La mano del crimen organizado, hasta en los tamales

Cita: 

Gómez, Eirinet [2023], "La mano del crimen organizado, hasta en los tamales", La Jornada, 9 de enero, https://www.jornada.com.mx/2023/01/09/estados/029n1est

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Lunes, Enero 9, 2023
Tema: 
Presencia del crimen organizado en la economía indígena de la sierra de Totonacapan, Veracruz
Idea principal: 

Eirinet Gómez es una reportera mexicana, dedicada a los temas de seguridad pública, salud y economía. Colabora con medios como La Jornada y CONNECTASLab.


En la sierra de Totonacapan -ubicada en Veracruz, México-, principalmente en los municipios indígenas, la economía local se sostiene con la compraventa de la hoja de maíz o totomoxtle. Sin embargo, desde 2020, ha sido acaparada por la delincuencia organizada (Dato crucial 1).

La hoja de maíz no siempre fue redituable. En la década de 1970, solía entregarse como parte del pago a jornaleros y jornaleras que cosechaban y desgranaban maíz, mientras que otras personas usaban el totomoxtle como forraje. Después, en la década de 1980, se empezó a vender a lo largo del país, sobre todo en Ciudad de México (Dato crucial 2), para envolver tamales. Del 2000 en adelante, la hoja de maíz empezó a cotizarse en el mercado nacional (Querétaro, Guadalajara y Ciudad de México) y estadounidense.

Cabe destacar que las hojas que se comercian en el territorio mexicano son separadas a mano, por niñas y mujeres; mientras que, las hojas que son exportadas son cortadas con discos filosos. Testimonios apuntan que resulta más conveniente vender las hojas de maíz que el propio maíz, lo que ha logrado que se retomen siembras que habían sido abandonadas (Dato crucial 3).

No obstante, agricultores y agricultoras han considerado dejar el negocio por los riesgos que el crimen organizado les impone: “[a]l comercializador que ofrece mejor precio, lo desaparecen; a aquel se atrasa en una cuota, se lo llevan; al que no reportó una venta, lo atacan”. Esto, sin que las autoridades adopten medida alguna para frenar la delincuencia contra las familias campesinas.

En el artículo se describe la escena en que dos niñas están formando paquetes o pacas de totomoxtle, quienes realizan la labor de manera rápida y sencilla. “Pero una persona no habituada a esas tareas, se daría cuenta de que la posición en que están, casi en cuclillas, genera cansancio; que el maíz suelta un polvo que después de unas horas provoca sarpullido, y a personas con dedos sensibles incluso pueden sangrarles las uñas”.

Datos cruciales: 

1. El crimen organizado le exige a vendedores y vendedoras de la hoja de maíz una cuota de 70 000 pesos por cosecha y un “impuesto” de 1 500 pesos por cada tonelada vendida en la semana.

2. En la década de 1980, en México el precio del rollo de totomoxtle rondaba entre 1.5 y 2 pesos.

3. Una paca de hoja de maíz está hecha de 150 rollos -un rollo se forma de 4 manojos y cada manojo está hecho de 15 hojas-. El salario recibido por cada paca armada es de 700 pesos. De una hectárea de maíz sembrado, se pueden obtener hasta 8 pacas de totomoxtle, las cuales son vendidas por 3 000 pesos cada una; a la par que, de una hectárea de maíz, se obtienen 2 toneladas del grano, el cual se vende por 7 pesos cada kilo. Para 2020, cada paca de hoja de maíz alcanzó a valer 5 500 pesos (o 139 pesos el kilo de totomoxtle armado), lo que le dejó ganancias de entre 300 000 y 500 000 pesos a quienes las vendieron.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La expansión de los grupos criminales afecta incluso a las actividades reconvertidas como el comercio de la hoja de maíz, mucho más rentable que la misma siembra de maíz. El problema de los modernos tributos va más allá del tema de la exacción a los productores, si no que implica el fortalecimiento de los grupos del crimer organizado y su enraizamiento en las mismas comunidades afectadas.