The ChatGPT King Isn't Worried, but He Knows You Might Be

Cita: 

Metz, Cade [2023], "The ChatGPT King Isn't Worried, but He Knows You Might Be", The New York Times, New York, 31 de marzo, https://www.nytimes.com/2023/03/31/technology/sam-altman-open-ai-chatgpt...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Viernes, Marzo 31, 2023
Tema: 
La historia de Sam Altman, fundador de OpenAI y creador de ChatGPT
Idea principal: 
Cade Metz es corresponsal de tecnología y cubre Inteligencia artificial, coches autónomos, robótica, realidad virtual y otras áreas emergentes.

Cade Metz presenta los acontecimientos más importantes en la vida de Sam Altman —director ejecutivo de la empresa estadounidense OpenAI y creador de ChatGPT— en su paso por California, la Universidad de Stanford y San Luis (lugar donde es originario). Entre el furor, la incertidumbre y una petición a parar temporalmente los avances de la IA por parte de mil expertos en tecnología, la información obtenida por Metz pretende dar a conocer la opinión de Altman sobre la Inteligencia Artificial (IA), los riesgos que podrían derivar de su uso y cómo afrontarlos, así como sus planes en el largo plazo para ChatGPT.

En 2019, Sam Altman ya era consciente de los riesgos que podrían devenir de lo que llamaba Inteligencia Artificial General (IGA, por sus siglas en inglés) pues el proyecto lo comparaba con la escala de la bomba atómica en Estados Unidos (el Proyecto Manhattan). No era para más, ya que la inversión del gigante tecnológico Microsoft por mil millones de dólares (mdd) vaticinaban un gran futuro gracias a la máquina capaz de hacer cualquier cosa que pudiera hacer el cerebro humano, pero también representaba un cambio radical en el mundo y, ante esto, Altman se cuestionaba si lo que estaba haciendo era bueno o era malo.

El debate sobre el futuro de la IA y su mayor protagonista ChatGPT, se encuentran con bandos diferentes: por un lado, algunos consideran que es un motor para el progreso económico, otros creen que destruirá a la humanidad, mientras otros tachan de exageradas ambas posturas ya que piensan no habrá cambio alguno en el corto plazo. En 2023, la opinión de Altman se sigue manteniendo y pese a las críticas, considera que incluso si las predicciones sobre los riesgos para la humanidad son correctas, controlar la IGA en el corto plazo es algo inútil y ante esto aún hay demasiado tiempo para construir mejores argumentos sobre tales riesgos.

Para el presidente de OpenAI, Greg Brockman, la lluvia de críticas y de aplausos es sinónimo de que las cosas se están haciendo bien; una opinión que está en sintonía con Sam Altman, ya que considera que la IA es algo que tendrá que suceder y es inevitable. A través de una vida de constantes logros y ascensos, Sam es más optimista sobre los grandes beneficios inimaginables que sucederán gracias a ChatGPT y en el caso de que suceda lo peor, OpenAI puede cerrar el acceso a dicha tecnología en cualquier momento.

Sam Altman ve los dos lados de la moneda, bastante crítico pero optimista. Un visionario con ambición de poder más que de dinero (en palabras de su mentor, Paul Graham [fundador de la aceleradora de start-ups, Y combinator]) que predice las mejores oportunidades de negocios, tal es el caso de su llegada a Sillicon Valley y su apuesta por start-ups que hoy en día son bastante conocidas (datos cruciales 1, 2 y 3), pero que también reconoce los riesgos latentes como la preocupación de que la tecnología de ChatGPT pueda ser [mal]usada por un gobierno autoritario.

Como miembro de la comunidad LGBTIQ+, el pasado de Sam Altman está ligado con la homofobia, pero gracias a su habilidad de persuasión logró, a través de pequeñas acciones, concientizar al centro educativo (del cual fue alumno) John Burrous School sobre el establecimiento de zonas seguras para la comunidad. Este hecho sirve para enfatizar que Altman es un hombre con un talento natural para convencer a la gente y parte de ello refleja su habilidad para los negocios, ya que el nacimiento de la firma tecnológica OpenAI en 2015 y su ascenso al éxito tiene que ver mucho con el poder de persuasión y resiliencia de su fundador Sam Altman (dato crucial 4). Altman decidió apostar fuertemente por la empresa y la IA en 2019 transformándola en una organización sin ánimo de lucro (luego de fungir como presidente de la empresa de inversión Y combinator) motivado por el deseo de centrar su atención en un proyecto que tuviera un impacto real en el mundo: construir una máquina capaz de hacer cualquier cosa que el cerebro humano pudiera hacer.

