Mira Rojanasakul es una periodista visual centrada en cuestiones climáticas que trabaja para The New York Times.

Max Bearak trabaja en The New York Times cubriendo la geopolítica del cambio climático.

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Por más de un siglo la energía hidroeléctrica requería grandes represas que proporcionaban energía renovable; y al mismo tiempo generaban desplazamientos de comunidades y afectaciones ambientales a los ecosistemas. Ahora esto puede cambiar gracias a una investigación realizada por Global Energy Monitor (GEM) que revela nuevos proyectos hidroeléctricos que están cambiando la forma tradicional de operación pues utilizan un sistema de almacenamiento por bombeo. Sin embargo, aunque estos nuevos proyectos se encuentran en expansión no han logrado sustituir a las antiguas grandes represas (Dato Crucial 1 y 2).

EL sistema de almacenamiento por bombeo es sencillo: básicamente consiste en dos embalses, uno en la cima de una montaña y otro en la parte inferior. Cuando las centrales eléctricas producen más energía que la energía demandada se bombea el agua al embalse superior y cuando la demanda energética incrementa, el agua pasa al deposito inferior y genera energía al pasar por una turbina. En sí el sistema es una especie de batería.

Este sistema no es ninguna idea nueva, pero está incrementándose en países donde otras energías renovables también están aumentando. De hecho, la capacidad de producción energética de estos sistemas es bastante elevada, y GEM calcula que el almacenamiento por bombeo crecerá más rápido que las represas tradicionales, especialmente en China (Datos Cruciales 3 y 4), país en el cual ha aumentado la producción de energías renovables.

A medida que las energías renovables aumentan su participación en la red eléctrica, China busca formas alternativas para estabilizar la red que puedan evitar la paralización del sistema eléctrico por las variaciones de la energía solar y eólica. Usualmente el país recurre a combustibles fósiles, especialmente el carbón, mineral que abunda en la potencia asiática. Los nuevos proyectos hidroeléctricos no implicarán una reducción en el uso del carbón; aunque China ha dejado de financiar proyectos de carbón en el extranjero, en 2022 aprobó la construcción de muchas plantas de carbón al interior (dato crucial 4). Lo que sí, es que la energía proveniente del carbón disminuirá su porcentaje del total de energía que produce China.

China lidera la producción de energía eólica, solar e hidroeléctrica en el mundo; y el sistema de almacenamiento por bombeo le otorgará un respaldo más flexible, más barato, y con mayor capacidad que otros sistemas de almacenamiento de energía. Este sistema permitirá almacenar y no desperdiciar la energía producida por las otras energías renovables como la eólica y la solar.

Los datos de GEM indican que, además del almacenamiento por bombeo, hay otra forma de producción hidroeléctrica que está en crecimiento en regiones montañosas. Se trata de hidroeléctricas localizadas, precisamente, en la corriente de los ríos [run of the river]. Este sistema no implica la construcción de grandes embalses, por lo que la producción de energía depende de los flujos de agua estacionales, pero es más amigable con el medioambiente y es menos susceptible a fallas catastróficas en zonas sísmicas.

En definitiva parece que las represas tradicionales están en declive, dado que hay muchas razones para ser críticos de éstas: pues tienen grandes repercusiones medioambientales, sus grandes depósitos favorecen la evaporación de agua, si se instalan en ríos fronterizos pueden propiciar conflictos; además, los embalses hidroeléctricos son fuente de una considerable cantidad de gas metano, un potente gas de efecto invernadero (Dato Crucial 6).