Hay plástico en nuestro cuerpo

Cita: 

O'Connell, Mark [2023], "Hay plástico en nuestro cuerpo", The New York Times, New York, 30 de abril,https://www.nytimes.com/es/2023/04/30/espanol/opinion/plastico-cuerpo-hu...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Domingo, Abril 30, 2023
Tema: 
El plástico ha llegado incluso a contaminar nuestro cuerpo
Idea principal: 
OʼConnell es autor del libro Notes From an Apocalypse: A Personal Journey to the End of the World and Back.

Hay partículas de plástico en nuestros alimentos, en el agua que bebemos, el aire que inhalamos por ende se encuentra en nuestro cuerpo, sangre, intestino y pulmones. Aún no se sabe cómo nos afectará, lo que genera cierta ansiedad colectiva. Puede que nos recorra sin hacernos daño alguno, pero de todas formas tendrá repercusiones psicológicas, cierta sensación de venganza divina, llegar a la comunión final con nuestra propia basura.

Desde hace unos años se conocen los daños que el plástico genera en los peces; aquellos que han sido expuestos a microplásticos[1] presentan niveles más bajos de crecimiento y reproducción, también se observó que sus descendientes presentaban niveles bajos de reproducción, aunque no hayan sido expuestos.

De igual manera la ingesta de plástico en aves marinas les ha generado una enfermedad fibrótica a la que denominan “plasticosis”. Aves que presentaban cicatrices en el tracto intestinal causadas por la ingesta de plásticos eran más vulnerables a infecciones y parásitos.

Pero en realidad la preocupación no radica en lo que los peces o aves marinas están pasando, sino en cómo esto afecta al ser humano, lo perturbador que resulta pensar en la posibilidad de que procesos similares están ocurriendo en nuestro cuerpo.

Algunos de los aspectos más alarmantes de la situación con los microplásticos es su omnipresencia, la idea de que todo estamos expuestos genera una sensación de vulnerabilidad (dato crucial 2).

Desde que el plástico se convirtió en un componente clave de productos de consumo masivo, gracias a su facilidad de fabricación y durabilidad es de gran utilidad, el consumismo nos ha llevado a producirlo y desecharlo desbordadamente. Por más que deseemos pensar que al desecharlo de manera “responsable” reducimos su impacto, la realidad es que no todo es reciclado y en definitiva no desaparecerá.

Durante la década de 1950 la producción de plástico aumentó considerablemente, con lo que el filósofo francés mencionó que el plástico estaba por reemplazar al resto de materiales, convirtiendo al mundo en un dependiente de este polímero. Y es que, todo en nuestro entorno tiene al menos un tipo de polímero, una vez que cualquier objeto ha perdido su utilidad, por más que sea triturado, termina convirtiéndose en pequeños fragmentos a veces visibles (en el caso de los microplásticos) o invisibles (en el caso de los nanoplásticos [2]), estos últimos son los que se encuentran en nuestro organismo.

La idea de que estamos consumiendo nuestro propio poder adquisitivo y contaminándose con nuestro consumismo es sublimemente surrealista (dato crucial 2). Tal vez empezar a alimentarnos con los residuos industriales sea el destino de la humanidad.

De manera que, por más que nos preocupemos por alejarnos de los microplásticos es meramente imposible, incluso en un intento obsesivo te llevaría a dejar de disfrutar muchas de las cosas de la vida y esto no garantiza que esté funcionando.

Dado que no sabemos cómo nos afecta el plástico en el cuerpo, podemos atribuirle un sin fin de malestares, depresión, gripe, infertilidad, pereza, apatía, falta de memoria o incluso cáncer de estómago o tumores en el cerebro.

Un estudio publicado en la revista Environmental Science and Technology reveló que los niveles de microplástico hallados en las muestras de heces de las personas a las que se les había diagnosticado la Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EEI por sus siglas en inglés) eran mucho más altos comparados con las de personas sin EEI. Por lo que la ingesta de microplásticos provocan inflamación intestinal pueden estar relacionados.

Pero el fin no es afirmar sin fundamentos, y dado que nada es completamente certero hasta ahora, tanto es posible que las enfermedades están relacionadas a los microplásticos como que no. Pero es seguro que llegará el momento, tarde o temprano, en el que se sabrá cómo afectan los microplásticos. Y no deja de ser preocupante el que miles de pequeños fragmentos de basura circulen por nuestras venas. Indudablemente el daño que le hemos realizado al planeta está afectando directamente a los seres vivos y lo mas alarmante a nuestro cuerpo.

NOTAS

[1] Microplástico de menos de 5 milímetros de longitud.
[2] Nanoplásticos, que son una fracción minúscula del tamaño de los microplásticos.

Datos cruciales: 

1. Los científicos han encontrado microplásticos cerca de la cumbre del Everest y en la fosa de las Marianas, a casi 11 000 metros bajo la superficie del Pacífico.

2. El año pasado se realizó un estudio en el que se encontraron microplásticos en 75% de la leche materna de 34 madres primerizas sanas. En 2020 se encontraron microplásticos en placentas humanas, lo que prueba que el ser humano contiene plástico.

Un estudio de la World Wide Fund for Nature realizado en 2019 reveló que una persona promedio consume hasta 5 gramos de plástico semanales, una tarjeta de crédito entera.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El ensayo plantea un escenario real, hay plástico en nuestro cuerpo, y si bien no sabemos cuánto es, ni el daño que puede causarnos, no es natural que esté ahí. Hemos causado tal daño al planeta con la contaminación que como venganza divina, nos estamos haciendo uno con la basura.