Minerales críticos para la transición energética. Conflictos y alternativas hacia una transformación socioecológica. Introducción

Cita: 

Olivera, Beatriz, Carlos Tornel y Aleida Azamar [2022], Minerales críticos para la transición energética. Conflictos y alternativas hacia una transformación socioecológica, CDMX, Engenera, Fundación Heinrich Böll y UAM-X

Fuente: 
Libro
Fecha de publicación: 
2022
Tema: 
El capitalismo verde y la transformación socioecológica
Idea principal: 

Beatriz Olivera es una ingeniera industrial, académica y consultora, formada en la Universidad Nacional Autónoma de México. Realizó estudios de maestría en Ingeniería y de doctorado en Desarrollo Rural. Ha colaborado con el Servicio de Transportes Eléctricos del gobierno de la Ciudad de México, Greenpeace y Oxfam. Es la actual directora de Engenera, A.C. Entre sus más recientes publicaciones se encuentran: Fracking: ¿Qué es y cómo evitar que acabe con México? (2016), Llover sobre mojado. Conflictos socioambientales frente al extractivismo y megaproyectos en tiempos de crisis múltiple (2021) y Minería en México: panorama social, ambiental y económico (2022).

Carlos Tornel es un escritor e investigador, quien se encuentra realizando sus estudios de doctorado en Geografía, en la Universidad de Durham. Es uno de los coordinadores del sitio web llamado Guía crítica ante la crisis civilizatoria y las falsas soluciones, con apoyo de la Fundación Heinrich Böll. Sus líneas de investigación giran en torno al colapso climático, crisis civilizatoria, economía verde, transición energética, defensa del territorio, comunalidad y buen vivir. Algunos de sus más recientes trabajos son: Alternativas para limitar el calentamiento global en 1.5°C (2019), La pandemia y el cambio climático: Reflexiones desde el estado de emergencia (2020) y En tiempos de colapso climático (2021).

Aleida Azamar es una economista y académica, dedicada a la investigación sobre economía política, energía, economía ecológica, extractivismo, minería y conflictos socioambientales. Cuenta con estudios de maestría en Estudios Latinoamericanos; un diplomado en Desertificación y Agricultura Sustentable en Agroecosistemas Degradados; una especialidad en Cultura, Sociedad y Desarrollo; y estudios de doctorado en Economía Internacional y Desarrollo. Ha escrito en libros como: Megaminería en México: explotación laboral y acumulación de ganancia (2017), Minería en América Latina y México: problemas y consecuencias (2018) y Análisis y reflexiones desde la economía ecológica para la sustentabilidad (2018).


El capitalismo se adapta y reconfigura, no obstante, apelando a las mismas tendencias de acumulación que causan sus problemas. Desde mediados del siglo XIX, los combustibles fósiles han energizado la economía, transformando profundamente las relaciones sociedad-naturaleza, lo que le ha permitido superar algunos límites para favorecer su acumulación de plusvalía a nivel mundial (Dato crucial 1).

La relación sociedad-energía se vincula con la relación sociedad-medio ambiente. Debido a esto, se considera que “la idea de una transición energética parte de la misma lógica separatista que define el funcionamiento moderno del capitalismo, la idea de que es posible separar una cosa de la otra: el crecimiento económico de la degradación socioecológica o de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), así como se separa a la sociedad de la naturaleza”, (p. 15).

De ahí que el discurso de la “transición” energética predomine en los más importantes espacios institucionales como la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y las Conferencias de las Partes (COP). En consecuencia, se torna relevante el papel de los minerales críticos en que se basa dicho proyecto energético; un proceso de transición que no modifica las relaciones de sociedad-naturaleza ni de sociedad-energía capitalistas.

Cabe decir que el capitalismo, en la actualidad, debe encarar una crisis aletargada de sobreacumulación y degradación de la naturaleza, que es extraordinaria “en el sentido de su escala, magnitud y posible irreversibilidad […] lo que supone una transformación del modelo económico a fin de que se adecue a esos límites [planetarios], sin erosionar” la base de su funcionamiento, (p. 16).

