tiempo después Google implementó anuncios relacionados con las palabras que el usuario tecleaba, esto supuso una nueva entrada de ganancias para Alphabet a través de empresas que buscaban potenciar sus ventas de productos y servicios.

La amenaza de ChatGPT deriva de la potencia de su algoritmo para realizar consultas más sofisticadas y precisas para los usuarios gracias al análisis de cientos de sitios web que el chatbot realiza en tiempo récord comparado con los motores de búsqueda tradicionales.

El auge de la IA no solo se remite a las búsquedas por internet. También tiene miras a facilitar la creación de contenido o herramientas que mejoren la productividad de empresas y de distintos tipos de organizaciones. Por ejemplo, ChatGPT puede crear poesía y ensayos incluso al estilo de un autor en específico, Google está trabajando en una herramienta de IA para crear música a partir de texto llamada MusicLM, o bien, Microsoft posee Copilot –almacenada en los grandes repositorios de GitHub (propiedad de la misma empresa)– para generar códigos en lenguaje informático.

Un poco más de conversación

Para cualquier otra empresa competir con Google le costaría entre 10 mil-30mil mdd pero para Microsoft es más fácil porque ya posee la infraestructura necesaria más que cualquier otra empresa.

Otra ventaja para Microsoft es la alianza con OpenAI ya que ChatGPT puede acceder a la gran base de datos de Bing y así conseguir información más fidedigna y tener menos riesgo de generar contenido irrelevante. Esto se debe a que se mantiene actualizada; esta era una carencia que poseía el chabot –más específicamente GPT 3.5, su motor subyacente– que solamente le había permitido acceder a información de 2021, sí se le preguntaba sobre cosas tan simples como el pronóstico del clima no podía responder. Esto ya le había sucedió al chatbot de Facebook, Galactica, que empezó a generar respuestas ilógicas debido a la falta de datos actualizados.

Ciertamente esto no disminuye la probabilidad de encontrarse con falsos positivos. Microsoft se encuentra trabajando en mejorar la calidad de la información a través de retroalimentación por parte de los usuarios, mejoramiento de los sistemas con la dotación de memoria para que los algoritmos aprendan de las conversaciones y citación de los enlaces de las fuentes a las que se ha consultado.

Uno de los obstáculos que presenta la IA conversacional es generar la suficiente rentabilidad para competir con los motores de búsqueda tradicionales. Actualmente cuesta dos centavos más, 7 veces más que una búsqueda con Google. El problema es que, para este tipo de IA, aún no es fácil ofrecer un esquema lucrativo que arroje anuncios relacionados con una palabra, pues paradójicamente la información que arroja es más didáctica. El reto es hacer que la navegación sea rentable y eficaz para los anunciantes, además de ofrecer precios más competitivos.

Microsoft ya tiene planes para mejorar la rentabilidad de ChatGPT a través de un cobro a los anunciantes más elevado que les asegura ser prioridad cuando el usuario realice búsquedas. De hecho, OpenAI ya ofrece ChatGPT de paga por 20 dólares mensuales para acceder a respuestas más rápidas y tener acceso en horas pico.

Microsoft tendrá que sacrificar los márgenes de ganancia hasta que consiga lucrar con el negocio de ChatGPT y arrebatarle parte de la cuota de mercado a Google ya que sus expectativas son generar ganancias por 2 mil mdd cuando implemente este tipo de esquema de anuncios.

Pero el éxito de Microsoft aún no está asegurado. Alphabet posee fortalezas: es pionero en la implementación de modelos de IA dentro de su navegador y es probable que Bard sea bastante similar a ChatGPT, además Chrome (su navegador) es utilizado por 2 de cada 3 personas para navegar por internet. En el caso de regalías, Apple le paga 15 mil mdd para ser el motor por default en su navegador Safari que representa 19% de los navegadores más utilizados.

Ciertamente Google puede moverse con fluidez dentro de lo que supone ahora su competencia, aunque debe ser cauteloso por las prácticas monopólicas de las que ha sido acusado. Para Microsoft su principal reto es hacer que el término Bing se convierta en un verbo también.