Christopher Flavelle es reportero de The New York Times en Washington. Su trabajo se centra en la adaptación al cambio climático: cómo las personas, los gobiernos y las industrias intentan hacer frente a las consecuencias del calentamiento global, y los retos y compensaciones a los que se enfrentan.

Lo que necesita Arizona es una mejor gestión del agua y no un acueducto. Palabras de la antigua directora del programa National Parks Conservation Association en Arizona.

La presente nota cuenta sobre la propuesta tentativa del gobierno de la ciudad de Phoenix para resolver los problemas hídricos de la población mediante la construcción de un acueducto para transportar agua desalinizada desde México y que estaría a cargo de la empresa israelí IDE Technologies. Ante esto, Christopher Favelle presenta los riesgos ambientales que devendrían, si dicho proyectos se cristaliza.

La desalinización consiste en aspirar grandes volúmenes de agua del océano y hacerla pasar a alta presión por una serie de membranas para filtrar la sal.

El 1 de junio de 2023, el estado de Arizona declaró que se están agotando sus reservas de agua subterránea por lo que los proyectos inmobiliarios deberán de encontrar una solución para abastecer del líquido vital ante una ciudad que es catalogada como la de mayor crecimiento demográfico de Estados Unidos.

El funcionario estatal a cargo de la búsqueda de agua, Chuck Podolak, mencionó que la idea de construir una planta desalinizadora de agua era cada vez más palpable (es un proyecto que ya se venía planteando desde antes). Así, esta propuesta es el reflejo de la magnitud del problema de escasez de agua en dicha ciudad. Pero esta no es una cuestión exclusiva de Phoenix, sino más bien estatal porque sus dos principales fuentes de abastecimiento, las aguas subterráneas y el río Colorado, han disminuido a causa de las sequías, el cambio climático y el uso excesivo de agua.

De esta manera, la empresa israelí IDE ha materializado la propuesta y pretende construir una planta desalinizadora de agua en Puerto Peñasco, México, por un valor de 5 mil millones de dólares (mdd); un proyecto que sería inusual por la longitud de la tubería que supondría para transportar el vital líquido (además de que el estado no tiene salida al mar), específicamente recorrería cerca de 200 millas, subiendo más de 2 mil pies por el camino para llegar a Phoenix (datos cruciales 1-3). No obstante, este proyecto no sería algo nuevo en Arizona puesto que el estado está ligado a este tipo de megaproyectos y es una de las razones por las cuales IDE se siente “cómoda” (dato crucial 4).

De acuerdo con la experta en desalinización, Meagan Mauter, este proyecto podría satisfacer las necesidades hídricas de la ciudad, pero también supondría elevar el precio del agua para cubrir los costos de transporte (dato crucial 5 y 6). Aunado a eso, la salmuera generada del proceso inundaría el norte del Golfo de California, amenazaría a una de las pesquerías más productivas de México y pasaría por debajo de un ecosistema desértico frágil. Ante eso, los ecologistas sugieren abandonar esa idea y mejor enfocarse en proteger las reservas limitadas de agua teniendo menos césped, menos piscinas y limitar la construcción de viviendas.

Una versión de pesadilla del futuro de Arizona

Como se mencionó, la ciudad mexicana de Puerto Peñasco (a una hora al sur de la frontera con Phoenix) es la elegida para resolver las necesidades hídricas de Phoenix. No obstante, Puerto Peñasco (con una población de 60 mil habitantes) es una ciudad de contradicciones; por un lado, es un sitio turístico con villas de lujo y condominios, y por el otro, una ciudad con 33% de la población viviendo en la pobreza y que es incapaz de abastecer de agua potable a sus propios habitantes.

Esto último es importante porque hay que aclarar que, debido a la falta de agua superficial, la ciudad mexicana tuvo que recurrir al agua subterránea. Sin embargo, en la media que fue aumentado la población el vital líquido comenzó a disminuir, inclusive en épocas veraniegas el turismo aumenta la demanda por lo que el flujo de agua disminuye y no hay de otra más que anticiparse con almacenamiento personal del líquido vital.

El director de la gestión del agua en Puerto Peñasco, Héctor Acosta Félix, menciona que en algún punto será necesario un proyecto de desalinización. De hecho, IDE anunció que parte de su proyecto pretende proveer de agua potable a Puerto Peñasco, aunque no ha mencionado detalles.

Sin embargo, para Acosta el agua que será importada a Estados Unidos ocasionará impactos ambientales en México. Uno de ellos es el problema de los residuos de salmuera.

IDE pretende enviar dicha salmuera al mar puesto que en sus palabras no genera ningún tipo de afectación al ecosistema acuático e incluso permitirá la proliferación de la vida. Para Nélida Barajas (directora del grupo ecologista CEDO Intercultural), sí es un problema porque las aguas poco profundas de la gran bahía de Puerto Peñasco harían que la salmuera se concentre y afecte al plancton que forma la base de la cadena alimentaria para las especies acuáticas (datos cruciales 7 y 8).

Otro de los obstáculos que se añade al proyecto de desalinización es la aprobación de las autoridades mexicanas. En tal sentido, no se ha encontrado una postura clara ya que mientras el gobernador de Sonora Alfonso Durazo (estado al que pertenece Puerto Peñasco) se niega, el gobierno de México encabezado por Andrés Manuel López Obrador mencionó en enero de 2023 que está abierto a propuestas, pero manda a revisar el asunto con la Comisión Nacional del Agua.

Atravesar una reserva de la biosfera

El daño ecológico del proyecto es inminente. Aunque IDE menciono que evitará espacios naturales, no ha dicho cómo lo hará ante un monumento estadounidense y un parque nacional fronterizo mexicano, declarados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por su sigla en inglés) reserva de la biosfera.

El acueducto estadounidense atravesaría el Monumento Nacional al Cactus Organ Pipe, un lugar de gran valor espiritual para el pueblo autóctono Tohono O´odham, el cual se encuentra en un ecosistema repleto de correcaminos, serpientes de cascabel y conejos de orejas gigantes que se extiende a lo largo de 800 kilómetros cuadrados en el extremo sur del estado de Phoenix y que también comparte con México.

Además, la operación de las plantas desalinizadoras también requiere de una gran inversión energética para su funcionamiento, por lo cual es necesario modificar el ecosistema con la construcción de la que se dice será la mayor granja solar de Estados Unidos. Junto con eso, también deberá construirse una línea de transmisión para trasladar dicha energía a México (esta necesitará un corredor de derecho de paso de 150 pies de ancho y un corredor para el agua de 175 pies).

Locura y ambición

Pero no solo Phoenix depende de la aprobación del proyecto de desalinización en México (o de alguna otra propuesta que se presente).

La ciudad de Buckeye, en el mismo estado, también presenta un problema de escasez de agua subterránea por lo que las autoridades han dicho que ya no habrá manera de otorgar concesiones para la construcción de viviendas aparte de las ya aprobadas (una ciudad que también experimenta una explosión demográfica). Como la ciudad es cercana a Phoenix, entonces el acueducto pasaría por su localidad. En suma, dependen de la tubería de IDE para satisfacer su oferta hídrica, el problema nuevamente es a qué costo sería.

De acuerdo con el director de recursos hídricos de la ciudad de Buckeye Terry Lowe, el problema no es que escasee el agua en Arizona, sino cuánto están dispuestos a pagar los ciudadanos por ella. En este sentido, como el crecimiento demográfico de la ciudad aumenta, en el largo plazo el precio del agua no sería un problema (datos cruciales 10 y 11).