Conclusiones. Minerales críticos para la transición energética. Conflictos y alternativas hacia una transformación socioecológica.

Cita: 

Olivera, Beatriz, Carlos Tornel y Aleida Azamar [2022], Minerales críticos para la transición energética. Conflictos y alternativas hacia una transformación socioecológica. Conclusiones, CDMX, Engenera, Fundación Heinrich Böll y UAM-X,https://mx.boell.org/sites/default/files/2022-12/minerales-criticos-e-bo....

Fuente: 
Libro
Fecha de publicación: 
2022
Tema: 
Conclusiones sobre la importancia de minerales para la transición energética.
Idea principal: 

Beatriz Adriana Olivera Villa ha trabajado en organizaciones de la sociedad civil como Greenpeace, Oxfam y Fundar - Centro de Análisis e Investigación - en el programa Territorio, Derechos y Desarrollo durante los últimos doce años. Actualmente es estudiante de doctorado en Desarrollo Rural en la Universidad Autónoma Metropolitana en México.

Aleida Azamar Alonso es doctora en Economía Internacional y Desarrollo por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es profesora e investigadora de tiempo completo en la Universidad Autónoma Metropolitana.

Carlos Tornel es candidato doctoral en geografía en la Universidad de Durham, Inglaterra. Sus principales líneas de investigación se concentran en el proceso de transición, justicia y soberanía energética. Es coordinador del libro Alternativas para limitar el calentamiento global en 1.5°C más allá de la economía verde.

Las limitaciones de la transformación energética abordada en este texto y el análisis de la posibilidad de limitar el crecimiento de la temperatura a 1.5°C sin afectar la producción de energía por medio de fuentes renovables es casi que imposible.

Simplemente con el hecho de que, mantener el incremento de la temperatura deseado requeriría de la eliminación absoluta de emisiones antes del 2050, algo que no parece una locura al considerar el avance tecnológico en energías renovables, sin embargo se requiere de una reducción en consumo y producción de combustibles fósiles (dato crucial 1).

Todos estos procesos han aumentado la demanda de materiales, lo que implica un incremento de zonas de sacrificio. La energía obtenida de manera natural no es reciclable en ningún sentido por lo que evadir la necesidad de reducir el consumo y la demanda energéticos en esta transición lo convierte en un discurso vacío.

Ya se ha mencionado la importancia de las tierras raras en la producción de tecnología, al igual de sus aspectos negativos como los conflictos comerciales, y la violencia en su extracción y producción.

La transición energética sigue con la problemática en la distribución desigual de la energía, producción a bajo costo mediante la violación a los derechos humanos. La respuesta del capitalismo verde a estos aspectos ha sido asociada con el despliegue de tecnologías como la Captura y Secuestro de Carbono (CSC), el uso de energías de geoingeniería y la reducción de emisiones por medio de soluciones hipotéticas. Sin perder de vista que su principal cometido es el de asegurar el crecimiento económico, desvincularlo de las emisiones o la huella ambiental, por lo que se basa en los avances en la tecnología para buscar una solución, no sobre las decisiones políticas que deben tomarse.

Más allá de las cuestiones tecnológicas, es necesario reivindicar la transición energética como parte del discurso sobre la crisis civilizatoria, la transición a una vida plena con menor demanda energética. Se espera poder reducir la demanda de energía a un tercio de la actual, a pesar de un incremento en la población, con la idea clara de que las necesidades no cambian, sino que se satisfacen de manera diferente.

También se proponen proyectos para diseñar sistemas energéticos distintos en los que, en lugar de poner el control energético en manos elitistas, se construya una gestión autónoma y democrática, mediante una participación colectiva en decisiones para la producción y distribución de la energía. La justicia social podría ayudar en este avance por el interés nacional.

Es por eso que la transformación energética toma parte en la propuesta de la autonomía, erradicar el monopolio energético y proporcionar control de las fuentes de energía a comunidades urbanas y rurales, respetando los ciclos ecológicos para reducir los impactos negativos en la comunidad y su ecosistema.

El sistema actual posee un enorme control político y económico encabezado por estructuras políticas y económicas en las sociedades hegemónicas. La soberanía energética es un proyecto para promover la autonomía en la toma de decisiones, forma de producción e incluso configurar la escala de propiedad, uso y gestión de la energía.

La discusión sobre la dependencia a los combustibles fósiles en identidad y actividades diarias es controversial. Con el caso de México y su identidad nacional basada en el petróleo, la transición traerá cambios bruscos en la distribución social.

Para ser concretos, no hay manera de que modelos que incrementan la extracción sean adecuados para atender la transformación energética, se requiere de una reducción drástica en el consumo de energía, principalmente en los países industrializados y ricos, además de establecer bases y principios de distribución equitativa.

A continuación el texto propone recomendaciones a distintas escalas para evidenciar el avance de la transición y fomentar su proceso:

A nivel internacional

La globalización capitalista y las estructuras consecuentes son un hecho indiscutible, aprovechándose de esta globalización, se pueden crear alianzas y redes de aprendizaje colectivo. Fomentar alternativas ya existentes como el Tapiz Global de Alternativas o Vía Campesina, son fundamentales para mantener un debate crítico a nivel internacional sobre este proceso, demandar transparencia en la forma en la que se produce energía y en qué se está destinando.

A nivel nacional

El paradigma de seguridad energética en México ha priorizado la extracción de combustibles fósiles, garantizando la participación de empresas estatales buscando reducir la pobreza energética pero incrementando la emisión de GEI y otros aspectos de contaminación ambiental; es por eso que el texto propone la reducción de la dependencia a los hidrocarburos, estableciendo principios de democratización, descentralización y localización, la independencia y autonomía energética.
El desarrollo de modelos para fortalecer la gestión de comunidades, municipios, barrios y otras entidades autónomas como pueblos y comunidades indígenas para gestionar las fuentes de energía. El Estado actuando más como facilitador para la articulación de miles de comunidades autónomas energéticamente rurales y urbanas. Mediante el fomento al acceso a la información, la protección a personas defensoras del ambiente y cumplir con los derechos son soluciones que atacan en la raíz del problema, este y muchos otros más.

A nivel local

Se considera esta escala la más importante en cuanto al proceso de transformación energética, la reflexión sobre la relación que poseemos con la energía, su gestión y distribución. Buscar el modelo de soberanía energética y poder decidir cuánta, cómo y para qué se produce la energía, descolonizar y cuestionar las creencias que se han mantenido para contrarrestar la falta de información.

Con la descentralización podemos plantear el desafío de considerar territorios propios y no como depósitos de recursos. Así, con el modelo de soberanía terminamos la explotación, acumulación y degradación de dominios coloniales y capitalistas.

Datos cruciales: 

1.- Según los parámetros de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), mantener el crecimiento deseado implicaría un crecimiento económico de al menos 3% anual y de hasta 7% en países no industrializados, lo que es lo mismo, aumentar la economía mundial 11 veces su tamaño para 2050. Eso considerando que el impacto ambiental no aumente pues ya está 60% sobre lo esperado, lo que hace insostenible su reducción.

Nexo con el tema que estudiamos: 

En el último capítulo, la postura del libro puede parecer pesimista en cuanto a los resultados de la transición actual; sin embargo. Las conclusiones dan un panorama general del problema abordado y la reinvidicación de la "transición energética" desde una visión crítica y decrecentista, empezando por reconocer la importancia estratégica de la organización y la articulación de alianzas para la construcción de contra-propuestas democráticas y autogestivas en materia energética.