El poder que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) le ha otorgado al ejército nacional crea una nube de escepticismo sobre el posible choque de intereses que podría devenir por parte de la milicia mexicana. En la lucha contra el narco y el control de la seguridad nacional, en 2019 el Congreso transfirió el mando de la policía federal a la Guardia Nacional hasta 2024, y en febrero de 2022 acordó prolongarlo hasta 2028.

El ejército ha tomado mayor participación en la economía: de acuerdo con México Unido Contra el Crimen, ahora cuenta con 70 funciones que van desde el control y administración de puertos, la construcción de un ferrocarril turístico, programas sociales y la limpieza de sargazo.

Además de eso, la información obtenida por los Gaucamaya Leaks, reveló que el ejército tiene interés de controlar una ruta comercial aérea que utilizaría el avión presidencial (el que AMLO no ha podido vender). El ejército se beneficiará económicamente con los megaproyectos del sexenio, ya que recibirá parte de las ganancias del tren y aeropuerto que operan. Asimismo, la Guardia Nacional ahora pretende también generar sus propios ingresos.

Desde 2006 la presencia del ejército en el territorio se ha manifestado cada vez más, por lo cual se destinan mayores recursos económicos a las fuerzas armadas (dato crucial 1). El gobierno de Felipe Calderón fue el que encendió está mecha al argumentar que utilizaría al ejército temporalmente para hacer frente al narco. Esta tendencia se ha ido incrementando durante los siguientes años. Con la presidencia de AMLO, la cantidad de soldados y miembros de la guardia nacional llegó a 240 mil, los cuales se han extendido por todo el país. El pronóstico indica que la militarización continuará a pesar de las protestas en su contra.

Con el control de la Guardia Nacional, la policía federal ha perdido influencia y se le ha delegado de cargos que son esenciales para controlar la seguridad de los ciudadanos. El incremento en el presupuesto militar puede desatender otros sectores importantes en la nación como la educación (que se manifestó con un recorte en el presupuesto educativo como porcentaje del Producto Interno Bruto).

El hito que representó para la historia de la democracia en México la transición política del año 2000, podría verse opacado por las políticas de militarización que los últimos sexenios han tomado.

Para AMLO, desplegar a la Guardia Nacional por todo el país y otorgarle mayores funciones, no representa preocupación alguna. Lo cierto es que la incertidumbre impera en el país acerca de la influencia que está tomando cada vez más la milicia en México.