Why Billionaires are Obsessed With Blocking Out the Sun

Cita: 

De la Garza, Alejandro [2023], “Why Billionaires are Obsessed With Blocking Out the Sun”, Time, 24 de febrero, https://time.com/6258126/solar-geoengineering-billionaries-george-soros/...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Viernes, Febrero 24, 2023
Tema: 
Las inversiones de los superricos en la geoingeniería solar.
Idea principal: 

Alejandro de la Garza es columnista de la revista Time; escribe sobre tecnología y clima.


En la Conferencia de seguridad de Múnich, realizada en febrero de 2023, George Soros habló sobre el riesgo existencial que representa el cambio climático y presentó el método que considera más viable para combatirlo: iluminar las nubes del Ártico para reflejar la energía del sol lejos de los casquetes polares.

Soros no es el único ultrarrico con interés en la geoingeniería como solución a la crisis climática. De la Garza recuerda que, en 2021, Bill Gates financió un proyecto de la Universidad de Harvard para probar la idea de rociar carbonato de calcio en la atmósfera sobre el norte de Escandinavia; proyecto que fue detenido por las protestas de grupos ambientalistas. En 2022, Jeff Bezos usó la supercomputadora de Amazon para estimar los efectos que tendría la inyección de toneladas de dióxido de azufre en la atmósfera. A inicios de 2023, el cofundador de Facebook, Dustin Moskovtiz, destinó 900 mil dólares para costear estudios sobre los efectos potenciales de la geoingeniería solar que realizan científicos de Mali, Brasil y Tailandia. Incluso, las pequeñas empresas están avanzando en esta área. Make Sunsets, una compañía estadounidense con un capital de 750 mil dólares, realizó en febrero de 2023 las primeras pruebas de lanzamientos de dióxido de azufre sobre la atmósfera de Nevada.

La geoingeniería solar ha generado fuertes controversias en el mundo científico por tres grandes razones: sus posibles efectos colaterales en el clima, las dudas sobre su viabilidad y el riesgo moral, es decir, la preocupación de que una solución “de corto plazo”, como la geoingeniería, desvíe los esfuerzos para solucionar el problema de fondo: la quema de combustibles fósiles.

En medio de todo el debate científico, De la Garza rescata tres posturas: la de quienes sugieren abandonar el plan de la reducción de las emisiones de dióxido de carbono y bombardear la atmósfera con diferentes químicos en espera de eliminar el efecto de las emisiones; la de quienes abogan por estudiar los riesgos de la geoingeniería en caso de que se requiera su uso; y la de quienes lo ven como una solución provisional. Estos últimos argumentan que la geoingeniería podría detener el aumento de la temperatura global a corto plazo hasta que las emisiones y la temperatura comiencen a caer.

De la Garza señala que la inclinación de los superricos por la geoingeniería como supuesta solución va más allá de los debates científicos. Las fortunas de estos hombres están estrechamente ligadas a la tecnología de vanguardia por lo que “han absorbido el ethos de que la ingeniería es la solución para casi todo en la vida”. Además, la mayoría de estos personajes viven en un mundo que no parece necesitar cambios profundos: siguen ganando exorbitantes sumas de dinero haciendo las cosas de la misma manera. Así, la geoingeniería solar es atractiva porque es una garantía de que existe una solución rápida para el cambio climático; “basta apostar los dados en una de las soluciones tecnológicas para volver a hacer las cosas de la misma manera”.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Los esfuerzos de los multimillonarios por impulsar la geoingeniería solar para combatir el cambio climático no se justifican sólo por la posible rentabilidad de un negocio innovador. El artículo ofrece una dimensión adicional para pensar el problema: por un lado, el supuesto ethos innovador de los multimillonarios que estarían dispuestos a explorar soluciones de ingeniería frente al riesgo existencial planteado por la destrucción del clima, al mismo tiempo que buscan mantener el estado de las cosas tal y como las conocemos. En ese sentido, la aparente contradicción entre innovar para que todo quede del mismo modo, ofrece un indicio del papel que jugarán las élites en el colapso capitalista.