La agenda geopolítica internacional, entonces, no ha tardado en orientarse al desarrollo de las energías “renovables”. Un hecho que, sin embargo, ha sido objeto de discusiones, sobre las cuales pueden identificarse dos visiones generales: la transición energética del capitalismo verde, por un lado, y la transformación energética, por el otro (Dato crucial 2).

Como la primera postura es la más popularizada, la creciente demanda de los minerales críticos necesarios para tal proyecto de transición “supone la reconfiguración de las estructuras geopolíticas para mantener el suministro y la seguridad” del acceso a estos, porque algunos de dichos materiales son, al mismo tiempo, parte de la cadena de producción mundial militar, aeroespacial, médica, computacional, alimentaria, etc. De esta manera, los impactos de extracción de esos recursos “se observa actualmente en el entorpecimiento, retraso en el suministro y aumento de costos productivos en casi todas las industrias, debido a la falta de inventario para la producción” que emplea minerales críticos, (p. 17).

A lo anterior debe añadirse la presión política que ejercen países “desarrollados” (productores de recursos tecnológicos utilizados en las industrias modernas), a los países “en desarrollo” (productores de materias primas). Se trata de una situación que ha fomentado el alza de precios en bienes de consumo tecnológicos, pero también ha impactado el resto de los sectores productivos, por ejemplo, el alimentario. No obstante, el potencial cese del comercio de algunos minerales esenciales (como las tierras raras) “podría resultar en la búsqueda de otras soluciones extractivas con un impacto socioambiental mayor” y en la vida diaria de los territorios de donde se obtienen, (p. 18).

Una preocupación más emerge cuando se presta atención a la promoción de la minería, realizada desde organismos “intergubernamentales” como el Banco Mundial (BM) y la Asociación Internacional de Energía (AIE); al mismo tiempo que otras opiniones denuncian a la minería de la “transición” energética como una renovada ofensa extractivista (Dato crucial 3).

En el presente informe se concuerda con que “no es posible una minería responsable, limpia y sostenible, aunque los minerales se extraigan para ‘buenos fines’, como [para] la denominada transición energética justa o para garantizar la descarbonización de la economía”, (p. 18).

El capítulo 1 se ofrece un panorama general sobre los minerales esenciales para dicha “transición”. En capítulo 2 se exhiben las implicaciones locales y geopolíticas, así como los impactos socioecológicos de la extracción de los minerales críticos mediante la lógica del capitalismo verde.

En el capítulo 3 se estudia el caso de la minería en México, guiada por políticas estatales y corporativas. El capítulo 4 se aborda el proceso de “transición” desde 4 aristas: 1) la transición como adición energética, 2) las energías “renovables” como fuentes energéticas fosilizadas, 3) la “transición” energética como adaptación del colonialismo, imperialismo y capitalismo, y 4) la pregunta esencial: ¿para qué (y para quién) queremos tanta energía?

Finalmente, en el capítulo 5 se analiza la reforma del capitalismo, hacia su versión “verde”, como una vía para expandir las fronteras de las mercancías e inaugurar zonas de sacrificio ancladas a este proceso.

Asimismo, se hace una crítica a los modelos de desarrollo basados en el extractivismo, ya sea que aquellos estén guiados por el Estado, en especial los que defienden el desarrollo de la industria fósil interna, o por la expansión corporativa del “libre” mercado, la cual ha acaparado el avance de la “transición” energética.

En contraste, en este libro sostiene que “la transformación energética debe regirse por la descentralización de la generación de energía […] para transformar el modelo energético a uno renovable, comunitario y con una sustancial reconfiguración del proceso de consumo y producción de energía”, (p. 21).

Por esta razón, se estima imprescindible la democratización en tres escalas:

1) la desglobalización del modelo económico fósil y consumista;

2) el uso de los medios de resistencia para defender el territorio y

3) garantizar la territorialización de los sistemas energéticos; además de fijar una democracia radical como meta última, reconstituyendo la intimidad con las fuentes energéticas.

