Tras los acuerdos por reducir las emisiones de dióxido de carbono, Estados Unidos aprobó la Ley de Reducción de la Inflación que apoya proyectos de tecnología para la producción de energías limpias, en su mayoría solar y eólica; sin embargo, últimamente ha aumentado el entusiasmo por la energía geotérmica que, al no depender del viento o el sol, proporciona energía aún cuando se carece de estos recursos, además requiere menos extensión territorial que los parque eólicos y solares.

Las plantas alimentadas de energía geotérmica consisten en bombardear agua caliente de los depósitos para generar vapor que a su vez haga girar turbinas y generen energía. Dada su naturaleza, este tipo de energía aprovecha el calor de las fuentes termales y los géiseres.

El movimiento de las placas tectónicas empuja magma a la superficie, aumentando las temperaturas de las zonas más cercanas a ésta, fomentando la obtención de vapor, de ahí que gran parte de la producción de esta energía ocurra en Nevada y California (dato crucial 1).

Para poder obtener energía geotérmica en cualquier zona, es necesario perforar profundamente las rocas calientes que puedan bombear agua caliente para obtener calor, lo que conocemos como fracking. El Departamento de Energía (DOE) espera que, mediante la implementación de “sistemas geotérmicos mejorados” (EGS, por sus siglas en inglés), la energía geotérmica llegue a producir 8.5% de la electricidad de Estados Unidos en 2050.

Sin embargo, explorar y perforar pozos a kilómetros de profundidad es muy costoso, y aunque existen varios proyectos de financiamiento, este dinero está destinado al desarrollo de las alternativas energéticas más exploradas: como la eólica y solar (dato crucial 2).

Otro de los obstáculos para la producción de energía geotérmica es la obtención de permisos, al contar con los recursos en propiedad federal, es más complicado poder tener derechos sobre la tierra (dato crucial 3). Mientras la industria de hidrocarburos goza de facilidades para obtener los permisos necesarios.

Es por eso que Texas, a pesar de no contar con grandes cantidades de recursos geotérmicos, se ha convertido en la capital de la industria pues facilita la obtención de permisos al contar con los recursos en propiedad privada (dato crucial 4).

El Laboratorio Nacional de Energía Renovable estima que pasar de la exploración a la construcción de una planta de energía geotérmica podría tomar de seis a diez años debido a la cantidad de evaluaciones ambientales que se tienen que hacer para obtener los permisos. Y, dado que Texas posee ya pozos de gas y petroleros, se ha desarrollado la tecnología y habilidades para convertir pozos de hidrocarburos en pozo geotérmicos.

Aunque se espera que el surgimiento de proyectos de producción de energía geotérmica genere nuevos empleos; la realidad es otra, debido a cómo el uso del petróleo y gas fomentan al calentamiento global, empresarios de esta industria han comenzado a abandonarla invirtiendo en la geotérmica.

Pero no todo en esta modalidad es beneficioso, dada la manera en la que se obtienen los recursos para su producción, pues podría aumentar el riesgo de terremotos.