Ante esto, Altman considera que es mejor que los desarrollos de la IA se presenten al público y no a escondidas, pues los debates sobre sus riesgos siempre suman; en este sentido, cree que más que una tecnología que haga obsoleto el trabajo humano puede servir como aliado ya que no puede concebir un mundo donde la inteligencia humana sea inútil. Cabe destacar que Sam aún sigue catalogando a OpenAI como una organización sin fines de lucro y como tal es una empresa con beneficios limitados e incluso planea redistribuir las ganancias generadas con la IGA entre la población, pues proyecta que OpenAI capturará una gran parte de la riqueza mundial, el cómo aun no lo sabe, pero está seguro de que la IGA puede ayudar con eso.

De esta manera, la consolidación de OpenAI llegó gracias a la alianza con Microsoft, misma que se presume fue producto de la personalidad de Altman durante las rondas de inversión con las grandes cabezas de Microsoft (dato crucial 6). En medio de la turbulencia por la IA, se cree que el legado de Sam Altman (para bien o para mal) será comparable al de Steve Jobs, Bill Gates y Mark Zuckerberg.

Datos cruciales: 

1) Actualmente Sam Altman no tiene ninguna participación en OpenAI. En sus propias palabras recibe un salario de 65 mil dólares sumando a lo que gana como socio en Y Combinator.

2) OpenAI es una empresa con sede en Sillicon Valley, lugar que también vio a Sam Altman desarrollarse de 2014 a 2019 como un gran visionario de las inversiones. Siendo presidente de Y combinator, apostó por asesorar e invertir en empresas del calibre de Airbn, Reddit y Stripe.

3) Contradictoriamente, Sam Altman también formó parte de una comunidad en línea —autodenominados racionalistas o altruistas exclusivos— preocupada por los riesgos existenciales que pueden derivar de la Inteligencia artificial, mismos que sirvieron como el instrumento para fundar OpenAI. La comunidad está formada por mismos desarrolladores de Inteligencia artificial tales como Eliezer Yudkowsky, del cual sus escritos fueron pieza clave para OpenAI y Deepmind (otro laboratorio de IA).

4) Sam Altman empezó a trabajar para Y combinator en 2005 con un sueldo que ascendía a los 10 mil dólares. Abandonó sus estudios en la Universidad de Stanford en el segundo año y fundó su primera empresa Loopt, una start-up de redes sociales que permitía a la gente compartir su ubicación con amigos y familiares. Se convirtió en presidente de Y combinator a los 28 años y gracias a sus habilidades adquiridas durante su estancia en Stanford (evaluar el riesgo y leer a la gente en los juegos de pocker) amplió los negocios de la empresa creando un nuevo fondo de inversión, un nuevo laboratorio de inversión y amplió su catálogo de clientes.

5) La fundación de OpenAI se remonta a 2015 con una plantilla de personal cercana a 100 personas y en donde destaca la participación de Elon Musk como socio fundador.

6) La primera inversión de Microsoft en OpenAI sucedió en 2017 durante la reunión anual de líderes tecnológicos en Sun Valley (Idaho) donde Sam Altman negoció personalmente con Satya Nadella (director ejecutivo) y Kevin Scott (director de tecnología) consiguiendo los primeros 10 mil millones de dólares para la pequeña start-up.

7) El gobierno italiano ha prohibido el uso de ChatGPT temporalmente en su país argumentando problemas de privacidad y exposición a contenido explicito.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Sam Altman es una persona brillante y conocer parte de su historia permite hacer una retrospección hacia el nacimiento de lo que el mismo Altman llama IGA: proyectos sin fines de lucro que surgen en lugares remotos y que son parte de comunidades que son adeptas a los principios del código abierto y software libre.

No obstante, una vez que son trastocadas y seducidas por el capitalismo, se subsumen a ellas y pasan a formar parte del capital y sus nuevas formas de acumulación. Tecnologías disruptivas y descentralizadas que podrían ayudar a combatir la crisis civilizatoria (colapso) en cierto grado pero ahora en manos de los capitalistas se convierten en negocios lucrativos y nuevas formas de ejercer los autoritarismos y autarquías.