Stuart Braun en un escritor y periodista australiano. Ha escrito artículos y reportajes sobre Berlín y toda Europa para The Guardian, Deutsche Welle, Al Jazeera, The Spectator, The London Daily Telegraph, Pacific Standard, USA Today, entre otros.

A pesar de que 70% de la superficie del planeta está cubierta de agua, se encuentra distribuida de manera desigual, solo 1% es potable. Además está en proceso la crisis de agua mundial, es por eso que como soluciones provisionales se han llevado a cabo recolecciones de icebergs, desalinización^[1] del agua de los océanos y estos medios han dado resultado. Actualmente hay alrededor de 20 mil plantas desalinizadoras en operación, las 10 más grandes se encuentran en Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos (EAU) e Israel (Dato crucial 1).

Países como Chipre dependen casi en su totalidad del agua obtenida de la desalinización; sin embargo, no todo es perfecto en este proceso, existen desventajas respecto al medio ambiente. El proceso de separación de sal del agua de mar consume mucha energía, emitiendo grandes cantidades de dióxido de carbono (dato crucial 2).

Hacer sostenible la desalación

Expertos comentan que para reducir las emisiones de CO2, es necesario implementar energías renovables en las plantas.

En Berlín estas instalaciones ya son alimentadas con energía solar y eólica y el precio puede incluso bajar. Y a medida que la tecnología mejore, los daños ambientales se reducirán.

NOTAS
[1] Se utiliza la destilación térmica o una membrana de ósmosis inversa para separar la sal del agua del océano.