Datos cruciales: 

1. Algunos de los límites que el capitalismo ha logrado evadir con el uso creciente de combustibles fósiles son de carácter físico (como la energía corporal humana y animal, aparte de los límites impuestos por las estaciones del año) y productivo (por ejemplo, el abaratamiento de la energía y del trabajo). Por lo tanto, la “disponibilidad en grandes cantidades de energía y trabajo ‘barato’ permitió la expansión del imperialismo, el colonialismo y la organización de acumulación de plusvalía a nivel global”; instituyendo mecanismos para incorporar a gran parte de la población mundial al régimen del trabajo orientado hacia la acumulación de plusvalía, (p. 15).

2. La transición energética se refiere a la sustitución de fuentes de energía fósiles por unas “renovables”; esta postura es defendida por instituciones internacionales y países (sobre)desarrollados que velan por una rápida sustitución tecnológica, para no obstaculizar el crecimiento económico. Por otro lado, la transformación energética es un proyecto social y político más amplio, basado en una visión democrática, autónoma, decolonial, descentralizada y emancipatoria para alcanzar la soberanía energética, a través del manejo colectivo de la generación de energía.

3. En 2020, el Banco Mundial creó la “Iniciativa de Minería Climáticamente Inteligente”, la cual tenía como propósito buscar que los minerales empleados para la “transición” energética sean extraídos y comercializados de manera “sostenible y responsable”. Por su lado, pensadoras y pensadores de las regiones latinoamericana y africana han apuntado que se está instalando un proceso de nueva ofensiva extractivista, en tanto ciclo revitalizador de “la expropiación, mercantilización y depredación de los bienes comunes naturales, como una estrategia del capital frente a la crisis global de acumulación”, (p. 18).

Cápitulos relevantes para el proyecto: 

Olivera, Beatriz, Carlos Tornel y Aleida Azamar [2022], “Capítulo 2. Geopolítica de los minerales para la transición energética”, Minerales críticos para la transición energética. Conflictos y alternativas hacia una transformación socioecológica, CDMX, Engenera, Fundación Heinrich Böll y UAM-X, pp. 23-48.

Olivera, Beatriz, Carlos Tornel y Aleida Azamar [2022], “Capítulo 3. El caso de México”, Minerales críticos para la transición energética. Conflictos y alternativas hacia una transformación socioecológica, CDMX, Engenera, Fundación Heinrich Böll y UAM-X, pp. 97-128.

Olivera, Beatriz, Carlos Tornel y Aleida Azamar [2022], “Capítulo 4. Contradicciones de la transición energética”, Minerales críticos para la transición energética. Conflictos y alternativas hacia una transformación socioecológica, CDMX, Engenera, Fundación Heinrich Böll y UAM-X, pp. 129-166.

Trabajo de Fuentes: 

Blondeel, Mathieu et al. [2021], “The geopolitics of energy system transformation: A review”, Geography Compass, Estados Unidos, John Wiley & Sons, Ltd, e12580: 1-22, 29 de junio, https://doi.org/10.1111/gec3.12580

Brand, Ulrich et al. [2021], “From planetary to societal boundaries: an argument for collectively defined self- limitation”, Reino Unido, Taylor & Francis Group, Sustainability: Science, Practice and Policy, 17(1): 265-292, 20 de julio, https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/15487733.2021.1940754

Nexo con el tema que estudiamos: 

Las maneras en que se instala el gran capital en los territorios transnacionales, regionales, nacionales y locales nunca han sido las mismas. La (re)configuración permanente de sus mecanismos de apropiación, despojo, extracción, venta, consumo y desecho es una necesidad para la supervivencia de su modo imperial y omnicida de funcionamiento. Por este motivo, requiere de instituciones de tamaño mundial, pero también de leyes nacionales que le faciliten y aceleren sus ciclos de reproducción ampliada.

La minería, por ejemplo, es uno de los muchos sectores básicos de la producción que han prevalecido durante siglos en los espacios periféricos y así permanecerá hasta que los agote por completo. O hasta que su sistema-mundo lo haga implotar. La orquesta del colapso ya ha empezado a acomodarse.